Condenado a 53 años de prisión un guardia civil por abusar de once niños en un colegio de Huesca

Los hechos que se le atribuyen al condenado ocurrieron en un centro de Barbastro, en el municipio oscense. El tribunal ha considerado culpable de abusos continuados a menores al hombre que responde a las iniciales S.E.C. y, además, se le han impuesto dos penas de por abusos sexuales con prevalimiento debido a su autoridad como profesor sobre dos de los menores, según ha adelantado la agencia EFE.

Fue el propio centro y los padres de los alumnos quienes interpusieron una denuncia contra el guardia civil, que fue detenido en 2019, cuando residía en la localidad vecina de Monzón. La acusación se ha servido de una grabación realizada por los docentes del colegio para probar los delitos del hombre. Una de las educadoras se sorprendió al ver cómo el hombre sostenía a uno de los alumnos sobre sus piernas en una ocasión en la que accedió al aula en la que el hombre impartía actividades extraescolares. Extrañada por la situación, decidió colocar una cámara ante las sospechas de abusos.

La defensa del acusado trató de invalidar la prueba filmada, ya que consideran que la grabación, hecha sin autorización judicial por una persona ajena a la investigación, violaba derechos constitucionales de su cliente y de los propios niños por intromisión en su intimidad. Sin embargo, la Audiencia de Huesca la ha considerado de especial relevancia para el caso y la admitió como prueba lícita, proporcionada y necesaria para el esclarecimiento de los hechos denunciados.

En el transcurso de la investigación, se entrevistó a los menores afectados, aportando estos un testimonio que el tribunal ha considerado sólido para considerar culpable al hombre. «Con alguna excepción -resalta la sentencia-, la mayor parte de los niños y niñas vienen en coincidir en cuestiones esenciales, tales como que el acusado les daba de forma habitual chucherías y regalos, y que, especialmente a las niñas, las sentaba sobre sus rodillas, las abrazaba, les daba besos o les tocaba la espalda por debajo de la camiseta». Añade que a pesar del «buen concepto» que tenían los niños de su profesor, «no apreciasen una connotación sexual en la conducta del acusado, dada su edad».