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Abel Verano
Santander
Viernes, 3 de enero 2025, 16:03
Más allá de los actos festivos que se celebran desde hace una semana, las Navidades tienen una carga emocional para quienes han perdido a sus seres queridos. Por eso es habitual que en estas fechas muchos acudan a los cementerios a visitar las tumbas de ... sus difuntos. Para tenerles aún más presentes. Quienes lo han hecho estos días en los camposantos de la comarca del Asón, Hazas de Cesto, La Abadilla de Cayón y Penagos se han llevado una amarga sorpresa al encontrarse nichos desvalijados y lápidas sin algunas imágenes y ornamentos.
Una vecina de Cayón, que prefiere no desvelar su identidad, ha perdido en apenas ocho meses a sus padres y acude con asiduidad al cementerio. El pasado 26 de diciembre fue a visitar la tumba de sus progenitores y se encontró con una serie de destrozos en los nichos de su alrededor. «Estaba todo destrozado, los ramos de flores y las coronas. Había lápidas rotas, se habían llevado las figuras, el bronce...».
Aunque no llegaron a dañar su propiedad, su sentimiento fue de «pena, rabia, impotencia...». «Estamos indefensos», clamaba ayer, ante la «falta de seguridad» que «estamos padeciendo» en Cayón. «Están entrando a las casas a robar con la gente dentro y algunos vecinos se están empezando a calentar porque parece que no podemos hacer nada ante ello».
Por encima del daño económico, está el «valor sentimental». «El dolor es tremendo porque son tus difuntos», expone esta mujer.
El alcalde de Cayón, Francisco Viar, que se muestra «preocupado» por lo sucedido, y su homólogo en Penagos, José Carlos Lavín, coinciden con esta vecina en esa «falta de seguridad» y reclaman más efectivos de la Guardia Civil en sus municipios. Además, en el caso de Penagos llueve sobre mojado, ya que este verano también se registraron robos en su camposanto. Sin ir más lejos, los ladrones se llevaron, entre otros objetos de valor, las anillas de latón de la tumba de su abuela Pitusa. «No entiendo muy bien el valor que puede tener eso, pero está claro que hay un mercado negro y hay que acabar con él».
Lavín recuerda también el pasado episodio de robos en iglesias en varios pueblos de los valles pasiegos. «Ya solo quedaban los cementerios. Estamos tocando fondo, ya no respetan ni a los muertos», lamenta.
En Hazas de Cesto también están sufriendo otra oleada de robos en sus cementerios después de la que padecieron el pasado mes de mayo, en concreto en Beranga. La primera oleada se saldó con la detención de un joven de 23 años, vecino de Medio Cudeyo, como presunto autor de robos y daños en ocho cementerios de Cantabria (Entrambasaguas, Anero, Obregón, El Astillero, Liaño, Revilla de Camargo y Parbayón). Fue el pasado 27 de noviembre cuando la Guardia Civil dio a conocer esta detención en el marco de una investigación que, entonces, continuaba abierta, y que permitió esclarecer la sustracción de más de 60 imágenes y ornamentos de lápidas de los citados cementerios.
Sin embargo, los robos se han vuelto a repetir, según confirmaba ayer a este periódico el alcalde de Hazas de Cesto, Enrique Lastra. «Hace una semana que han entrado en el cementerio de Hazas y han robado en varias tumbas, y también se han llevado figuras de bronce y crucifijos en el de Beranga». Eso sí, al regidor no le consta todavía ninguna denuncia, aunque desde la Guardia Civil señalan que suelen tardar días en registrarse y algunos ni siquiera llegan a dar el paso. Hay que tener en cuenta que muchos vecinos no se percatan de los robos o los daños hasta que no se acercan a los camposantos a visitar a sus difuntos. «Y hay mucha gente que vive fuera y no se entera hasta semanas después», añade el regidor, que también da una clave, y es que los cementerios que están siendo saqueados «están ubicados en zonas apartadas del núcleo urbano del municipio».
Ramón Gómez
Responsable del cementerio de Carasa
Enrique Lastra
Alcalde de Hazas de Cesto
Antonio Arribas
Prensa del Obispado
Es el caso del camposanto de Colindres, el primero de la comarca del Asón que fue saqueado una semana antes de que comenzaran las Navidades, según confirma el alcalde Javier Incera, que explica que este cementerio, como mucho otros de la región, es propiedad del Obispado. «El problema es que para llevarse el bronce y alguna figura más destrozan el mármol de los nichos». Incera coincide en que más allá del valor económico que supone la sustracción de las imágenes y ornamentos, está «el valor sentimental». «Han profanado algunas tumbas, de padres, de abuelos, de hijos... Muchos vecinos comentaban que ya estaban tardando en llegar a Colindres», señala el regidor, conocedor de que otros cementerios de la zona han sufrido robos.
Tanto la Policía Local de Colindres como la Guardia Civil y la parroquia están recogiendo las denuncias de los afectados con la intención de unirlas para ver si el seguro del Obispado se puede hacer cargo de los daños. Además, el delegado de Patrimonio del Obispado está gestionando todas estas denuncias, según informó ayer el responsable de comunicación de esta institución Antonio Arribas.
De Colindres a Carasa y Rada (Voto), donde también los ladrones han hecho de las suyas en Nochebuena, cuando todos estábamos celebrando el inicio de las Navidades. Según informaba ayer el responsable del cementerio, Ramón Gómez, han sido varios los daños y robos en diversos nichos de este camposanto. Para que los afectados estén al tanto y presenten las correspondientes denuncias el párroco del municipio hizo un llamamiento durante la última misa que se celebró en la iglesia de Carasa.
Francisco Viar
Alcalde de Cayón
José Carlos Lavín
Alcalde de Penagos
Aprovechando la cercanía entre cementerios, los ladrones también desvalijaron en Nochebuena el camposanto de Limpias, de donde se llevaron algunas estatuas pequeñas, piezas de bronce y ornamentos. Para ello tuvieron que romper los cristales de las puertas de algunos de esos nichos. «Los afectados están dando parte a sus seguros o a la iglesia por ser el propietario del cementerio», detallaban desde la Policía Local.
Los cementerios de Ampuero y Cereceda (Rasines) también han sido objeto de robos y actos vandálicos durante las últimas semanas, según confirman desde el Obispado de Santander, que detalla que, en algunos casos, los ladrones no han llegado a romper las lápidas, como ha ocurrido en Ampuero.
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