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LAURA GONZÁLEZ / agencias
Martes, 27 de marzo 2018, 12:00
La Policía Foral ha detenido a un hombre vecino de Pamplona como presunto autor de la agresión con un bate el pasado día 11 a un jugador de béisbol bilbaíno de San Inazio en Burlada, quien sufrió fractura de cúbito. El hombre, según ha informado ... la Policía Foral, es Y.D.L.B., de 40 años y con antecedentes por delitos violentos. Fue detenido ayer y esta mañana ha pasado a disposición judicial.
La agresión tuvo lugar en el campo de béisbol de Burlada al acabar el partido que enfrentaba al C.D. Pamplona y al San Inazio de Bilbao, momento en el que un grupo de seis personas insultaron al equipo visitante y el ahora detenido se hizo con un bate con el golpeó brutalmente al jugador del club bilbaíno.
El domingo 11 de marzo el equipo vizcaíno se desplazó hasta la localidad navarra de Burlada para medirse al Pamplona en el arranque de la temporada, en la primera jornada de la Liga Nacional de División de Honor. Un estreno que pudo terminar en tragedia. Y es que uno de los jugadores del cuadro vizcaíno terminó ingresado de urgencia en un centro hospitalario después de una brutal paliza propinada con un bate por un aficionado, con golpes tanto en la cabeza, como en el costado y en uno de sus brazos.
El desagradable incidente se produjo tras el segundo encuentro que enfrentaba esa mañana a estos dos conjuntos. El primero finalizó con una victoria aplastante del San Inazio, 19-1. El segundo, por el contrario, con un 4-1 a favor de los locales. «Nos saludamos al acabar como siempre, entre los miembros de los dos equipos, no había pasado nada en el campo. Cuando nos fuimos al vestuario, en un pasillo que hay de uso público, allí nos encontramos con esta banda de descerebrados esperándonos», relataba hace unos días Kepa Pocero, técnico del conjunto bilbaíno, en una entrevista concedida en Radio Popular. «Después de los típicos forcejeos, cuando parece que se calmaba todo, de repente, aparece este loco con un bate y cogió a este chico, como podía haber sido a cualquiera, y podía haber sido una desgracia inmensa. Yo nunca había visto algo así y espero no verlo más».
Hasta el lugar, las instalaciones deportivas de El Soto de Burlada, se trasladaron varias patrullas de la División de Intervención de la Policía Foral, como apuntan en el Diario de Navarra, además de una ambulancia. «Por suerte uno de nuestros jugadores es médico y le pudo atender en lo básico», relata Pocero. El agredido, cuyo nombre no han querido revelar, fue trasladado al hospital más cercano donde se le realizaron diversas pruebas. Entre ellas un TAC, con el que se descartó que tuviera alguna lesión en la cabeza. «Por ese lado estamos contentos, todo salió correcto, pero le van a tener que operar porque tiene roto el cúbito».
Dolorido y aún con el miedo en el cuerpo, el jugador fue trasladado a Basurto donde fue intervenido. «El equipo está flasheado. No te piensas que vas a vivir esto, no sabes cómo vas a reaccionar. Estamos sobrepasados. Los chavales se quedaron helados», declaraba el preparador del cuadro bilbaíno, quien apuntó que el agresor, que ha sido este lunes detenido, es del entorno de uno de los jugadores del Pamplona. «Su plantilla está compuesta en un 80-85% por dominicanos y sus familiares y amigos son seguidores de este deporte, el que en su tierra tiene mucho arraigo. Lo viven con una mezcla de pasión y alcohol que en este caso se tradujo en este comportamiento, perdiendo el norte por completo».
Un hecho extradeportivo del que el San Inazio no culpa al club navarro, pero sí le piden que tome las medidas oportunidad para que no vuelva a suceder. «No queremos cargas las tintas contra ellos porque no tienen ninguna responsabilidad por el comportamiento de estos impresentables pero sí creemos que tienen que tomar cartas en el asunto sobre el tipo de gente que se les acerca o tienen en el entorno para erradicarlo. Este hecho ha sido grave pero ya han tenido problemas con otros equipos y deberían de hacer algo para que no vuelva a ocurrir».
En la grada, durante este segundo partido, había entorno a unas 40 personas. Normalmente este deporte no es seguido por muchos aficionados por lo que no suele ser habitual la presencia policial. «El delegado de campo igual debería de haber reaccionado con más prontitud, cuando no paraban de insultar. Eso lo hubiese evitado todo», afirma Kepa Pocero.
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