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Manuel Fandos, uno de los vecinos afectados por el incendio de Campanar. Jesús Signes
«Vinimos a Valencia escapando de los ataques de Rusia y ahora del fuego»

«Vinimos a Valencia escapando de los ataques de Rusia y ahora del fuego»

Dimitro, una de las 36 personas que ha pasado la noche en el hotel Valencia Palace, abandonó a tiempo el edificio junto a su pareja y su perro

Alberto Martínez de la Calle

Viernes, 23 de febrero 2024, 15:52

Pasan de las ocho de la mañana. Dimitro Hambarov y Oksana Volkova salen del hotel Valencia Palace. Lo hacen con su perro. Caras de cansancio. Están abatidos, pero se mantienen enteros. Han pasado la noche en una de las habitaciones facilitadas por el Ayuntamiento, ya que figuran entre los 36 vecinos de las torres incendiadas de Campanar que han encontrado refugio en este alojamiento situado en el Paseo de la Alameda. Su futuro es incierto. Y su pasado, doloroso.

«Esto muy feo, nosotros escapamos de los ataques de Rusia en Ucrania y ahora del fuego en Valencia. Es un círculo para nosotros tres durante los dos últimos años», lamenta Dimitro, quien llevaba pocos meses residiendo en Campanar: «Vivimos en ese edificio desde octubre, en la cuarta planta en la puerta 28 con mi mujer y mi perro. El edificio estaba recubierto por placas de plástico. Y esto empezó a quemarse muy rápido y se desplomaba«. Sobre las 17:30, se percató de que el humo llegaba a su balcón: «Venía desde la izquierda, el fuego empezó desde la parte del Mercadona. Nosotros solo cogimos nuestro perro y salimos. Intenté sacar el coche del garaje pero los policías y los bomberos nos dijeron que no podíamos pasar a partir de una línea».

Dimitro y Oksana todavía no saben cuánto tiempo permanecerán en el hotel. Javier Vallés, director general de SH Hoteles, ha estado muy cerca de los diferentes vecinos alojados. «Ayer por la noche nos llamó el Ayuntamiento y a partir de ahí empezamos con los trámites. En Valencia Palace es donde más habitaciones disponibles teníamos. Pusimos a disposición del Ayuntamiento y los damnificados todo lo que necesitaran para que el drama fuera el menor posible», explica el responsable. Los 36 afectados han ocupado 18 habitaciones. Esta mañana han llegado dos más: «Lo de menos es el tiempo que tiene que estar. Lo importante es que estén atendidos y tengan un sitio donde dormir y comer. Empezaron a venir sobre las 22:30 y les dimos cena. Lo que te cuentan son temas que estremecen».

Entre los vecinos alojados en el hotel, no hay niños. Y son dos las parejas de ucranianos que han pasado la noche en estas habitaciones. Todos ellos han podido ser atendidos por un grupo de psicólogos enviado por el Consistorio. Precisamente, la concejala de Turismo, Paula Llobet, se ha acercado esta mañana para interesarse por la evolución de los afectados.

Manuel Fandos fue uno de los primeros en abandonar el edificio que ardió. Estaba trabajando en casa, precisamente en el lado de la fachada donde se inició el fuego. Él es otro de los afectados que ha pasado la noche en el hotel Valencia Palace. No ha dormido. Ha visto pasar las horas mientras trataba de localizar a algunos de los vecinos que aparecían en la lista de desaparecidos. Una labor que le ha aportado alegría en medio del drama, ya que ha podido confirmar que algunos de esos conocidos se encuentran en buenas condiciones.

Ricardo Sampieri, uno de los afectados por el incendio de la vivienda de Campanar.

«Después de una noche tan larga, estoy satisfecho porque hemos podido localizar a través de los teléfonos al menos cuatro vecinos de los que aparecían como desaparecidos», afirma emocionado. Manuel no ha dormido: «He pasado la noche en la butaca al lado de una cama sin tocarla y viendo lo que estaba sucediendo. Es terrible, te emocionas. He pasado la noche a base de la adrenalina. El tema material es lo de menos en esos momentos. Conoces a mucha gente y lo que menos piensas es lo que puedes perder».

Salió de casa sin coger nada: «No tengo nada. Llevo ropa de un centro comercial de al lado que se ofreció, los vecinos también bajaron ropa. No me desalojaron. Yo estaba trabajando en la fachada en que se inició el fuego. Grabé cuatro segundos. Yo vivía en la planta 12. Avisé a familiares que tenía en casa y bajé la escalera despacito porque iba con una persona de 80 años. No sé podía pensar que iba a acabar así, pero vi que no era normal. Veía llamas a través de las chapas. La adrenalina te hace actuar. Mi familia está bien gracias a Dios».

Se ha sentido arropado en todo momento: «Quiero agradecer a todos los cuerpos de seguridad, y a cómo se ha portado todo el barrio, que ha sido espectacular». Y hubo una persona clave. Un héroe: «Hay que agradecer especialmente a nuestro conserje de día, que no paró y llamó puerta por puerta. Gracias a él mucha gente ha salido».

Casi al mismo tiempo que Manuel, salen del hotel José Luis Mas y su mujer. Tienen prisa, ya que deben pasar por el edificio de Tabacalera para realizar gestiones tras el desastre. Salieron de casa con los bolsillos vacíos.

«Le dije a mi mujer: 'Vámonos porque esto es muy peligroso'. Se estaba llenando todo de humo. Nos pusimos lo que pudimos porque íbamos en pijama. Cogimos el móvil y la documentación porque no pudimos coger nada más. Llamé a algunas puertas, porque hay vecinos mayores. Pero no me contestaron. Bajamos problema escalera deprisa. Se quemó más rápido que una falla. Es una barbaridad. No los ha quedado nada. Todo se ha perdido», explica José Luis, quien al abandonar el edificio tuvo que ser atendido por falta de oxígeno.

Ricardo Sampieri es una de las personas que han accedido al hotel esta mañana. En Campanar, este venezolano residía justamente enfrente de la joven familia que ha fallecido en el trágico incendio. «Éramos buenos vecinos», comenta. Está visiblemente consternado, aunque saca fuerzas de flaqueza para relatar las ultimas horas.

«En el piso estaba mi hijo menor, de 17 años, estaba él solo. Yo estaba cerca y cuando vi que se estaba incendiando la finca llamé a mi hijo inmediatamente para que desalojara. Mi mujer está fuera de viaje», recuerda Ricardo, quien se había mudado hace un año: «Antes estaba en el piso de abajo, en el quinto».

Ricardo y su familia residían en régimen de alquiler: «Vengo de Venezuela y estábamos en una época de transición». Ahora, trata de lidiar con la incertidumbre absoluta que supone la pérdida del hogar: «La primera noche la hemos pasado en casa de unos amigos muy amables. Hoy he venido al hotel y me han atendido los servicios sociales del Ayuntamiento. Nos han dicho que el principio nos podemos quedar hasta el día 29».

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