El ertzaina fallecido al caer al río en San Sebastián trató de romper el cristal a tiros

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El suceso tuvo lugar a las 3.30 horas cuando, por causas que se investigan, el coche que circulaba desde el pasadizo de Egia hacia el centro de la ciudad impactó contra la barandilla de una de las esquinas del puente de María Cristina (uno de los pocos puntos sin muro) y se precipitó al río con los dos agentes en su interior.

Según informaron fuentes del departamento de Seguridad, los agentes se encontraban patrullando con su vehículo policial por el pasadizo subterráneo que discurre entre Egia y el paseo del Urumea, por donde se accede también a las estaciones de autobús y tren, una zona de vigilancia habitual por ser un punto negro de agresiones sexuales y menudeo de drogas. Por causas que se desconocen y que se están investigando, el coche inició la subida hacia la salida al puente de María Cristina, y, en vez de girar, se dirigió de frente hacia el río, impactando contra la barandilla y cayendo después al agua. Una «fatalidad», indicó el consejero de Seguridad Josu Erkoreka, ya que el vehículo impactó en el punto en el que la barandilla es «más débil», y no en el muro de piedra que habría evitado la caída.

La fortuna quiso que una patrulla de reacción inmediata de la Ertzaintza, conocidas como 'bizkor', estuviera realizando vigilancia en la zona de la estación de autobuses de San Sebastián, donde se produjo el accidente. Los agentes escucharon un golpe, aunque en un primer momento no vieron nada. Fue el vigilante del mercado navideño el que les alertó de que un coche se había precipitado al agua.

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Al asomarse vieron a un hombre en el río y observaron unas luces rojas, percatándose que se trataba de las luces traseras de un coche. Las olas arrastraron al hombre hacia la orilla, donde comprobaron, por el ribete de hoja de roble rojo que llevaba en la hombrera, que se trataba de un agente de la ertzaintza.

Esta brigada cuenta en sus dotaciones con material especial para intervenciones, y portaban una escalera telescópica que pudieron acercar al agente para rescatarle. Sin su rápida intervención y sin sus medios, y dada la situación del río, el resultado podría haber sido aún más trágico.

El agente rescatado era el copiloto, un agente zumaiarra de 33 años de la última promoción, la número 28 de la Ertzaintza, recién incorporado a la comisaría de Donostia en régimen de prácticas, pudo salir del coche. Este consiguió romper la ventana y salir del coche, y activó la radio para pedir auxilio, lo que movilizó a varias patrullas. Cuando fue rescatado estaba en estado de hipotermia, por lo que fue trasladado al Hospital Donostia, donde se comprobó que tenía agua en los pulmones, aunque su estado no revestía gravedad y evoluciona favorablemente.

El agente que conducía el vehículo intentó escapar del coche, utilizando incluso su pistola y disparando hacia los cristales, pero quedó atrapado en el interior. Buzos de la Cruz Roja en primer término y de la Unidad de Vigilancia y Rescate de la Ertzaintza después iniciaron la búsqueda del vehículo, que quedó sumergido, pero dadas las condiciones del mar no fue hasta pasadas las 8.00 de la mañana cuando con la bajada de la marea se pudo localizar el vehículo, que fue izado hasta el puente de María Cristina por una grúa de grandes dimensiones. Una vez en tierra, sobre las 9.30 de la mañana, se comprobó que el cuerpo sin vida del agente estaba en el interior.

Se trata de dos ertzainas guipuzcoanos pertenecientes a las promociones 19 y 28, adscritos a la comisaría donostiarra de El Antiguo y que estaban patrullando en el turno de noche con total normalidad, tal y como explicó desde el punto del accidente Josu Erkoreka, consejero de Seguridad del Gobierno vasco. El agente fallecido, que conducía el coche patrulla, era Iñigo Echarri, tenía 47 años y era natural de San Sebastián. Había trabajado durante varios años como agente de la Guardia Municipal donostiarra.

Fue «un cúmulo de fatalidades» el que llevó al coche patrulla a precipitarse al río, según declaró el portavoz del Gobierno vasco, Bigen Zupiria, quien quiso acordarse de todos los trabajadores públicos que, «sea el día que sea, sea la hora que sea, deben prestar su servicio para atender las necesidades» de la ciudadanía. Por ello, envió «una abrazo solidario» a los compañeros de esos ertzainas y sus familias. Ayer por la tarde los compañeros de la víctima le rindieron homenaje en el mismo puente María Cristina, que estuvo cerrado durante horas.