Fallece de un infarto el conductor de un coche que trató de huir tras chocar con una moto

El suceso se produjo sobre las ocho de la tarde de este miércoles en el kilómetro 10 de la conflictiva GI-636 a su paso por Irún, en dirección a Behobia. A la altura del Hotel Urdanibia un turismo y una motocicleta colisionaban sin que estén claras las causas. El piloto de la moto quedó tendido sobre el asfalto, mientras el conductor del turismo salió del vehículo. Fue entonces cuando este trató de darse a la fuga, siendo retenido por varios conductores que habían presenciado el accidente hasta la llegada de los agentes de la Ertzaintza, que tuvieron que emplearse a fondo para retenerle, según relató a este periódico un testigo presencial.

Al lugar del accidente llegaron rápidamente los Servicios de Emergencia, que intentaron primero reanimar al motociclista herido grave antes de ordenar su evacuación en ambulancia al cercano hospital Comarcal del Bidasoa, donde el varón todavía permanece.Siempre según la versión del Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco, «el conductor del turismo, que en un primer momento trató de huir del lugar mostrándose muy alterado, amenazando a otros viandantes y llegando a agredir a los agentes cuando trataban de retenerle, entró finalmente en parada cardiorrespiratoria teniendo que ser reanimado por los sanitarios en el lugar».

«Una vez estabilizado» –prosigue la nota hecha pública por la policía autónoma– «fue trasladado al Hospital Donostia, desde donde esta mañana han comunicado su fallecimiento».Debido al trágico desenlace, la Ertzaintza ha anunciado la puesta en marcha de «una investigación con el fin de esclarecer las circunstancias en que se produjo el fatal siniestro» y además «ha abierto una investigación por parte de Asuntos Internos y se le ha dado traslado a la Comisión de Control y Transparencia».

Se da la casualidad que en esa misma carretera se produjo a comienzos de agosto otro accidente en el que un conductor de un camión también trató de darse a la fuga tras atropellar a una mujer de 71 años que fallecía.Aquel siniestro se produjo el lunes 5 de agosto a las diez y cuarto de la mañana, a la altura del kilómetro 7 de la GI-636, pero en sentido Errenteria, a escasos metros del Hotel Errekalde y la parada del Topo de Gaintxurizketa. Nada más tener conocimiento del siniestro, recursos de la Unidad de Tráfico de Gipuzkoa y del Servicio de Emergencias de Euskadi se trasladaron al lugar, si bien debido a la gravedad de las heridas sufridas, no pudieron hacer nada por salvar la vida de la mujer.

Tras el accidente, el conductor implicado había abandonado el lugar, por lo que la Ertzaintza inició una investigación para identificar el vehículo huido. Las pesquisas pudieron determinar las características del camión implicado en el siniestro y se estableció un dispositivo para su localización.

Horas más tarde la Ertzaintza consiguió identificar el vehículo dado a la fuga, cuyo conductor, al conocer que era buscado por su implicación en el accidente, se personó en dependencias policiales. Después de tomarle la correspondiente declaración se le abrieron diligencias como investigado acusado de un delito de muerte por imprudencia y abandono del lugar de los hechos tras causar el siniestro.

La GI-636 es un tramo de una gran siniestralidad como lo demuestra el hecho de que en los últimos ocho meses hayan sido seis las personas que han perdido la vida en esa carretera. Especialmente conflictivos son los apenas 5 kilómetros entre Lezo y Errenteria. A pesar de que esta vía no está catalogada como un tramo peligroso, los accidentes con víctimas mortales se están sucediendo con frecuencia.

Lo cierto es que se trata de una carretera con un alto volumen de tráfico que está causando una alta siniestralidad y que, aunque no está catalogado como tal, se ha convertido en un punto negro de la red viaria guipuzcoana.

En el accidente del miércoles se daba además el agravante de la alta densidad de vehículos debido a la operación retorno y de la lluvia que en ese momento complicaba un poco más la circulación.

De ahí que sean numerosas las voces que vienen reclamando desde hace casi dos décadas una solución para esta carretera que, tal como denuncian los vecinos, carece de señalización que avise del peligro.