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j. peñalba
San Sebastián
Domingo, 19 de noviembre 2017
En la localidad guipuzcoana de Berastegi no se habla estos días de otra cosa. Incluso es tema de conversación en la comarca. La muerte de 45 cabezas de ganado vacuno en una explotación que se levanta en la citada localidad ha obligado a la Diputación ... a tomar cartas en el asunto. La Dirección de Agricultura y Medio Rural ha ordenado una investigación para determinar las circunstancias que han provocado esta mortandad. Las primeras averiguaciones conducen a pensar que la ganadería no fue debidamente atendida y que durante varias semanas nadie acudió a las instalaciones a comprobar el estado, no solo del ganado ni tampoco de la maquinaria que les proporcionaba el alimento desde los silos a los pesebres.
Los hechos fueron descubiertos el jueves de la semana pasada. Vecinos del barrio de Amerialde de Berastegi alertaron de la existencia de un fuerte hedor a putrefacción que provenía del interior de la explotación ganadera. Además, baserritarras de la zona llevaban algún tiempo advirtiendo de que el ganado no dejaba de mugir. Estas anómalas circunstancias fueron puestas en conocimiento de los responsables forales que dieron instrucciones al veterinario de la zona para que llevara a cabo una inspección en el lugar.
La sorpresa del técnico una vez llegó a las instalaciones no pudo ser más desagradable. El profesional descubrió que cerca de la mitad de las cien reses que había estabuladas yacían sin vida. El estado que presentaban sus cuerpos, además, era de una extrema delgadez.
De entre las reses que habían logrado sobrevivir al abandono, «había algunas cabezas que se encontraban en buen estado y las que no, han sido debidamente alimentadas al tiempo que han recibido un tratamiento, de manera que su evolución está siendo positiva», afirmó ayer a este periódico Xabier Arruti, director de Agricultura y Medio Rural de la Diputación .
Tras el conocimiento de los hechos, la institución foral activó el protocolo reservado para estos casos. Las reses muertas fueron retiradas de las instalaciones y el mismo viernes se procedió a su trasladado a la planta de transformación. Concluida esta fase, se han llevado a cabo tareas de limpieza y desinfección dentro de las instalaciones. Todavía ayer varias personas ejecutaban diferentes trabajos.
La Diputación ha abierto un expediente al objeto de conocer las circunstancias que han desencadenado la muerte de los animales. Fuentes del departamento de Agricultura atribuyen las muertes a varias circunstancias. Consideran que ha existido un «abandono, mal manejo o inadecuada gestión de los animales» que ha coincidido con un periodo de bajas temperaturas que, a su vez, han llevado a los animales a un estado de hipotermia.
HALLAZGO
PROPIEDAD
Es evidente, de cualquiera de las maneras, que las reses no han recibido durante varias semanas la atención que requerían. La explotación es propiedad de un carnicero de la comarca, si bien la persona que se ocupaba de la gestión era un hijo suyo, según indicaron fuentes vecinales.
Además de la ausencia de vigilancia sobre los animales, los técnicos del servicio foral de Ganadería tratan de establecer si se pudo producir algún fallo en el sistema mecánico que transporta el alimento desde las tolvas a los pesebres donde permanecían los animales. Al parecer, la planta cuenta en este sentido con dos zonas. En una, el ganado no habría sufrido desabastecimiento alguno, mientras que en la otra, la comida no terminó de llegar.
Las autoridades ganaderas, no obstante, no creen que la desatención a la que han estado expuestas vacas y terneros sea producto de una dejación de carácter malintencionado por parte de los gestores de la planta ni esconde un presunto caso de maltrato animal.
Aun cuando las primeras averiguaciones llevan a concluir de manera provisional que el ganado murió por inanición, la Diputación llevará a cabo también diversas pruebas para conocer si ha podido concurrir alguna otra circunstancia extraña, bien relacionada con la alimentación u otras causas.
Fuentes consultadas no han podido precisar el tiempo que el ganado pudo permanecer sin alimento. «Hombre, un animal de estos no se muere en uno ni en dos días», concluyó Arruti.
La noticia de la muerte de las cerca de cincuenta vacas ha causado gran impacto en Berastegi así como en otras localidades de la zona. No hay vecino que no conozca al propietario de la ganadería, de quien aseguran es una persona «implicada» en una actividad que desarrolla en unas instalaciones equipadas con medios modernos, que, sin embargo, gestionaba un hijo suyo.
MOTIVOS
TIEMPO
Recuerdan los vecinos que cuando el padre se personó en las instalaciones y vio aquel desalentador panorama, sufrió un ataque de ansiedad y tuvo que recibir asistencia sanitaria.
La investigación no ha esclarecido, no obstante, cuál ha sido el motivo por el que el hijo, de unos veinte años de edad, según afirman vecinos de la localidad, no atendió las necesidades del ganado, al que dejó a su suerte. En este sentido, algunas fuentes consultadas por este periódico no descartan la existencia de algún tipo de desavenencia entre el padre y el hijo que habría llevado a este último a marcharse. Las mismas fuentes indican que se desconoce actualmente el paradero del hijo.
100 cabezas de ganado había aproximadamente en el interior de la explotación ganadera cuando se personó el veterinario tras el aviso de los vecinos
Casi la mitad, 45 reses, estaban muertas, y de las restantes, alguna presentaba síntomas de debilidad si bien se están recuperando.
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