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Aiende S. Jiménez
Viernes, 27 de octubre 2023, 06:49
La víctima de maltrato que desapareció con su hija de 10 meses el pasado sábado tras salir del centro de acogida, tomó esa misma tarde ... un autobús en San Sebastián junto a su agresor, padre de la niña, y el bebé. El destino era París y la geolocalización del móvil de la joven les situó en Francia, pero las autoridades sospechan que su intención es llegar a Bélgica e incluso pasar a Suiza, fuera del espacio Schengen donde la orden europea de detención contra el varón quedaría sin efecto. Esta información refuerza la hipótesis que manejan la Ertzaintza y la autoridad judicial de que la desaparición fue voluntaria, dentro del contexto de violencia de género que envuelve a la pareja.
La joven, de 20 años y originaria de Europa del Este, abandonó a las 17.00 horas el centro donde residía, emplazado en una localidad del entorno de San Sebastián, y se montó en un coche con su agresor, un varón magrebí de 26 años. Apenas dos horas después, las cámaras de seguridad de la estación de autobuses de la capital guipuzcoana captaron a la chica con su bebé y con su pareja, que tiene una orden de alejamiento e incomunicación respecto a ella, subiendo a un autocar con destino a París.
El Juzgado de Violencia sobre la Mujer de San Sebastián emitió una orden para rastrear el móvil de la joven, una medida habitual en casos de desaparición. El propio consejero vasco de Seguridad, Josu Erkoreka, confirmó que la Ertzaintza estaba haciendo un «seguimiento» a la mujer que certificó su paso por Burdeos y otras localidades francesas. El juzgado emitió además una orden de europea de detención contra el varón, por haber quebrantado la orden de alejamiento, y las policías de todo el espacio Schengen le buscan desde hace días. Las autoridades sospechan que estarían buscando refugio en Francia o Bélgica, donde existe una importante comunidad magrebí.
Aún no está claro qué pasó para que la joven, con nivel especial de protección -el más alto para una víctima de violencia de género en Euskadi-, pudiese dejar el centro y huir con su agresor. Un régimen que conlleva que cada salida sea comunicada a la Ertzaintza y que haya una vigilancia de agentes de paisano. Fuentes policiales aseguran que en otras salidas, cuando la joven se percataba de la presencia policial, pedía que se fueran.
La orden de protección impuesta por el juzgado también prohibía al varón comunicarse con la víctima. Y sin embargo, todo indica que pudo contactar con ella para conocer dónde residía -una información que es confidencial para preservar la seguridad de la víctima- y elaborar el plan de huida.
El sábado, el centro de acogida avisó a la Ertzaintza de que la mujer iba a salir. Desde la Diputación aseguran que la salida iba a ser a las 17.00 horas, pero desde Seguridad afirman que se programó para las 15.00. En cualquier caso, la joven consiguió dar esquinazo a los agentes y a los responsables del centro. Sobre las cinco de la tarde abandonó el recurso con su bebé en el carrito y se encontró con su agresor y otro hombre, que le esperaban en las inmediaciones. Tras cerciorarse de que no había presencia policial, todos se subieron a un Audi A3 negro y huyeron. El otro varón prestó declaración de forma voluntaria el pasado lunes en una comisaría de la Ertzaintza, pero no ha sido imputado.
La joven residía desde hace tres semanas en un centro de acogida foral para víctimas de violencia machista con pocos recursos. Se adoptó esta medida después de que fuera agredida por su pareja, que llegó a agarrarle con violencia del cuello y mordió a la pequeña, en presencia de una amiga que grabó la escena. La joven renunció a la escolta, pero aceptó que al agresor le pusieran una pulsera de geolocalización para garantizar que cumplía con la orden de alejamiento. La autorización judicial llegó el viernes, el día antes de la huida, y estaba previsto que la pulsera le fuese colocada hoy.
El consejero de Seguridad del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, confirmó ayer lo que ya había adelantado este periódico, y es que la Ertzaintza abrirá una investigación interna para esclarecer posibles «responsabilidades» en el seno del Cuerpo en la actuación de vigilancia a la víctima de violencia de género desaparecida el sábado pasado en Gipuzkoa. «Se han publicado informaciones que apuntan a actuaciones concretas de responsables concretos de la estructura de la Ertzaintza que pueden entrañar responsabilidades», señaló el consejero. En este sentido, aseguró que «siempre que se produce una circunstancia de este tipo, se abre una investigación interna», con el fin de «reconstruir cuál es la secuencia completa de hechos, de actuaciones, de decisiones y de comunicaciones». El consejero añadió que en torno a este caso incluso se han difundido «imputaciones concretas, con identificación de personas concretas. Evidentemente, en el seno de la Ertzaintza, no puede pasar desapercibido».
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