MACARENA TEJADA
Domingo, 21 de noviembre 2021, 10:39
El guion vuelve por desgracia a repetirse en la frontera. El río Bidasoa, a la altura de Endarlatsa, casi en la muga con Navarra, ha sido escenario de una nueva tragedia migratoria, la de un varón de unos 40 años de Costa de Marfil, que ... murió ahogado en su periplo por cruzar hacia Francia y proseguir hacia su destino en un punto ya inalcanzable en Europa. Con su muerte, son ya siete los migrantes que se han dejado la vida en la ruta migratoria en la frontera: Yaya Karamoko falleció ahogado en el Bidasoa el pasado mayo; Abdoulaye Koulibaly murió en agosto en un punto cercano al suceso de ayer; en octubre, tres argelinos perdieron la vida al ser atropellados por el tren en Ciboure y antes, en abril, Tessfit se suicidó en Irun, víctima de la desesperación, según ha denunciado la red de acogida de migrantes.
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Apenas un mes después del último suceso mortal, ayer hubo que lamentar otro fallecido. La voz de alarma la dio sobre las once de la mañana una persona que estaba practicando paddle surf en el río Bidasoa, una de las vías en la que arriesgan su vida los migrantes para tratar de esquivar los controles policiales y lograr cruzar la frontera.
Entre las casas ubicadas en Endarlatsa y el caserío Intxaurreta Berri, en el barrio Bidasoa de Irun, el deportista se percató de que había un cuerpo y dio aviso inmediatamente a Sos Deiak. El cadáver flotaba en la orilla del lado guipuzcoano del río, «enganchado a una rama y con una mochila», donde probablemente llevaba sus pertenencias con las que tenía previsto comenzar esa ansiada nueva vida fuera de su país, explicó un testigo de los hechos a este periódico. De hecho, entre los bienes de la víctima se localizaron documentos que facilitaron su identificación, según informaron fuentes del Departamento vasco de Seguridad.
Según ha podido saber este periódico, al Gobierno Vasco no le consta que esta persona haya utilizado los recursos de acogida habilitados, como el gestionado por Cruz Roja en Hilanderas en Irun, por donde este año ya han pasado más de 6.000 personas, una cifra récord. Así, las primeras pesquisas policiales apuntan a que el hombre habría llegado al territorio procedente de Andalucía con la única intención de seguir su camino hacia Europa.
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Se desconoce, como ocurre con muchos de estos ciudadanos, cuántos días llevaba ya por la zona y si eligió la vía del río a través de algun 'pasante', a cambio de dinero. O si lo hizo solo, desesperado por poner un pie en suelo francés. El caso es que, como ya ocurrió con Yaya y con Abdoulaye, las corrientes del río probablemente le jugaron una mala pasada y acabó ahogado.
No fue un rescate sencillo. Las labores se prolongaron durante tres horas. Al tratarse de una zona complicada, con mucha vegetación alrededor, la Ertzaintza requirió de una unidad de buzos y un helicóptero para sobrevolar el terreno. Este aparato fue el que se encargó de sacar el cuerpo del agua y llevarlo al aeropuerto de Hondarribia y desde allí ya un vehículo lo trasladó en el Instituto Vasco de Medicina Legal de Donostia, donde se le va a practicar la autopsia.
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También acudieron al lugar de los hechos los Bomberos y una ambulancia, si bien la víctima había perdido ya la vida cuando fue encontrada, lo que apunta a que probablemente pudo haber comenzado su travesía a nado durante la noche, con intención de no ser descubierto. La Ertzaintza ha abierto una investigación para aclarar las circunstancias que rodean al suceso.
Los vecinos de los caseríos de la zona se sorprendieron del despliegue pero enseguida empezó a correrse la voz de que un migrante había aparecido muerto. «Por desgracia, no es la primera vez», se lamentaba una mujer.
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A expensas de lo que determine la autopsia, los equipos de emergencia que se acercaron ayer al lugar de los hechos no encontraron ningún indicio de criminalidad en el cuerpo de la víctima.
La presión policial de la Gendarmería en la frontera, con controles establecidos por la alerta terrorista en Francia, ha convertido la muga en un muro difícil de cruzar para los migrantes que quieren seguir su ruta hacia Europa. El río Bidasoa solo es una de las opciones de este viaje, aunque al parecer cada vez es más elegida, precisamente por la dificultad de no ser descubierto a pie o por carretera.
Los migrantes suelen aprovechar la noche para intentar su opción. Puede ser el río pero cada vez más también las vías del tren, un sendero que ya ha dado sobradas muestras de peligrosidad. De las siete víctimas que se han registrado desde abril en la ruta migratoria de la frontera, tres fallecieron atropellados por un tren de cercanías en Ciboure, cuando ya habían pisado suelo francés y trataban de esquivar los controles policiales. «Hay que tener en cuenta que para estas personas cualquier alternativa es válida», han advertido en repetidas ocasiones desde la red de acogida de Irun (Irungo harrera sarea), que insisten en que «se veía venir una tragedia» porque «se les está empujando a pasar por los sitios más peligrosos», como ha vuelto a ocurrir.
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