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El vitoriano Francisco Gómez es conocido por ser uno de los mayores estafadores de España. Una de sus víctimas es Rosana, pero a ella ese nombre no le dice nada. «Para mí es David», así se hacía llamar durante los años que vivió en Gipuzkoa, ... entre Eibar y Soraluze. Se conocieron en el trabajo y con los años se hicieron amigos íntimos, tanto que 'David' iba a ser el padrino de su boda. Esa confianza plena hizo que Rosana y su pareja se dejaran asesorar por él para la compra de un piso, para el cual abonaron una entrada de más de 80.000 euros. En cuanto recibió el dinero, desapareció, y nunca más supieron de él, hasta que le vieron en el juicio, en el que fue condenado por estafarles a ellos y a otra decena de personas. «Me arruinó, económica y emocionalmente».
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David González
Ha pasado mucho tiempo de aquello y ahora Rosana Macieira puede contar sin quebrarse cómo el que creía que era su amigo le engañó. Pero atrás deja años de mucho sufrimiento y secuelas que permanecen. «He vuelto a confiar en la gente, pero solo en la de toda la vida. A las personas nuevas que conozco no les ofrezco nada». Esa desconfianza es la huella que Francisco Gómez Manzanares, que cumple condena en la cárcel alavesa de Zaballa por estafar a otra mujer, ha dejado en ella. «Es un psicópata que ni siente ni padece, no tiene ni idea del daño que hace a la gente».
Se conocieron en el salón de juegos Urko de Eibar, donde ella trabajaba de camarera. Era cliente habitual, y fueron entablando una relación. Rosana y su pareja conocieron a su novia y amigos y empezaron a formar parte de su círculo. La afición de todos ellos por la Fórmula 1 fue una de las razones que propició esa amistad. Y aunque él se presentó como piloto de avión, pronto cambió de profesión por la de piloto probador de F1 en Ferrari. «No nos sorprendió porque sabía mucho del tema y contaba cosas creíbles y con criterio», explica Rosana. Para que su engaño fuera más creíble, llevaba regalos de la escudería a sus amigos. «A mí me trajo una gorra firmada por Kimi Räikkönen. Después supe que en realidad la había firmado él».
Poco a poco, el estafador pasó a ser una persona muy importante en la vida de Rosana, por lo que nunca imaginó que se acabaría convirtiendo en su peor pesadilla. Todo comenzó cuando ella y su pareja quisieron comprar una casa. «Se enfadó, porque nos decía que ayudaba a todo el mundo para encontrar pisos más baratos y que le dolía que no hubiéramos confiado en él nosotros que éramos sus amigos», recuerda la eibarresa. Él afirmaba tener muchos contactos en el sector inmobiliario y pronto les llevó los planos de una nueva promoción de pisos de Eibar que aún estaba por construir. «Nos trajo los planos, era todo muy creíble. Llevábamos años de relación, no es alguien que acabas de conocer», indica Rosana.
Decidieron aportar todo el dinero de la señal a la vez. La entrega de los más de 80.000 se realizó en Madrid. Menos de una hora después de dar sus ahorros e ilusiones al timador, Rosana recibió una llamada de su hermana. «Me dijo: 'no le des nada'. Había leído una noticia en 'El Diario Vasco' sobre un estafador de Eibar y temía que fuera él». Intentó ponerse en contacto con 'David', pero desapareció, llevándose también parte del dinero de su viaje de novios, del cual les prometió pagarles la mitad.
El impacto para ella fue brutal. «Cambió mi vida por completo. Me arruinó a mí y a la gente de mi alrededor que me había prestado dinero para ese piso. Estuve en terapia dos años, muy medicada, sin poder trabajar y sin hacer vida normal. Me encerré en mí misma, afectó a mi relación, no quería conocer gente nueva, por miedo a que me fueran a hacer lo mismo. Yo era muy sociable y me hice huraña».
El de Rosana es el único testimonio con nombre y apellidos que aparece en el libro 'El estafador', del periodista de 'El Periódico de Catalunya' Guillem Sánchez, donde recoge la biografía de estafas realizadas por Francisco Gómez en todo el Estado. No siente vergüenza por lo que le ocurrió y da la cara «para que no vuelva a pasar», porque tiene claro que el estafador volverá a actuar en cuanto tenga ocasión. «Aunque tarde en salir, lo hará de nuevo. En la cárcel se prepara. Cuando entró en la de Zaragoza era piloto y cuando salió decía que era hacker y amenazaba a sus víctimas con hackear sus ordenadores y revelar sus secretos. Aprende de sus errores y se crea una nueva estrategia», asegura. Es sin duda el perfil de un «psicópata» que con su nombre falso llegó a ser el padrino del hijo de su mejor amigo en Eibar.
Durante años Francisco Gómez dejó tras de sí un reguero de víctimas a las que estafó no solo en Gipuzkoa, sino en muchos territorios de España. Ahora cumple condena en la cárcel de Zaballa por estafar a una alavesa, pero antes pasó por Martutene, un penal de Barcelona y por la cárcel de Zuera, en Zaragoza. Fueron decenas las personas que sucumbieron a sus estratagemas y sus engaños. En la comunidad vecina, su radio de acción se centró en Eibar y Soraluze, donde residió entre 2003 y 2007 y donde sustrajo ilegalmente casi 500.000 euros a diferentes guipuzcoanos.
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