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JAVIER MARTÍNEZ | MANUEL GARCÍA
Jueves, 5 de diciembre 2019, 08:17
Marta Calvo murió el mismo día de su desaparición, el 7 de noviembre, en la casa de Manuel donde mantuvo la cita sexual con el narcotraficante colombiano Jorge Ignacio P. J., de 37 años. Tras entregarse en la madrugada de ayer a la ... Guardia Civil en el cuartel de Carcaixent, el presunto homicida confesó que descuartizó el cuerpo de la joven de 25 años, metió los trozos del cadáver en bolsas y los tiró a varios contenedores de basura.
Los peores presagios de los investigadores de la Guardia Civil se confirmaron cuando escucharon las primeras explicaciones de Nacho, como conocen sus familiares y amigos al detenido, al preguntarle dónde estaba Marta. El delincuente admitió entonces que se ha había desecho del cuerpo de la joven tras descuartizarlo y tirarlo a la basura.
Unas horas antes de su atroz confesión, el sospechoso acudió al cuartel de la Guardia Civil de Carcaixent. Eran las tres y media de la madrugada. Nada más entrar en las dependencias policiales, el narcotraficante dijo cómo se llamaba y pronunció unas escuetas palabras: «Vengo a entregarme». El agente que se encontraba de servicio en la entrada trasladó entonces al hombre a un calabozo y avisó a la Central Operativa de Servicios (COS) de la Guardia Civil para que informara a los investigadores de la detención del sospechoso de la desaparición de Marta tras entregarse él mismo.
Cuando tuvieron conocimiento del arresto de Jorge Ignacio P., los agentes de la Sección de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la Unidad Central Operativa (UCO) y del Grupo de Homicidios de la Comandancia de Valencia se desplazaron con urgencia al lugar para tomar declaración al detenido, leerle sus derechos e informarle también de los graves delitos que le atribuyen. Jorge Ignacio pidió entonces que le dejaran hablar por teléfono con su madre y mantuvo una corta conversación con ella delante de uno de los guardias civiles.
Mientras los investigadores realizaban las primeras indagaciones para tratar de localizar el cuerpo de Marta, el delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Juan Carlos Fulgencio, convocaba una rueda de prensa con urgencia para informar de la importante novedad en el caso. Poco después de las nueve y media de la mañana, Fulgencio comparecía ante un grupo de periodistas y confirmaba la noticia: la detención del sospechoso de la desaparición de Marta. El delegado del Gobierno también se refirió, por primera vez, a la principal hipótesis que baraja la Guardia Civil tras manifestar que la joven sufrió una «agresión física que podría haber conllevado su muerte violenta».
Antes de que Fulgencio informara a los periodistas sobre el arresto del presunto homicida, un responsable de la investigación criminal habló por teléfono con el padre y la madre de la joven, en sendas conversaciones al estar separados, para informarles de la muerte de su hija y la confesión del narcotraficante. La intención era que los familiares de Marta no se enteraran de la trágica noticia por los medios de comunicación, sino a través de los guardias civiles que habían asumido el caso.
Aunque el delegado del Gobierno no explicó en la rueda de prensa cómo murió Marta, el descuartizamiento del cadáver fue confirmado por fuentes de la investigación al trascender las primeras manifestaciones voluntarias que realizó el detenido en el cuartel de Carcaixent. Jorge Ignacio P. era buscado intensamente por las fuerzas de seguridad del Estado desde que la madre de Marta localizó la vivienda de Manuel, el último lugar donde habría estado su hija con el delincuente colombiano, algo que sabía por el mensaje de wasap que la víctima le envió dos días antes con su ubicación.
El presunto homicida se encontraba en paradero desconocido desde el 10 de noviembre, un día después de que la madre de la joven acudiera a la comisaría de la Policía Nacional de Abastos para denunciar la desaparición. El agente que atendió a la mujer avisó de inmediato a la Guardia Civil al considerar que el caso era de alto riesgo, como poco después constató el Grupo de Homicidios de la Comandancia de Valencia tras asumir la investigación.
Después de confesar Jorge Ignacio P. que había troceado el cadáver y lo había tirado a varios contenedores, un equipo de investigadores de la Guardia Civil centró sus pesquisas en la búsqueda de los restos humanos y el rastreo de los residuos sólidos que arrojan los vecinos de Manuel a los depósitos de basura. Con tal motivo, dos agentes se desplazaron a la planta de tratamiento de Guadassuar y se entrevistaron con un responsable del centro de reciclaje.
Las modernas instalaciones, donde se trituran y aplastan todos los residuos que tienen un tamaño inferior a los 10 centímetros, dejaron de funcionar durante una hora aproximadamente mientras los guardias civiles comprobaban el procedimiento de reciclaje con la recogida manual de recipientes metálicos, botes de plástico y cartones que realizaba una veintena de trabajadores. Tras esta inspección, tanto la Guardia Civil como los propios empleados de la planta consideran bastante improbable que un cuerpo descuartizado no hubiese sido detectado en las cintas transportadoras.
Pero este centro de reciclaje no es el único donde los investigadores buscan el cadáver de la víctima, ya que el presunto homicida pudo haber arrojado los restos humanos en contenedores de l'Olleria, donde también residía Jorge Ignacio P. en otra vivienda alquilada, o en depósitos de basura de Silla, otra localidad que los investigadores relacionan con el caso.
El cuartel de la Guardia Civil de Carcaixent se convirtió en el foco de atención de los medios de comunicación cuando trascendió a primera hora de la mañana que el sospechoso de la desaparición de Marta había acudido a estas dependencias policiales para entregarse. La entrada y salida de vehículos con agentes de paisano fue continua ante la atenta mirada de una veintena de periodistas gráficos y redactores.
Los guardias civiles se desplazaron a otras poblaciones para realizar diversas gestiones relacionadas con la búsqueda del cadáver, y mientras tanto, el detenido esperaba el momento de poder entrevistarse con su abogado. Jorge Ignacio P. había confesado que había descuartizado el cuerpo cuando le preguntaron dónde estaba Marta, pero estas manifestaciones las realizó antes de que fuera asistido por un letrado.
Días antes, la madre del narcotraficante contactó con el abogado Óscar Fernández para encargarle la defensa de su hijo. La idea de la familia y del letrado era convencer al entonces sospechoso y huido para que se entregara, como así sucedió en la madrugada de ayer.
La Guardia Civil también tomó declaración el pasado lunes a la madre de Jorge Ignacio P. en el cuartel de Patraix, segun informó un pariente del detenido, y la persuadió para que colaborase en la posible entrega de su hijo en el caso de que el huido se pusiera en contacto con ella. La mujer viajó el 8 de noviembre, un día después de la desaparición de Marta, desde Mallorca a l'Olleria para acompañar a su hijo el día de su cumpleaños, pero no notó ningún comportamiento extraño de Nacho, como ella le llama.
El abogado del presunto homicida llegó al cuartel de Carcaixent sobre las cinco de la tarde. Dos horas más tarde, el letrado fue increpado por un grupo de vecinos cuando salió unos momentos a la calle. Algunos individuos que se congregaron en el lugar le pidieron incluso a gritos que no defendiera al detenido.
Minutos después de las once de la noche, el abogado abandonaba definitivamente el cuartel de Carcaixent sin realizar declaraciones a los periodistas que esperaban en la puerta, mientras el detenido era trasladado al cuartel de la Guardia Civil de Patraix. Aunque no ha trascendido el contenido de la declaración de Jorge Ignacio P., al haber decretado el juez el secreto de las actuaciones, fuentes de la investigación señalaron que la búsqueda del cuerpo de Marta se reanudará esta mañana con los datos aportados por el delincuente colombiano.
La desaparición de Marta Calvo trascendió cuando una asociación de familiares de personas desaparecidas difundió los datos y la foto de la joven de 25 años en Twitter. Desde el primer momento, el narcotraficante colombiano se convirtió en el principal sospechoso de la muerte de la joven. Los agentes del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia identificaron a Jorge Ignacio P. horas después de que la madre de Marta presentara la denuncia por desaparición en la comisaría de Abastos de la Policía Nacional.
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