El violador en serie de Gipuzkoa mandó a una de sus víctimas el vídeo de la agresión editado con texto y música

Así lo ha confirmado un agente perteneciente a la unidad de investigación criminal de la Ertzaintza que ha declarado en el juicio por una violación cometida por el acusado, G.G.C., en Lasarte-Oria el 1 de enero de 2015. El varón fue detenido en 2019, tras una violación cometida en Beasain, por la que se le atribuyeron otras agresiones cometidas en Gipuzkoa en años anteriores, entre ellas la que se está juzgando desde este lunes en la Audiencia de Gipuzkoa.

Según ha explicado el agente, en dichas imágenes y grabaciones encontradas en el ordenador y los pen drives se observaba a varias mujeres inconscientes que estaban siendo agredidas sexualmente por el acusado. Todas se realizaban en interior de domicilios. «Eran agresiones desconocidas para nosotros hasta ese momento», ha asegurado.

La Ertzaintza venía investigando a un violador en serie que había cometido varias agresiones en Gipuzkoa desde 2012, pero desconocían su autoría. «Teníamos tres violaciones en las que aparecía su perfil genético y otras que le atribuíamos por su modus operandi», en el que asaltaba a las víctimas «por detrás». Así, al recibir la denuncia de la violación de una joven en Lasarte-Oria en 2015, «claramente todo apuntaba al mismo autor».

Sin embargo, tras una nueva tentativa de agresión ocurrida el 8 de marzo de 2015 y hasta el 13 de julio de 2019, cuando se cometió la agresión sexual a una joven en Beasain, la Ertzaintza creyó que el violador había dejado de actuar, al no recibir ninguna denuncia en la que se hubiese producido ese modus operandi que le definía.

«En este tipo de agresores en serie es muy extraño que dejen de agredir. A raíz del análisis del material del ordenador vimos que no había parado, sino que había cambiado su manera de actuar, la había perfeccionado y las agresiones las hacía dentro de domicilios, donde no se exponía», ha explicado el agente

En los vídeos se observan «imágenes sexuales explícitas» y no hay «ninguna duda» de que las mujeres que aparecen en las mismas «están inconscientes, dormidas». La Ertzaintza identificó a cuatro mujeres a las que el acusado conocía. «Aprovechaba para acceder a sus domicilios porque el hermano o el familiar de esa mujer trabajaba con él, le sustraía las llaves y cometía la agresión, siempre utilizando cloroformo», ha relatado el policía. Ninguna de las cuatro mujeres le había denunciado, y fueron violadas en varias ocasiones, una de ellas hasta en diez, según atestiguan las grabaciones que el acusado guardaba junto con fotografías familiares con su mujer y sus hijos.

Además el hombre editaba los vídeos. Extraía fotogramas de las grabaciones «con imágenes explícitas de penetraciones» y los acortaba, y uno de ellos llegó a editarlo introduciendo «texto y música». «Ese vídeo lo compartió con la víctima que aparecía en el mismo», ha explicado el investigador. Por las fechas de los documentos, las agresiones se cometieron entre 2015 y 2017. «No sabemos por qué dejó de grabar después».