El hombre fallecido tras ser hallado inconsciente en San Sebastián tenía heridas compatibles con una caída

El cuerpo del fallecido fue trasladado durante la mañana al Instituto Vasco de Medicina Legal, donde se le practicó la autopsia. Según ha podido saber DV, los primeros exámenes forenses constatan la existencia de heridas compatibles con una caída.

La actuación de la Ertzaintza sorprendió y alarmó a los vecinos del barrio, que pronto supieron que se había producido una muerte. Media docena de agentes acordonaron la zona y cortaron los accesos a las inmediaciones, que permanecieron cerrados hasta primera hora de la tarde. En su intervención, los ertzainas rebuscaron en las basuras y jardines de las proximidades en busca de posibles pruebas e indicios que permitan esclarecer las causas del fallecimiento.

El suceso causó una gran conmoción en Bidebieta, donde la víctima era muy conocida. Nicomedes López tenía 55 años, estudió en el colegio Mundaiz de la capital guipuzcoana y trabajó muchos años en hostelería. Uno de sus últimos empleos fue en el restaurante Arzak, donde desempeñó funciones de bodeguero y barman hasta 2024. «Era una persona buena, nunca se metía con nadie», cuentan en el bar Erreka, al que Nico –como le llamaban todos– era asiduo por estar en el mismo edificio de Bidebieta en el que vivía con su madre y su hermano. El viernes se acercó al pintxo-pote y, según recuerdan los responsables del establecimiento, se marchó sobre las 20.15 horas.

Después siguió la ronda por otros locales del barrio, aunque no llegó a uno de sus favoritos cerca de Pasaia, el Toki Ona de la avenida de Euskadi, frente a la rotonda del Ancla, junto al Eroski. «Vino la semana pasada y desde entonces no le hemos vuelto a ver», apunta mientras apura su consumición Luis López, vecino de la zona, que mantenía relación con el fallecido «desde hace más de diez años», cuando coincidieron en Arzak. Detrás de la barra, el camarero, que se acababa de enterar de la identidad del muerto, mostraba su pesar por lo ocurrido y aseguraba que tenían «amistades comunes».

Nico también era cliente habitual del bar del hogar del jubilado Guardaplata, ubicado cerca de su domicilio. Por allí pasó hace unos días para comer un pintxo, como tenía costumbre. Y le apuntaron dos apuestas para la porra. Los socios del hogar no daban crédito a la luctuosa noticia, que corrió como la pólvora desde primera hora de la mañana.

Los vecinos de Bidebieta especulaban sobre lo que pudo pasar la noche del viernes. «Ha sido un robo», dice una mujer mayor en cuanto se le pregunta por los detalles. «Tenía un golpe en la cabeza y le habían vaciado los bolsillos», afirma tajante otro residente del barrio.

En el entorno de los portales 4 y 8 de Julio Urkijo, donde apareció Nico semiinconsciente, nadie pareció haber escuchado nada raro de madrugada. Lo cierto es que hasta que los investigadores de la Ertzaintza revisen el contenido de las cámaras de seguridad no se podrá saber con exactitud las causas del fallecimiento ni si el robo, de haberse producido, se cometió antes o después de la caída.