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Javier Martínez
Valencia
Miércoles, 30 de octubre 2024
Las tres personas desaparecidas en el cuartel de Paiporta, dos guardias civiles y la novia del teniente adjunto, fueron sorprendidas por la fuerte crecida del agua y el desplome de un muro cuando trataban de sacar sus vehículos del garaje. Las víctimas quedaron atrapadas ... en pocos minutos y fueron incapaces de salir ante la impotencia de otros agentes que no podían entrar para rescatarlas.
El teniente adjunto logró salir del garaje en el último momento tras nadar e incluso bucear hasta las escaleras de emergencia. Tiró del brazo de su novia en un intento desesperado de ponerla a salvo, pero la fuerza del agua los separó y solo él consiguió escapar.
Desde el cuartel llamaron de inmediato a los teléfonos de emergencia 112 (Centro de Coordinación de Emergencias) y 062 (Centro de Operaciones y Servicios de la Guardia Civil) para pedir auxilio, pero ningún equipo de rescate pudo llegar al cuartel. El barranco se había desbordado y todos los alrededores del acuartelamiento se inundaron en pocos minutos. La situación era dantesca y angustiosa. El teniente de la Guardia Civil intentó entrar otra vez en el garaje para rescatar a su pareja, pero sus compañeros impidieron que arriesgara la vida. Era un salvamento imposible y a ciegas. El sótano estaba lleno de agua y barro. Los agentes solo podían alumbrarse con sus linternas.
La situación era similar en Pincanya y otros municipios de la comarca de l'Horta Sud. En las calles más cercanas al barranco del Poyo había vecinos agarrados a farolas y árboles. Otros pedían auxilio desde el techo de vehículos. Mientras esperaban la llegada de los bomberos y del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS), un sargento, un cabo primero y varios guardias civiles del cuartel de Paiporta formaron un esquipo de rescate para auxiliar a quienes se encontraban en una situación comprometida. Una de ellas era una mujer con su bebé que estaba atrapada en un fábrica inundada. Tras ponerla a salvo, los agentes del instituto armado liberaron también a otros vecinos, entre ellos un policía local, que habían subido al techo de una caseta para evitar que el agua los arrastrara.
Las llamadas telefónicas al 112 para pedir ayuda urgente a la UME y otros servicios de emergencia no tuvieron respuesta. Las líneas estaban colapsadas y los bomberos, desbordados. Desde el cuartel también pidieron auxilio al Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, pero los remolinos y la fuerza del agua retrasaron la intervención de los buzos del instituto armado. Fueron momentos de gran nerviosismo y miedo.
La tensión creció cuando un compañero de los atrapados trató de llegar al cuartel en un coche particular. El guardia se vio sorprendido por la crecida del agua, aunque pudo ponerse a salvo. Para entonces, los servicios de emergencia buscaban en los alrededores del cuartel a una joven cuyo paradero se desconocía: la novia de un guardia civil.
Al cierre de esta edición aún no habían rescatado a las personas atrapadas en el sótano, porque los especialistas de la Guardia Civil y los bomberos no habían podido acceder al lugar. Las posibilidades de hallarlos con vida son cada vez menos conforme pasan las horas.
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