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Sheila Izquierdo | Héctor Ruiz
Sábado, 3 de febrero 2024, 10:35
Un joven natural de la localidad cántabra de Rumoroso (Polanco), Carlos Cubillas, de 21 años, ha muerto esta mañana tras verse envuelto en una pelea en la estación de Feve de Boo de Piélagos sobre las siete de la mañana. Poco después del suceso han ... sido detenidos dos jóvenes, vecinos de Boo, de 19 y 20 años, como presuntos implicados en la muerte, que permanecerán en dependencias de la Guardia Civil a la espera de pasar a disposición judicial en los próximos días −existe un plazo de 72 horas desde su detención para ello−. El Ayuntamiento de Polanco ha decretado un día de luto y una concentración que tendrá lugar este domingo a las 12.00 horas en memoria del chico, que era «una persona entrañable, deportista de las escuelas municipales y muy querido por todos los vecinos».
El levantamiento del cadáver tuvo lugar este sábado sobre las nueve de la mañana mientras los agentes efectuaban las pesquisas en la estación y en el entorno. Las detenciones se produjeron casi al momento. Según ha podido saber este periódico, hubo al menos dos testigos presenciales de la pelea, a los que se ha tomado declaración. No está claro si el fallecido pudo morir al caer accidentalmente a las vías, donde fue encontrado su cuerpo, o si su muerte se produjo como consecuencia de los golpes recibidos en la trifulca y después pudo ser arrojado a las vías, hipótesis, esta segunda, que baraja la Guardia Civil. Según ha podido saber este periódico, el cuerpo del fallecido no presentaba heridas de arma blanca.
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El tráfico ferroviario de ancho métrico entre Mogro y Santa Cruz de Bezana estuvo cortado a instancias de la Guardia Civil, afectando a los trenes de Media Distancia y Cercanías de Santander a Cabezón de la Sal, con un plan alternativo de transporte por carretera entre estas dos estaciones. Sobre las once de la mañana se restableció el servicio ferroviario, una vez recabadas todas las pruebas para esclarecer lo sucedido.
La zona ha estado fuertemente custodiada por los agentes, que llegaron al apeadero sobre las ocho de la mañana, media hora después de ocurrir los hechos, según testigos de la llegada de las patrullas.
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