Una mujer recita un poema a los Reyes durante su visita a El Fuerte. efe

«Es el hogar perdido, pero también el futuro de soledad que les espera»

Los evacuados abandonan los cuarteles. Los mayores con problemas de movilidad serán realojados en residencias y hospitales, y el resto irán al mayor hotel de La Palma

Sergio García

Breña Baja

Viernes, 24 de septiembre 2021, 03:15

Ocurrió mientras estaba tendiendo la ropa, junto al aljibe del que habían bebido los suyos desde hace 200 años en Camino Pastelero (Todoque). «Suena duro pero me había acostumbrado a los truenos, hasta que de pronto escuché un zumbido y, acto seguido, el silencio. Fue ... girar la vista al volcán y ver cómo la lava avanzaba hacia mi casa. Salimos corriendo: sin ropa, sin muebles, sin ni siquiera tiempo de llevarme un álbum de fotos. Con las prisas, mis hijos se olvidaron hasta de coger las perrillas que guardaban en la hucha».

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Remedios Armas es una de las 40 personas que ayer permanecían en El Fuerte, el acuartelamiento militar de Breña Baja que ha servido de refugio desde que la montaña que existía sobre sus cabezas se resquebrajó, reduciendo sus sueños a cenizas. Divorciada, con tres hijos, a cargo de su madre de 88 años, Otilia, que ayer recibía el mensaje de apoyo de los Reyes desde su silla de ruedas. Los monarcas hicieron un alto allí antes de participar en el Comité Director del PEVOLCA para arropar a los evacuados, en su mayoría gente mayor y con problemas de movilidad. Uno de ellos no conseguía reconocerle, lo que llevó a Felipe VI a quitarse la mascarilla para facilitarle las cosas, mientras otra anciana le recitaba un poema.

Remedios también habló. Les detalló entre lágrimas el infierno en que se ha convertido su vida. «Mi casa tal vez no era una maravilla, pero era mía. La bodega de mi hermano se ha quemado entera, lo mismo que la viña con granzón de mis primos. Todo se ha perdido», desliza exhausta. Lleva cuatro noches sin pegar ojo en el pabellón de los mayores. Llaman para ir al baño, gritan en sus pesadillas o cantan para ahuyentarlas, «y yo no paro de darle vueltas a cómo voy a sacar adelante a mis hijos». Ella y los suyos han conseguido un apartamento de una habitación en Tazacorte, fruto de la generosidad de un vecino.

Los Reyes arropan a los desplazados en una visita a El Fuerte, donde el día de la erupción llegaron los casos más desesperados

La historia de Remedios es, en esencia, la de sus paisanos. Gente como Pedro Martín Rodríguez, que se labró un futuro en una mina de carbón y ahora, a los 97 años, lo ha perdido todo. O de Dominique Masón, un francés que había ido con sus amigos de camping y al que cuando volvió no dejaron ya entrar a su casa. O de Mari Carmen Pérez, trabajadora social de ayuda a domicilio de Los Llanos de Aridane, que se ha consagrado a los demás «porque al menos mi hogar sigue en pie, ya veremos por cuánto tiempo».

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¿Como se gestiona el dolor de quien lo ha perdido todo? Alicia Pérez Bravo lo explica mientras recorre los 26 kilómetros que separan Santa Cruz de La Palma de Fuencaliente, donde a los desplazados que no han acabado en una residencia de ancianos o en un hospital les trasladan para mejorar sus condiciones. «La gente tiene un límite. No puedes abrumar les echando sobre sus espaldas todo a la vez. Es el hogar perdido, pero también el futuro de soledad que se abre ante ellos. Hay que parcelar los problemas y demostrarles que algunos sí tienen solución, que todavía conservan el control. Sólo así consigues mitigar su angustia, con ternura y abrazos». A Alicia le costará olvidar a ese hijo con Parkinson que se reconoce «incapaz» de cuidar de su padre encamado. También a quienes la miraban con recelo al principio, «víctimas de ese prejuicio tan común, el de que somos un recurso para quien está disparatado. 'No estoy loco', decían».

La imparable colada de lava del volcán Cumbre Vieja se acerca a una vivienda. ep

«Familia en la adversidad»

Su destino es un hotel de cuatro estrellas, el Teneguía Princess, el mayor de la isla, «donde se ha trasladado ya a 80 personas y esperamos llegar a las 150»; un oasis en plena Ruta de los Volcanes cubierto por un manto de fecundas plataneras. Pero el escenario no basta para enjugar tanto dolor. Lo saben muy bien Carmen María Rodríguez Arma y sus hermanos Miguel Ángel y José Luis, los tres con pensiones de invalidez, que deambulan aún sobrecogidos por estanques y piscinas. Salieron de su casa en Todoque con dos mudas, el DNI y las medicinas. Su hija ha rescatado algún recuerdo, «pero ya nos hemos hecho a la idea de que no se va a salvar nada». Han puesto a salvo a los animales -«tres perros, ocho gallinas, un gallo y la tortuga», que esperan a sus dueños en un albergue de El Paso-.

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La comida es un buffet libre donde los afectados se reúnen en corrillos. «Vecinos de toda la vida y ahora familia en la adversidad», reflexiona Rafa, mientras muestra las llaves de una casa que no volverá a pisar nunca. A su lado, Cristina trata de transmitir su cariño a Lucas, un pequeño al que los últimos acontecimientos no han logrado quitar el apetito. Vive en Las Manchas y a fecha de hoy ignora si las paredes o el techo de su casa han aguantado las acometidas del volcán. «Aquí se necesitan manos y yo soy auxiliar. Prefiero estar ocupada que consumirme pensando qué va a ser de mí».

Rafael es abuelo de Lucas. Su casa está en Puerto Nao, a priori a salvo, pero la deriva de la colada ha cortado la carretera y ya se ha hecho a la idea de que no podrá volver «en meses». «El domingo todos sentimos un temblor fuerte, luego estalló la fumarola y empezó el 'corre-corre', la Policía repitiendo que no era ningún simulacro. Estábamos avisados, pero como no tenemos coche, sólo contábamos con llenar una maleta. Qué dilema, ¿no le parece?».

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Rafael muestra las llaves de una casa que no volverá a pisar nunca. sergio garcía

Alcaldesa de Los Llanos: «Esa gente necesita ayuda y la necesita ahora»

Los llanos de aridane. Noelia García Leal es la alcaldesa de Los Llanos, epicentro de la devastadora erupción. Las Manchas, El Paraíso, Todoque... lugares heridos de muerte y a los que se suman otros donde se ignora si llegará el fuego, pero incomunicados por el avance de las coladas de magma. «De los más de 20.000 vecinos, una cuarta parte han sido evacuados».

«Estamos acostumbrados a todo tipo de fenómenos naturales, aunque esto va más allá. No es la primera erupción, pero con la población creciendo y cada vez más dispersa, se hace complicado que la lava no provoque daños cuantiosos. ¿Cuál es la prioridad ahora? «Salvar la vida de las personas y apoyarles en lo emocional. Por eso hemos permitido a las familias más expuestas que puedan retirar sus pertenencias».

Para la edil, que ha liderado una campaña de donaciones, «son días en los que vives con el corazón encogido. Imagínese lo que significa acompañar a un matrimonio a visitar lo que queda de su casa y que ellos mismos sean incapaces de identificar dónde estaba. No hay puntos de referencia: ni carreteras, ha desaparecido el colegio, el parque infantil...».

García Leal (PP) ya ha hablado con el presidente Sánchez, al que agradeció su visita a la zona, pero pidió «acordarse de La Palma no sólo cuando está en el foco mediático. Esas familias necesitan ayuda y la necesitan ahora. No tengo dudas de que saldremos adelante, pero vamos a requerir el esfuerzo de todos».

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