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Oskar Ortiz de Guinea
Miércoles, 8 de noviembre 2023, 06:54
Soufyane El Imrani tiene 19 años y habla árabe, castellano y euskera. No tenía ni idea de francés, pero le podían las ganas de «salir de Zumarraga y conocer mundo». Hace un año dejó a sus padres, tres hermanos y varios familiares más en Gipuzkoa ... para instalarse en Bruselas, en casa de un hermano de su padre, Mahi. Estaba integrado en la capital belga: donde trabajaba con su tío en una empresa textil, se relacionaba ya en francés y tenía un grupo de amigos con los que jugaba a una de sus aficiones, el fútbol.
El pasado día 1, tras haber disputadon partido, fue asaltado por un grupo de entre 20 y 30 personas, que pertrechados con bates de béisbol, barras de hierro y hasta patinetes eléctricos, le golpearon hasta dejarlo moribundo en mitad de la calle, tras robarle su documentación y su teléfono móvil. «Le dieron una paliza de muerte», resumen sus tíos Hassan y Zhor en su portal de Zumarraga. «Tiene varias fracturas en la cabeza, un derrame interno en el cerebro y los médicos lo tienen dormido», añaden. El joven, en coma inducido, se debate entre la vida y la muerte en el Hospital Universitario de Bruselas, adonde se han desplazado sus padres, Ahmed y Souad, uno de sus hermanos, Ismail, y un tío que reside en Barcelona.
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A través de las grabaciones de las cámaras de vigilancia, la Policía belga trata de identificar a los autores de la brutal agresión, que tuvo lugar pasadas las 20.45 horas del 1 de noviembre, fiesta de Todos los Santos en Bélgica (Toussaint), frente a la estación de metro de Beekkant, en el distrito de Molenbeek-Saint-Jean, al oeste de Bruselas. Aquella tarde, Soufyane había jugado un partido de fútbol y después compró pan, tal como le encargó su tío. «Mi hermano Mahi nos dijo que el chico llegó a casa, pero que un amigo le escribió al móvil y volvió a salir. Era un chico muy querido, no fumaba ni bebía alcohol y nunca se metía en ningún lío». Según su familia, nada hace pensar que el ataque fuera algo premeditado.
Según narraron dos testigos presenciales al medio local RTL, Soufyane tuvo tiempo de adivinar la agresión, frente a la boca del metro, pero no la más mínima opción de defenderse. «Nos llamó, y nos dijo que estaban esperando en la salida. Que no podía salir. Después salieron alrededor de 30 personas de todos lados: de coches, de portales...». Al momento, el joven de Zumarraga aunque nacido en Fez (Marruecos), se vio rodeado. «Le empezaron a golpear con todo, con bates de béisbol, barras de metal, patinetes...». El chico cayó al suelo, pero siguió recibiendo golpes. Incluso, cuando ya era incapaz de ofrecer la más mínima intención de protegerse. «Estando en el suelo, le golpearon con barras y patinentes», insiste su tía Zhor.
Soufyane quedó gravemente herido. Respiraba con dificultad cuando fue atendido de urgencia por los servicios sanitarios. Permanece ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital UZ. Su tío Mahi fue informado del suceso al día siguiente. Automáticamente, telefoneó a su hermano y padre del joven, Ahmed, que recibió la noticia cuando comía en casa tras haber salido de trabajar en Riza y Rile, donde también ejerce su hijo Ismail. A continuación, trataron de buscar un avión a Bruselas, pero tanto los padres como un hermano terminaron viajando en autobús.
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