ALBERTO GARCÍA REYES
Lunes, 27 de diciembre 2021, 09:28
La primera imagen de la serie de Netflix '¿ Dónde está Marta?' resume con precisión el dolor de la familia Del Castillo, que sigue enjaulada en un duelo infinito porque no ha podido cicatrizar aún una de las brechas más hondas del asesinato de Marta: el ... paradero de sus restos. Sin cuerpo no hay delito, pero tampoco descanso para las víctimas. La serie comienza con una imagen de una lápida con el nombre de Marta del Castillo y una frase del psiquiatra francés Jacques Lacan, discípulo de Freud e histórico psicoanalista: «El primer símbolo en que reconocemos la humanidad es la sepultura». La muerte no termina si no hay un lugar al que llevar flores. Y la familia de la joven sevillana no sólo ignora dónde está su cadáver, también desconoce la verdad sobre el asesinato y desaparición de Marta. La incertidumbre es la peor agonía.
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En este caso hay dos sentencias judiciales firmes con 'verdades jurídicas' distintas, una dictada contra Miguel Carcaño en la Audiencia de Sevilla y otra que condena a Javier García Marín, conocido como 'El Cuco', en el juzgado de menores. La primera dice que Carcaño mató a Marta y se deshizo del cuerpo con la ayuda del Cuco y de «una tercera persona desconocida». La segunda, en cambio, asegura que del cadáver se encargaron el Cuco y Francisco Javier Delgado, hermanastro del asesino. «¿Cómo se puede tolerar eso, cómo pueden pretender que yo me conforme?», se pregunta soliviantado Antonio del Castillo.
Durante todos estos años, el padre de Marta se ha mostrado como un hombre sereno, contundente en sus reclamaciones, pero sin aspavientos. Sin embargo, la noticia sobre la compra del piso en el que se cometió el crimen para ofrecérselo al asesino a cambio de la verdad ha generado tantas críticas contra él que ha decidido elevar el tono. «Me da igual lo que digan, haré lo que haga falta para encontrar a mi hija», se desahoga.
Los expertos aseguran que todo lo que está haciendo para encontrar el cuerpo de su hija es razonable en sus circunstancias, pero no todo el mundo tiene empatía suficiente con el dolor. «Es muy fácil opinar desde un sillón», se queja el psiquiatra Miguel Ruiz Veguilla, quien, además, conoce el caso de cerca porque es el responsable de investigación de la Unidad de Salud Mental del Hospital Virgen del Rocío. «Esa familia todavía no ha cerrado el duelo. Yo conozco un caso similar en Motril, donde una madre lleva años buscando a su hija desaparecida. Son procesos inacabados y cuando se dan estas cosas tan extraordinarias es muy difícil saber qué haría uno en esas circunstancias porque son situaciones extremas y los seres humanos no estamos preparados para estos sucesos».
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Sigue leyendo la entrevista a Antonio del Castillo aquí.
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