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isabel álvarez
Jueves, 26 de mayo 2022, 14:06
Dos trabajadores han fallecido este jueves en una explosión registrada en la planta de biodiésel de Calahorra, situada en el polígono de El Recuenco. La deflagración, por motivos que aún se desconocen, ha afectado a varios depósitos de aceite de la planta, matando a dos ... empleados casi en el acto. El resto de la plantilla de la empresa (Iniciativas Bioenegéticas, S.L.), hasta un total de 22 empleados, ha podido ser evacuada sin daños.
El incendio se ha originado minutos antes de la una del mediodía, por razones que aún se desconocen. Bomberos de la Comunidad Autónoma y del Ayuntamiento de Logroño intentaban desde el primer momento evitar que se extendieran las llamas, teniendo en cuenta que se trata además de unas instalaciones especialmente sensibles por la naturaleza de los materiales almacenados.
En la zona de la explosión hay cuatro depósitos de unos 400 metros cúbicos de capacidad cada uno. Dos de esos depósitos contenían biodiésel, es decir, producto ya terminado, y otros dos aceite crudo, materia prima para la producción del combustible. Uno de estos dos depósitos de aceite es el que ha explotado, causando la muerte de los dos trabajadores. Además, la deflagración también ha producido fisuras y fugas en los tres depósitos colindantes.
Es esa mezcla de biodiésel y aceite crudo lo que produce las llamas que todavía continúan. Unas llamas cuya extinción costará aún muchas horas, según calculan los servicios de emergencia.
Pero la mayor preocupación, según explicaba José Fermín Galilea, responsable de Protección Civil, es que las llamas llegaran a dos depósitos «próximos pero no colindantes». Uno de metanol, de 1.800 metros cúbicos, y otro de metilato de unos 400 metros cúbicos. Ambos son productos altamente explosivos. Así, parte de los 26 bomberos que en estos momentos trabajan en el siniestro se dedica a mantener refrigerada la zona de estos dos depósitos. Y es que, como explicaba gráficamente uno de los trabajadores, si explotaban «la onda expansiva podría llegar hasta la catedral».
Así, a las labores de extinción se unía también un grupo de 23 guardias civiles de la unidad NRBQ, especialista en tratar con productos explosivos o riesgos químicos.
«Hemos salido temblando», contaba uno de los trabajadores, que relataba el «miedo» en la plantilla ante un accidente de unas proporciones desconocidas en la zona. Cuando ya se encontraban todos en el exterior y a salvo, durante el recuento, es cuando se ha echado en falta a los dos fallecidos.
Al parecer, según ha podido saber este periódico, las dos únicas víctimas serían trabajadores externos, soldadores, de una empresa subcontratada por la compañía. Estas serían en un principio las dos únicas víctimas, sin que haya que lamentar heridos, aunque los servicios de emergencias todavía se encuentran en el lugar trabajando.
No hay evidencias de que en el humo expulsado tras la explosión haya ningún gas tóxico, pero aún así, y en previsión de posibles nuevas explosiones, los servicios de emergencia establecían ya a primera hora de la tarde un perímetro de seguridad de un kilómetro alrededor de la planta. Y es que, como explicaba gráficamente uno de los trabajadores, de explotar los depósitos de metanol «la onda expansiva podría llegar hasta la catedral«
Además de la propia empresa en la que ha ocurrido el suceso, el polígono ha tenido que ser desalojado, incluidos los usuarios del centro Áncora , que tienen allí sus instalaciones. Al ser de diferentes localidades riojanas, se les ha evacuado en furgonetas hasta el centro de Calahorra, para luego llevarles a sus casas en autobús. También la prensa y numerosos curiosos eran desalojados de las proximidades de la empresa.
Muy cerca de la planta de biodiésel siniestrada se levanta el parque 'Tierra Rapaz', un lugar de observación y aprendizaje sobre las aves muy frecuentado por visitas escolares. De hecho, en el momento de los hechos había en las instalaciones unos 250 niños de la propia Calahorra y de Zaragoza, que han tenido que ser desalojados de urgencia en autobuses.
Todos ellos se encuentran bien, según explicaba Luis Lezana, gerente del parque. «Ha sido una explosión potentísima, impresionante, con unas llamaradas tremendas». Y se congratulaba de que «los niños no se han enterado. Estaban en sus juegos, había mucho griterío, pero los adultos si nos hemos dado cuenta».
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