El niño del pijama y la madre que lo parió

Con mucho tacto, y cierta dosis de paciencia, lograron saber dónde vivía. Al llegar al domicilio se encontraron con las puertas abiertas. Entraron. Y en una de las habitaciones descubrieron a un hombre durmiendo a pierna suelta. Al despertarlo comprobaron que estaba bajo los efectos del alcohol. Sorprendido, les dijo que no tenía nada que ver con el niño y que tampoco sabía dónde estaban el padre o la madre. La Policía trató entonces de ponerse en contacto con ambos y lograron localizar al padre. Al parecer su ex pareja, madre del niño, era quien estaba a cargo de él ese día. ¿Pero dónde estaba ella? ¿Había sufrido un accidente? ¿Quizá un secuestro? Nada de eso. La respuesta era más simple y más vergonzante. Estaba de juerga. La encontraron en una zona de ocio, disfrutando de la noche. Lo que viene siendo ir de farra.

El niño está ahora bajo custodia del padre y todo se llevará a juicio para determinar qué pasó y qué consecuencias tiene. Pero no es la primera vez ni el único lugar. Esto sucede en diferentes tierras y momentos, desde hace mucho, y se sigue dando. No es lo habitual, obviamente, pero existe. Y no hablar de ello o convertirlo en anécdota es mentirse a uno mismo. Tener un hijo no es muy difícil. Para la madre más, pero para el padre es un rato. Otra cosa es criar a ese ser que no pidió venir a este mundo, pero que merece vivir en él. Algunos progenitores no lo entienden. Creen que el nene o la nena es un incordio. O, aunque lo quieran, les perturba la vida diaria. No hay que llegar al extremo de la madre que se va de juerga y deja a su hijo en casa con un tipo borracho y dormido. Con frecuencia vemos otros casos de padres o madres a los que esos términos no les quedan grandes. Les quedan lejanos. Y luego llega el drama.

No me cansaré de decir que este mundo es absurdo. Necesitas pasar unas pruebas y obtener un carnet para casi todo. Conducir, trabajar en ciertos lugares, hacer ciertos deportes... incluso han propuesto que para tener un perro pases unas pruebas para saber si eres apto. Todo me parece bien. De ahí que me sorprenda que para traer a este mundo a un hijo, que es la mayor de las responsabilidades que se pueden tener, no haga falta. Bueno si. Cuando intentas adoptar sí es importante. Pregunten a quienes han pasado por ello y adoptaron. O a quienes lo intentaron y no lo lograron. Entonces sí que es un infierno. Pero tampoco es fácil para quien apuesta por la paternidad y después comprende que su mundo es otro. Que ya no hay día de juerga ni momento tranquilo. Que la noche puede ser eterna hasta que escuchas la puerta de que se abre y se cierra y dices-ya ha llegado-. O cuando va creciendo y comprendes que se va de tu regazo. Como hiciste tú en su día. Pero en todos los casos hay una máxima: responsabilidad. Al fin y al cabo los niños no traen un interruptor, ni puedes dejarlo como el gato en casa con un poco de agua, pienso y arena para que haga sus necesidades. Por eso mejor nos iría si se obligara a pasar la prueba de capacidad de ser padre o madre a todas las personas que lo pretendan o que no lo pretendan, pero les toca. Evitaríamos así que un niño deambule por la calle en pijama mientras que la madre que lo parió está de juerga.