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En Medina de Pomar «no se habla de otra cosa». La detención de un empleado municipal, identificado como J.M.R.P., de 56 años, conocido en la zona como 'El andaluz', como presunto autor del robo de objetos por valor de «miles de euros» ... en viviendas de vecinos y en tres comercios, ha generado «una gran alarma social por la cantidad de afectados que hay», señala José María Fernández, abogado de tres de los denunciantes.
Según un responsable de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Burgos, encargada de la investigación, el hombre se apoderaba de las llaves de los pisos en un momento de descuido de los propietarios y hacía copias para acto seguido devolverlas. Después iba entrando en los domicilios y se llevaba todo tipo de artículos, desde fajos de billetes -a un vecino le robó 5.000 euros-, hasta un televisor, que fue localizado en su propio salón, «hasta aceite y comida del congelador», asegura una de las afectadas.
La mayoría de las víctimas ni se enteraban de que sus casas o comercios estaban siendo desvalijados. De hecho, «ha ocasionado muchos problemas de desconfianza, de si el culpable es tu hijo o mi padre. Ha sido muy duro para las familias desde un punto de vista psicológico», advierte el letrado. La Guardia Civil le relaciona con robos de grandes cantidades de dinero en los años 2006, 2009 y 2016 en una vivienda del municipio burgalés, al que acuden numerosos vizcaínos los fines de semana y en verano a segundas residencias.
Su actividad delictiva venía de atrás, pero no ha sido hasta diciembre de 2020 cuando se ha destapado el escándalo. Las sospechas de una familia, que residía en el mismo rellano de su escalera, en Medina de Pomar, y que notaban cómo les desaparecían cosas de casa sin explicación, les llevaron a instalar una cámara de videovigilancia. Al observar las imágenes grabadas, descubrieron que un hombre encapuchado había entrado en su casa a robar, por lo que se pusieron en contacto con la Guardia Civil.
El comienzo
Los agentes iniciaron una investigación, denominada 'Huitfrutit', que permitió la identificación del presunto ladrón, que además ejercía como bombero voluntario en la localidad. Ante su sorpresa, se trataba de su propio vecino. Es un hombre «muy conocido» en Medina, ya que trabaja en el Ayuntamiento haciendo labores de desbroce y otras tareas de mantenimiento, que le llevaban a «estar todo el día en la calle». En la actualidad, se encuentra de baja.
Tras su primera detención, el pasado 22 de diciembre, justo antes de la Navidad, se procedió al registro de su domicilio, donde los investigadores localizaron «30 juegos de llaves de pisos, algunos de ellos con inscripciones de nombres». También les llamó la atención que acumulaba «siete cajas de compases de la misma marca, nueve diccionarios, pinturas, carpetas, rotuladores, calculadoras científicas nuevas, incluso aún con la etiqueta». «Recuperamos el 80% de los objetos robados», asegura el portavoz de la Policía Judicial. El hombre ingresó de forma provisional en la prisión de Burgos, pero abonó la fianza y salió en libertad, aunque no puede ir a su casa.
El instituto armado continuó con las investigaciones y se le pudieron imputar finalmente once robos, ocho de ellos en pisos y tres en establecimientos comerciales, entre ellos una librería, una tienda de telas y una ferretería, donde robó al descuido y a la fuerza, tras romper una ventana. Los agentes descubrieron posteriormente «movimientos extraños» del acusado y comprobaron que estaba intentando deshacerse de parte del botín, tirando a la basura alfombras, telas, cortinas, sábanas y mantas, entre otros objetos, en contenedores de dos pueblos de las Merindades, ubicados a varios kilómetros de distancia de Medina. Entonces, solicitaron una orden judicial para registrar también un trastero y dos lonjas y allí descubrieron una ingente cantidad de material robado. J.M.R.P. volvió a ser detenido y esta vez también su esposa. «No puedes no enterarte de que tu marido entra y sale de casa continuamente y trae fajos de billetes, joyas...», opina otra de las afectadas. Esta vez, el hombre quedó en libertad ante la «indignación» de sus vecinos. El fiscal no reclamó prisión ya que muchos de los delitos que se le imputan son meros hurtos, se trata de la misma causa y no había delinquido desde diciembre. Las acusaciones particulares, sin embargo, han pedido su ingreso en la cárcel por la alarma social y porque varios afectados cuentan con orden de alejamiento, y están a la espera de que se pronuncie el juez.
Aún queda una incógnita. «¿Qué hacía con todo ese material? ¿Lo vendía por internet, en algún mercadillo...? No es una persona que necesite el dinero para comer», piensan sus vecinos.
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