Juicio por maltrato y agresión sexual

«Le pedí que parara, pero él me machacó. Me dejó hecha una mierda»

La joven que acusa en Donostia a un hombre de maltrato y agresión sexual asegura que ella le pedía parar, pero él «no escuchaba»

Oskar Ortiz de Guinea

Lunes, 27 de enero 2025, 17:36

«Me machacó. Me dejó hecha una mierda, nunca me había sentido así». La joven que en marzo de 2021 denunció en Hernani a su pareja sexual por agresión y abuso sexual, así como maltrato, ha resumido así la última vez en la que estuvo ... con el acusado. Durante aquel encuentro en su furgoneta, él se había mostrado «agresivo» con ella, hasta el punto de causarle varios hematomas en el cuerpo. Según ha relatado la chica, ella le pidió «varias veces» que «parara» porque la estaba «haciendo daño», pero «él no escuchaba», estaba como «en otro mundo. No paró». Solo se detuvo, cuando él culminó el acto. «Yo me vestí y me fui».

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La joven ha sido la testigo principal del juicio que ha arrancado hoy en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa y concluirá el miércoles, cuando está previsto que declare el procesado, para quien la Fiscalía solicita una pena de 18 años por los delitos de agresión sexual (8 años), un delito continuado de abuso sexual (8 años), otro de maltrato habitual en el ámbito de la violencia de género (10 meses) y dos delitos menos graves de maltrato (7 meses cada uno). La misma condena solicita el abogado de la familia que ejerce la acusación particular.

Durante su intervención, la chica ha resumido varios episodios de una relación que inició cuando ella tenía 17 años y él, 30. Se conocieron una noche en un bar, en vísperas de fiestas de sanjuanes de 2019, cuando él «acababa de salir de la cárcel», y a partir de aquel día mantuvieron un vínculo meramente «sexual», ya que no salían «a la calle». Solo quedaban «cuando él podía» y se veían o «en su casa o en el coche», con el que iban a algún lugar apartado. Según su relato, al principio los encuentros sexuales iban «bien», pero luego se mostró «más agresivo». Le «estrujaba las tetas» y «los glúteos», que también los golpeaba «con la mano abierta», y le solía hacer «mucho daño» cuando la penetraba vaginal y analmente, «insistía mucho en el sexo anal», ha recalcado. Por ello, él llegó a comprar un lubricante. Ella le instaba a «que parara» y a veces incluso rompía a «llorar» por «el dolor», pero él en aquella situación «no escuchaba». Y, según la joven, el encausado nunca paraba hasta el final del acto.

La mujer también ha contado que los insultos estaban presentes durante su relación, tanto cuando discutían como cuando mantenían relaciones sexuales. En este contexto, ella se sentía «como si fuese su muñeca, pero yo no podía dejar de verlo. Dejé de hacer muchas cosas (por estar con él)».

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Ambos dejaron de verse a raíz de un incidente sucedido una noche de enero de 2020. Ambos habían salido por separado, pero se encontraron en Hernani. Según la joven, él estaba afectado por el consumo de alcohol y pretendía que fuera con él «a su casa». Sin embargo, ella le pidió varias veces que no cogiera la moto en ese estado pero, como él no le hacía caso, ella le quitó las llaves, provocando que él se «cabreara» y terminará lanzándole el casco sin que llegara a alcanzarle. En medio de la discusión, un joven alertó a la Ertzaintza, que llegó cuando ella lloraba en el suelo y él ya se había ido. La llamada de un ertzaina fue lo que hizo que los padres de la chica tuvieran conocimiento de la relación, que acabó esa noche. La joven, sin embargo, ya le había confesado detalles de esa relación a una hermana de su madre.

«Me hacía mucho daño»

Un par de meses después irrumpió la pandemia, y tras el confinamiento inició una relación sentimental. Sin embargo, en septiembre, en unas fiestas de un pueblo, la joven se encontró casualmente con el procesado, retomando así algún encuentro sexual esporádico. El último, aquel en el que ella se sintió «machacada» y motivó la denuncia en la ertzain-etxea de Hernani, tuvo lugar en marzo de 2021. Presuntamente fue en la furgoneta de él, que solo tenía dos asientos no reclinables. Según ha contado, ella estaba «encajonada» entre el volante y el varón, quien supuestamente se mostró de nuevo «muy agresivo» mientras la «penetraba. Me hacía mucho daño. Por mucho que le decía que parase, no paró». Al acabar, ella se vistió y se fue. Había quedado con su novio, quien por su silencio se percató de que algo le pasaba a su novia. «Yo no hablaba y me preguntaba si había estado con él (el procesado)», ha contado la presunta víctima. Ella le dijo que sí, y le mostró las marcas y moratones que tenía en su cuerpo, sobre todo en la zona pectoral y en los glúteos. El chico, entonces, llamó a la madre de su novia, y la familia convenció a la joven para denunciar el caso ante la Ertzaintza.

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En la jornada de hoy también ha declarado un ertzaina y la tía de la chica, que ha relatado los distintos episodios que le había compartido su sobrina, quien, a su juicio, «tenía una dependencia total y absoluta» del procesado. En alguna ocasión le vio moratones y marcas en su cuerpo, pero tras aquella última noche tenía «los pechos completamente amoratados y los glúteos llenos de marcas y moratones. Recuerdo que me dijo que aquella vez se sintió ser otra persona, 'me sentí sucia, violada', me dijo».

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