![Dos muertos y diez heridos en una colisión frontal entre un coche y un autobús en Lantz](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201804/22/media/cortadas/accidente-navarra-kJPE-U501695980261gI-624x385@El%20Correo.jpg)
![Dos muertos y diez heridos en una colisión frontal entre un coche y un autobús en Lantz](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201804/22/media/cortadas/accidente-navarra-kJPE-U501695980261gI-624x385@El%20Correo.jpg)
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Gabriel González
Lunes, 23 de abril 2018, 01:16
La carretera ha vuelto a dejar un domingo negro, esta vez en Navarra. Dos personas fallecieron y diez resultaron heridas, una de ellas grave, en una brutal colisión registrada ayer por la mañana a la altura del municipio de Lantz entre un turismo y un autobús de línea que se dirigía de Pamplona a San Sebastián, a través de la ruta que realiza por muchos pueblos del Baztán. La Policía Foral investiga las causas del accidente, en el que el turismo conducido por José Ramón R. T., pamplonés de 74 años que murió, habría invadido el carril contrario. Por él circulaba el autobús en el que viajaba de pasajera la segunda fallecida, María G. C., de 29 años y natural de Cuba, que se encontraba en Navarra de visita.
La colisión se produjo a las 9.36 horas en una larga recta de la N-121, en un punto situado entre el cruce hacia Lantz y la gasolinera. El coche, un turismo BMW, circulaba en sentido sur, y el autobús de la Baztanesa, que había salido de Pamplona a las 7.30 horas con 11 pasajeros además del conductor, lo hacía hacia el norte. Ambos vehículos colisionaron frontalmente y, debido a la violencia del impacto, cada uno acabó fuera de los arcenes correspondientes a su carril.
Cuando los servicios de emergencia y policiales llegaron al lugar ratificaron que el conductor del turismo había fallecido. Al comprobar los datos descubrieron que sobre él había una alerta de búsqueda iniciada poco antes: la familia del conductor había comunicado a SOS Navarra que su familiar no se encontraba en casa y que pasaba por un mal momento, por lo que temían que pudiera realizar algún acto contra su vida. La investigación, de momento, no ha aclarado completamente las circunstancias del accidente.
Susana, barcelonesa de 42 años, cogió ayer por la mañana el autobús de línea en Pamplona camino de Irún. Se sentó a la izquierda, tres filas detrás del chófer. En el otro asiento dejó su mochila. Tenía cinco días de vacaciones y quería hacer el Camino de Santiago por la ruta de la costa, del que ya había hecho partes «pero nunca el principio». Miraba la ruta por el móvil cuando el autobús chocó.
«No me he dado cuenta de nada. Estaba mirando el móvil. Y de repente ha saltado la bandeja de plástico del asiento de delante, me ha dado en la muñeca y el móvil ha salido volando, y se ha desmontado. Se ha roto la ventana de mi lado y no me he dado ni cuenta hasta el rato. Le han hecho más daño a la gente de atrás los cristales que a mí. Solo unos arañazos en la espalda. Pero la gente estaba sangrando. ¡Horrible! El conductor se ha quedado atrapado con el volante. Y él, por favor: '¡sacadme! ¡sacadme! Todos los que podíamos salir, hemos salido por la puerta de adelante, que se ha quedado abierta del golpe».
A primera hora de la tarde, en el hospital, mientras llamaba infructuosamente a la compañía de autobuses, cuyo teléfono no descolgaba nadie, no sabía qué hacer tras recibir el alta. La muñeca rota y escayolada, la parte izquierda de la cara amoratada, un paracetamol, una bolsa de plástico con el informe médico y una mochila de tela con el neceser que cogió antes del traslado en ambulancia. «Solo quiero irme a mi casa. Hay un vuelo a Barcelona, pero es muy caro, y no sé hasta dónde me va a cubrir la compañía», decía.
Los primeros en socorrer a los heridos fueron unos camioneros y la empleada de la gasolinera cercana. «Solo he visto una enorme nube blanca», decía José Ramón Martínez García, chófer que se dirigía a Madrid procedente de Inglaterra. Los testigos se acercaron hasta el turismo y comprobaron que el conductor había fallecido. Fruto del impacto, toda la parte delantera y el techo habían quedado completamente destrozados.
En el autobús, los pasajeros se encontraban aturdidos y con pequeñas heridas, pero conscientes. Alguno había salido despedido como consecuencia del impacto. El peor pronóstico lo presentaba el conductor, M.L.I., de 54 años y natural de Elizondo, aunque su vida no corre peligro. Todo el golpe lo había recibido en su lado y se encontraba consciente pero con las piernas atrapadas, con una posible fractura en un tobillo y un golpe en el tórax.
Mientras los servicios de emergencia asistían a los heridos, descubrieron que debajo del autobús había un segundo cadáver, en este caso el de una mujer, el de la joven cubana. En un principio se barajó la hipótesis de que fuera ocupante del turismo, pero finalmente comprobaron que era una pasajera del autobús que habría salido despedida y terminó bajo la estructura del vehículo. Según las primeras investigaciones, viajaba en el asiento derecho más próximo al conductor y salió despedida tras el impacto.
La carretera N-121-A quedó cortada en ambos sentidos durante varias horas y el tráfico fue desviado por rutas alternativas.
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