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José Alberto González
Domingo, 1 de octubre 2023, 12:33
Alan Antonio Antía, vecino de Murcia, ha explicado esta mañana que participó en la noche de este sábado en una cena a la que se hicieron veinte personas de entre 30 y 50 años en el local La Fonda, una de las discotecas que ardieron durante la madrugada ... en la zona de ocio de Atalayas en una noche trágica que se saldó con varios fallecidos.
Todos los asistentes a la celebración eran inmigrantes originarios de Nicaragua, excepto uno de Ecuador. La cena empezó hacia las ocho de la noche y tras ella un grupo de nueve personas continuó la fiesta en el establecimiento.
Este asistente se fue posteriormente a casa a dormir, hasta que recibió una llamada para informarle del suceso. «Me llamaron al móvil a las 5.30 de la mañana. Cogí mi patinete y cuando llegué a la zona de las atalayas me encontré que el local La Fonda estaba en llamas. Ardía el techo y algunas personas que estaban en la planta baja consiguieron salir. La gente comentaba que había muchas personas dentro, fue muy angustioso», dijo.
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«De de las veinte personas de mi grupo que había dentro, nueve no salieron. Nos han dicho que han encontrado seis cadáveres y esto es una agonía. No sé por qué nos dicen que los cadáveres están en la discoteca Teatre, porque cuando yo llegué Teatre estaba cerrado. Solo queremos saber qué ha pasado y que sea lo que Dios haya querido», añadió.
Alan comentó que entre las personas que fueron a La Fonda estaban familiares y amigos, entre los que citó a «Tania, su marido Jon (de Ecuador), Sergio, Eric y Porfiria». En concreto, celebraban el cumpleaños de Eric, su primo, que alcanzaba los 30 años de edad. Los participantes en esta trágica fiesta están afincados en Murcia desde hace 17 años, y tienen empleos como repartidor, albañil, camarero y cuidado de mayores.
Desconcierto y confusión. Eso es lo que reinaba todavía horas después del trágico incendio. Todo ocurrió muy rápido. Ni siquiera a muchos de los allí congregados les había dado tiempo, en el momento del desastre, de percatarse de la magnitud del drama. De hecho, la frágil frontera entre la vida y la muerte para los que se encontraba allí se trazó prácticamente en unos minutos.
Eso es lo que le ocurrió a Arlem, aunque es difícil hablar de suerte cuando este sobrecogedor suceso se ha llevado por delante la vida de un buen puñado de familiares y amigos. Esta joven nicaragüense asistió en la noche de este sábado a la celebración del cumpleaños de su primo Eric Hernández. Después de la cena, se había desplazado junto al resto de participantes, en torno a una docena, a la discoteca La Fonda, un local de ambiente latino, ubicado en un área de naves que comparte con otros dos establecimientos, el Golden y el más conocido Teatre. Daban las seis y Arlem abandonaba el local, tras despedirse, ya entre un llamativo olor a humo. Prácticamente en la calle acabó de percatarse de que lo que estaba ocurriendo era grave.
No pudo sin embargo entrar a avisar o a comprobar cómo se encontraban sus seres queridos, con los que había estado, apenas unos instantes antes, en un palco de la primera planta de La Fonda. No le dejaron volver atrás. Tampoco pudo ver salir ya a ninguno de ellos. «No sabemos nadie más».
«Hemos buscado en los hospitales y no damos con ellos», señalaba angustiado Jofre a media mañana y casi a las puertas del local. «Nos conocíamos muchísimos años», señalaba este ciudadano ecuatoriano, consternado y que se resistía a prepararse para lo peor. «Parece ser que el techo se vino abajo», comentaba.
Esto es precisamente uno de los pocos extremos que fuentes policiales se atrevieron a confirmar. Sin embargo, cautos, a medio día, y con las investigaciones en marcha, fuentes del cuerpo seguían sin informar de las causas o el lugar en el que produjo el colapso de la estructura. Por el momento, era prioritario asegurar la zona y sacar los cuerpos. Sí consta que las víctimas han sido halladas, fundamentalmente, en el espacio que ocupa La Fonda.
«Yo estaba allí; soy de Toledo pero me encuentro trabajando estos días en Murcia, por lo que decidí salir de fiesta», comentaba Víctor, que se encontraba en el momento de los hechos en la parte de abajo de este local. «Al principio no éramos conscientes de la gravedad; cuando ha empezado a salir humo hemos acudido a la salida; incluso hemos ayudado a gente a salir; más tarde ya he comenzado a sentirme ahogado por este humo», comentaba, consciente de que ha esquivado una bala. «Si uno lo analiza se da cuenta de que a poco no lo cuento», concluye.
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