OSKAR ORTIZ DE GUINEA
Miércoles, 11 de agosto 2021, 07:49
Iñaki no olvidará la vuelta a Ibardin en bicicleta que realizó el domingo con un amigo. Ambos la completaron sobrecogidos, «con los pelos de punta todo el rato» tras lo que presenciaron durante sus primeros kilómetros. Partieron de Irun por la vía verde del Bidasoa ... con la idea de llegar hasta Zalain, desde donde dirigirse hacia la emblemática cima de Bera. Apenas habían superado el viaducto de Laminarri y se disponían a sortear la valla previa al antiguo apeadero de San Miguel, cuando los alertó un hombre a gritos: '¡Se está ahogando un negro! Se está ahogando un negro!'. «¡¿Qué?! No dábamos crédito. Se hundió medio minuto antes de llegar nosotros».
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'¡Un chico se ha lanzado al agua a intentar salvarlo!', añadió el paseante. «Justo llegaron un par de personas corriendo a pie, y bajamos por el caminito de hormigón que da acceso al río y ellos dos se tiraron». Este vecino de Irun se quedó en tierra. «Hace poco me rompí el húmero y no puedo articular el hombro y nadar. Me sentía fatal, y traté de buscar al migrante desde la orilla con una impotencia terrible». Un tercero avisó al 112. «Nos juntamos 6 o 7».
En el agua, los tres intrépidos se afanaron en la búsqueda. Encontraron «una bolsa con unas zapatillas», pero no a Abdoulaye. En la otra orilla, «su 'hermano' estaba nerviosísimo. Vestía una camiseta rosa y miraba todo el rato al cielo y al agua. Alguno nos dijo que iban tres, pero yo solo vi a uno. Me quedó esa duda, pero el chico no hablaba. ¿De verdad llegó a Baiona? Porque debía atravesar el bosque monte arriba y en esa zona es una selva».
Hay poco más de 20 metros de una orilla a otra, pero los migrantes «cruzaron por el peor sitio», observa este testigo. «Unos metros más arriba, donde entrenan los piragüistas, se puede pasar a pie. Quizá vieron la espuma que provocan las aguas bravas al chocar las rocas, y no se atrevieron».
IÑAKI | TESTIGO DE LA TRAGEDIA
Los africanos optaron por cruzar por una zona traicionera, dado que aparentemente el río no baja con gran fuerza. «La sensación es engañosa, porque parece que no hay corriente, pero echas un palo y rápidamente se aleja. A los tres que se tiraron también les arrastraba». Desde la orilla se ven las piedras del fondo en los tres o cuatro primeros metros. Luego la masa de agua se torna en verde. «Hay un agujero que no se ve y cubre».
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Según este testigo, «el 'hermano' -en realidad muchos migrantes se refieren de esta manera a su amigos íntimos, aunque no tengan vínculos de sangre- le dijo al primero que se tiró que iban de la mano, que él sabía nadar pero el otro no».
Transcurrían los minutos y la tensión fue en aumento. «Era desesperante. Desde el 112 nos llamaron tres veces. Una de ellas para ver si estábamos en Gipuzkoa o habíamos cruzado a Navarra y debían ir los forales. ¡Si les habíamos dicho que estábamos a dos minutos en coche de Behobia y una persona se estaba ahogando! Para mí lo primero es que lleguen los recursos». Según Iñaki, «la Ertzaintza tardó unos 20 minutos en llegar». El 'hermano' ya había desaparecido en la frondosidad del bosque. «También vinieron los forales -y bomberos-. Nosotros no pintábamos nada y nos fuimos. He leído que trataron de reanimarlo. Tras tanto tiempo sumergido, no podía estar vivo». Iñaki sigue «impresionado. «He leído que se suelen ver migrantes tratando de cruzar el río a nado. No sabía que fuera tan habitual. Es increíble que pasen estas cosas».
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