El Lamborghini que había sido robado dos veces en Europa y fue incautado por la Ertzaintza

Y es que la historia de este Lamborghini Urus de más de 600 caballos de potencia ha sido muy diferente a la de sus compañeros de parking, que llevan años sin que nadie les reclame, pereciendo lentamente a la intemperie. Un ejemplo es el Ferrari F430 blanco que fue incautado en 2010 y que sigue en Oiartzun, cogiendo óxido en su carrocería y condenado a morir con el paso del tiempo. El coste por recuperarlos o la complicación por determinar quién es el propietario, ya que muchas veces tienen piezas robadas de varios coches, es lo que provoca el bloqueo judicial que impide que salgan de la comisaría, donde también hay Porsche o BMW.

Sin embargo, el caso del Lamborghini, contra todo pronóstico, se ha podido resolver «rápido», reconocen desde la Ertzaintza. Y eso que el lujoso vehículo había sido robado dos veces. El propietario es una empresa de Luxemburgo, de donde fue sustraído y llevado hasta Suiza, donde se ofrecía para alquiler en una empresa de renting. «Lo más seguro es que esa empresa no supiera que era un coche robado», explican desde el departamento de Seguridad.

Un ciudadano francés de 18 años lo alquiló junto a otro grupo de personas, y si bien no podían abandonar el país alpino, lo robaron y atravesaron Francia en dirección a España. Su objetivo, creen los investigadores, era llegar a Marruecos, destino de muchos de los coches de lujo que son sustraídos en Europa. Y no solo se venden, también se utilizan para transportar alijos de droga o como vehículo para que los delincuentes se muevan. «Son muy potentes, alcanzan grandes velocidades y al ser robados se saltan todos los radares», explican desde la Ertzaintza.

La policía gala llegó a pararles en su travesía, pero los ladrones consiguieron zafarse. Además habían instalado inhibidores, para evitar que la empresa pudiera localizarlo. Sin embargo estos fallaron en algún momento y saltó la alerta de que el Urus estaba en Francia, por lo que la Ertzaintza también recibió el aviso. Cuando cruzaron la muga, cerca del peaje de la AP-8, una patrulla les dio alto. El conductor les mostró un contrato de compraventa falso, que los agentes detectaron, y procedieron a su detención. También comprobaron que el coche constaba robado no solo en Suiza, sino primero en Luxemburgo.

El Lamborghini se trasladó a la comisaría de Oiartzun, y ahí estuvo casi medio año, hasta que un abogado de la empresa propietaria se personó para reclamarlo. Tras solucionar los trámites judiciales, el Urus rojo volvió, al fin, a casa.