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Un nuevo caso de tráfico de drogas en el que se ve implicado un barco, en este caso con base en Euskadi, acaba de salir a flote. Las autoridades españolas esperan la llegada mañana al puerto de Vigo del 'Gure Leire', un pesquero de Ondarroa, ... que fue interceptado el jueves con 2.500 kilos de cocaína en sus bodegas. La operación la llevó a cabo el servicio de Vigilancia Aduanera a la altura de las islas Azores, frente a la costa viguesa, y ahora remolca al buque hasta Galicia, donde será inspeccionado a fondo y extraída toda su carga de droga.
El buque, con siete tripulantes a bordo, procedía de algún punto de Sudamérica y el destino de la mercancía era la costa española. Se baraja que los traficantes querían llegar, probablemente, a algún puerto del País Vasco, donde la cocaína sería descargada escondida entre pescado, según informaban ayer algunos medios gallegos. La operación fue coordinada por la Audiencia Nacional y desarrollada por Vigilancia Aduanera, una de cuyas patrullera, la 'Fullmar', salió al abordaje del pesquero con un equipo de la Agencia Tributaria en cubierta.
Con los datos de que disponían sobre la travesía del 'Gure Leire', la patrullera consiguió darle captura en alta mar, con la colaboración de varios organismos internacionales, en un punto próximo a las Azores. Varios de los tripulantes eran gallegos, por lo que no se descarta tampoco que el destino de la cocaína fuera a esta región o que el pesquero amarrase habitualmente allí y no en Ondarroa, aunque todas estas hipótesis no se desvelarán hasta mañana. Sí se sabe que uno de los responsables del barco es un gallego afincado en el País Vasco.
La tripulación fue detenida y ayer la Policía trabajaba en el registro de varios domicilios y locales en Galicia. Al parecer, también se ha producido algún arresto en tierra, presumiblemente de individuos vinculados al cargamento. La información sobre la operación será dada a conocer cuando el 'Gure Leire' haya llegado a Vigo.
No es la primera vez que el pesquero vasco salta a las páginas de los medios de comunicación. Hace seis años, uno de sus marineros fue atacado por un marrajo al sacarlo a cubierta mientras faenaba en aguas del Golfo de Vizcaya, tal como publicó en su día 'El Diario Vasco'. El buque se dedicaba en aquellos momentos a la captura de tiburones en el Cantábrico.
La investigación ha estado en todo momento dirigida por Vigilancia Aduanera bajo las órdenes del Juzgado Central Número 1 de la Audiencia Nacional. El abordaje fue ejecutado en solitario por el equipo de la Agencia Tributaria. A falta de más datos, el pesquero pudo zarpar hace semanas de algún punto de América y su intención era completar el viaje hasta España con la droga a bordo. El procedimiento no es el habitual observado en las últimas operaciones policiales contra los narcotraficantes, cuya práctica consiste en esperar con embarcaciones menores a la nave que trae la cocaína, trasvasarla en alta mar y después llevarla hasta la costa española o portuguesa.
En cualquier caso, este es el quinto golpe similar desarrollado contra el tráfico de estupefacientes en el Atlántico en el plazo de cinco meses. De hecho, hace diez días fue interceptado otro barco a 700 millas de Canarias con 1.500 kilos de coca. Había zarpado de Brasil y se aproximaba a las costas europeas con el objetivo, en este caso sí, de trasvasar el alijo a otro barco que lo trasladaría a un puerto del Cantábrico. Narcotransportistas de las Rías Baixas organizaban la descarga para un grupo extranjero, puesto que el destino final de la droga se cree que iba a ser Centroeuropa.
La macrooperación que permitió la detención a los 85 años del histórico capo Manuel Charlín Gama, líder del clan de 'los Charlines', el pasado mes de agosto, arrancó en Euskadi a manos de la Ertzaintza. Entonces, fue interceptado frente a la costa gallega un remolcador, el 'Titán III', propiedad de un vecino de Ondarroa, con un alijo superior a las dos toneladas y media de cocaína. Estuvo a la venta durante cerca de año y medio, hasta que fue adquirido por un comprador que se sospechaba podía pertenecer a una organización criminal. Posteriormente, fue alquilado por el clan gallego para introducir uno de los alijos más importantes que se han incautado en los últimos años.
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