El presunto asesino del niño de 9 años estaba en libertad condicional desde abril de 2020

Francisco Javier Almeida López de Castro, el hombre detenido por el crimen del niño de Lardero, cuenta con un espeluznante historial delictivo. El sospechoso tenía antecedentes por una agresión sexual a una menor cometida en el año 1989 (por la que se le sentenció a siete años de prisión), y por asesinato y agresión sexual en agosto de 1998 (el llamado 'crimen de la inmobiliaria' en Logroño), por lo que fue castigado a 20 años y 10 años de cárcel, respectivamente.

Buena parte de su condena por el 'crimen de la inmobiliaria' la cumplió en la prisión de El Dueso (Cantabria). En 2020 fue trasladado de regreso a la cárcel de Logroño, quedando en libertad condicional el 8 de abril de 2020. Almeida, en la prisión logroñesa, estaba considerado como un preso de los llamados «de confianza». De hecho, tenía la misión de «ayudar» en la rehabilitación de otros internos, se le había dado un destino ocupacional en la enfermería de la prisión y colaboraba en la limpieza de consultas y despachos médicos del recinto penitenciario.

Con fecha 25 de octubre de 2021, es decir, tan solo tres días antes del crimen de Lardero, ya se presentó una denuncia ante la Guardia Civil en el puesto de Villamediana de Iregua, haciendo referencia a que en el Colegio Villa Patro un hombre invitó a una niña a ir a jugar con su hija, a lo que la pequeña, afortunadamente, no accedió. Los datos aportados en esa denuncia, según ha informado la Delegación del Gobierno, no permitieron entonces identificar al autor o vincularlo con la persona detenida este jueves.

Está previsto que el detenido pase a disposición judicial con la mayor inmediatez, una vez finalicen las investigaciones que está llevando a cabo la Policía Judicial. Durante el día de hoy se continuará con la toma de declaraciones y confección de inspección técnico ocular, así como el resto de diligencias necesarias para la investigación.

La tragedia que ha conmocionado a Lardero y a toda La Rioja comenzó a las 20.25 horas del jueves, cuando una llamada de la familia alertó de la desaparición del menor. Inmediatamente, agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local de Lardero comenzaron la búsqueda por varios portales de la zona, acompañados por una vecina. Fue otra niña, según varios testigos, la que alertó de la presencia de un varón de mediana edad que semanas antes había tratado de llevarla a su domicilio mediante tretas similares.

Los agentes corrieron al edificio señalado pero, al entrar, encontraron al pequeño, muy grave, junto al presunto asesino. Los intentos de reanimación realizados por los servicios sanitarios en el lugar resultaron infructuosos. Según las primeras hipótesis, el menor sufría síntomas de asfixia.

Un vecino explicó en la noche del jueves a este diario que el pequeño, disfrazado por motivo de Halloween, se encontraba en una celebración familiar en un local de la zona cuando salió a jugar al parque junto al menos otro menor, momento que fue aprovechado por el presunto infanticida para llevárselo. La numerosa presencia policial, más de una docena de vehículos de la Guardia Civil y otros dos de la Policía Local en esta zona residencial de Lardero, y los grupos de WhatsApp hacían que la noticia corriese rápidamente entre el vecindario, que se agolpó frente a la casa del presunto homicida en un doloroso silencio solo roto por los lamentos de varios familiares.

La indignación fue creciendo al mismo tiempo que los detalles de lo sucedido. Mientras, los agentes, dentro de un piso del número 5 de la calle, interrogaban al detenido. Sobre las 23.30 horas, la Guardia Civil se llevaba al detenido entre gritos de «asesino» e «hijo de puta». La turba, incluso, trató de entrar en el garaje del edificio en un momento de crispación, minutos antes de que trasladasen al reo.

Este asesinato ha causado una gran conmoción en toda la sociedad y son centenares las muestras de dolor y de apoyo a la familia del pequeño. En la plaza de Lardero, este mediodía ha habido un minuto de silencio y en el colegio Jesuitas de Logroño, centro escolar donde estudiaba el niño, y en la Universidad de La Rioja también se ha llevado a cabo este mismo acto.

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