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Oskar Ortiz de Guinea
Jueves, 27 de junio 2024, 07:04
«Egoitz no discutió con nadie en la carretera. No tuvo ni opción. Iba en el coche con su familia, y el otro conductor le hizo detenerse y luego lo atropelló delante de sus hijos y se dio a la fuga. Lo que pasó no ... fue un discusión de tráfico, ni tampoco un atropello. El conductor fue a por él, y lo ha matado».
Son palabras del entorno de Egoitz O. F., el hombre de 35 años que el pasado sábado resultó herido de extrema gravedad en la carretera GI-40, a la entrada de San Sebastián, y que ayer falleció en el Hospital Universitario de Donostia tras casi cuatro días peleando por agarrarse a la vida. Deja mujer, un hijo de 5 años y una hija de 2.
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Los cuatro viajaban juntos en el vehículo hacia Amara. Eran alrededor de las 19.35 horas y tenían ya la intención de cenar y acabar el día. Pero en el camino se les cruzó el conductor de un todoterreno de una empresa de rescates de montaña equipado con luces de emergencia. Según relata un testigo, «encendió las sirenas azules» para «obligar» a Egoitz a detener la marcha y orillarse en un apartadero situado entre la rotonda de Martutene y el túnel de Zorroaga. A continuación, habría embestido al coche en el que iba la familia y finalmente arrolló al progenitor, que se había apeado. «Le golpeó con toda la intención, lo llevó sobre el capó unos metros y se dio a la fuga».
Poco después de huir del lugar dejando a la víctima malherida, el conductor, un técnico de ambulancias de 28 años, fue detenido por la Guardia Muncipal. Una vez completadas las diligencias policiales, el arrestado prestó declaración el martes en sede judicial y el juez decretó su puesta en libertad con cargos.
Aunque el trágico atropello tuvo lugar en el término municipal de San Sebastián, comenzó a gestarse a varios kilómetros, según ha podido saber este periódico del entorno de la víctima. Fue «a la altura de Urnieta», donde la GI-41 se ha convertido ya en la A-15. En un punto de esa autovía, el luego arrestado adelantó al turismo en el que circulaba Egoitz O. F., pero cuando se disponía a regresar al carril derecho, «casi se cruzó delante» del vehículo familiar, por lo que el padre «le tocó la bocina como pasa tantas veces en la carretera» cuando alguien hace una maniobra prohibida o imprudente.
Al parecer, el claxon molestó a la persona al volante del todoterreno, que «dio un frenazo», ante el que la víctima reaccionó aminorando la marcha. «Después volvió a acelerar» ya por la zona de Hernani, y «luego volvió a frenar delante», obligando nuevamente al ahora fallecido a hacer lo propio. «En ningún momento hubo un pique, iba con dos niños».
Sin embargo, al llegar a la rotonda de Martutene -donde se puede optar por ir hacia el polígono 27, hacia la zona hospitalaria o tirar recto hacia el centro de Donostia-, «el del todoterreno encendió las luces de emergencia y volvió a ralentizar la marcha» hasta una pequeña zona de apartadero, a la que también se dirigió Egoitz. «Si un coche rotulado y con sirenas azules te indica que te pares, ¿qué haces?», reflexiona la misma fuente. Siempre según esta voz, el donostiarra de 35 años, natural del barrio de Altza, se bajó de su coche «para ver qué pasaba», cuando el otro conductor «puso la marcha atrás y empotró su todoterreno» contra el morro del otro coche.
La reacción de Egoitz casi fue un acto reflejo. En lugar de limitarse prudentemente a apuntar la matrícula, le pidió a su mujer «que llamara al 112», mientras él se plantó delante del vehículo parado con las luces de emergencias «para evitar que se fugara». Pese a su intentona, no pudo impedirlo. El conductor del vehículo pintado de los colores blanco y rojo «arrancó a toda velocidad y se llevó por delante» al varón que trataba de obstaculizar su paso. Según testigos, Egoitz quedó sobre el capó y fue arrastrado «varios metros» hasta que cayó sobre el asfalto.
A la llamada del 112 respondieron varias unidades de Policía y sanitarios, que evacuaron al hombre al hospital, donde fue intervenido quirúrgicamente de un fuerte golpe en la cabeza, del que no pudo recuperarse.
Por su parte, agentes de la Guardia Municipal recabaron el testimonio de testigos del suceso, y a partir de la descripción del vehículo huido emprendieron la búsqueda. No tardaron en dar con el llamativo todoterreno, que no había ido muy lejos. Estaba aparcado en la plaza de Irún, en el propio barrio de Amara, cerca del centro comercial Arcco. Se trata de un todoterreno propiedad del conductor y rotulado con el nombre de Risk Emergentziak, una empresa de asistencia sanitaria en montaña que junto a otras compañías de ambulancias cubre la asistencia sanitaria de eventos deportivos o socioculturales. Aparte de ser el titular de esta entidad, el varón en cuestión trabaja en Ambulancias Gipuzkoa, donde a las 20.00 horas entraba en el turno de noche, por lo que estaba en esta base cuando llegaron los agentes.
Al advertir la presencia policial, el sospechoso llegó a encerrarse en el local, aunque finalmente cesó su resistencia y pudo ser detenido, según aseguraron fuentes municipales. Tras las oportunas diligencias policiales en la comisaría de la Guardia Municipal, el martes pasó a disposición judicial y después de prestar declaración quedó en libertad con cargos.
Según ha podido confirmar este periódico, el imputado había sido conductor de ambulancias en la empresa en la que está empleado, pero de un tiempo a esta parte veía limitada su función a las labores de sanitario.
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