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Así es el 'Ángeles Alvariño', el buque capaz de arrebatar el cuerpo de Olivia a las profundidades marinas

El barco oceanográfico utiliza un moderno robot no tripulado para que sigue buscando en el fondo del mar a su hermana y a su padre, que las secuestró hace 46 días en Tenerife

Viernes, 11 de junio 2021, 17:51

El trágico hallazgo en el fondo del mar de Olivia, la niña secuestrada junto a su hermana Anna por su padre en Tenerife hace 46 días, ha conmocionado a la opinión pública española. El rescate de la bolsa sumergida en el mar que contenía ... el cuerpo de la menor, de tan sólo seis años, fue posible este jueves gracias a las labores de rastreo del buque 'Ángeles Alvariño'. Un barco oceanográfico dotado con los últimos avances tecnológicos para realizar estos trabajos de búsqueda y que sigue intentado hallar en las profundidades marinas tanto a la segunda hija del matrimonio, de 1 año, como a Tomás Gimeno, su progenitor y al que se le atribuyen los asesinatos de sus dos hijas para vengarse de su expareja.

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¿Pero cómo puede este buque de 46,70 metros de eslora, 10,50 de manga máxima y 4 de calado ser capaz de hallar un cuerpo sumergido a cientos de metros en el fondo del mar casi como se tratara de una aguja en un pajar? La respuesta se halla en las herramientas tecnológicas tan eficaces y avanzadas con las que cuenta a bordo. Es el caso de su sonar de barrido lateral, un aparato que usa la propagación del sonido bajo el agua para obtener imágenes digitales de la superficie marina, además de dos sondas multihaz y un perfilador paramétrico de fondo.

Todos estos modernos dispositivos permiten al 'Ángeles Alvariño', propiedad del Instituto Español de Oceanografía (IEO) desde 2012, peinar el lecho marino con una exactitud casi milimétrica la zona de diez millas cuadradas situada frente al Puertito de Güimar. Allí fue donde se encontró abandonada y a la deriva la lancha motora en la que fue visto Tomás Gimeno antes de desaparecer. El buque, bautizado en honor a una oceanógrafa gallega experta en zooplancton, es capaz de pasar varias veces sobre un mismo punto. Las señales acústicas emitidas rebotan en el fondo creando una imagen en alta resolución del mismo, cartografiando así las profundidades de la zona.

A estos radares capaces de hacer completos mapas oceanográficos -normalmente utilizados para la localización de tuberías, viaductos o cables, la búsqueda de objetos o yacimientos arqueológicos sumergidos-, hay que añadirle la joya de la corona del barco con base operativa en Vigo: el robot submarino no tripulado Liropus 2000, que puede trabajar a más de 2.000 metros de profundidad e incluso de alcanzar los 3.000 si fuera necesario. La misión de este dispositivo, que costó 1,45 millones de euros, es investigar en las zonas escaneadas con anteriorioridad las marcas sospechosas que pudieran ocultar alguna pista del padre y las niñas desaparecidas gracias a su sistema de iluminación de 17.000 lúmenes de potencia.

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Vídeo. atlas

Dos brazos hidraúlicos de precisión

Precisamente, este complejo trabajo de rastreo del robot, que incluye también seis tipos de cámaras de alta resolución y de baja luminosidad, fue lo que permitió encontrar el cuerpo de la menor envuelto en la bolsa de plástico. Y recuperarlo, ya que el Liropus 2000 cuenta, además de sus dos brazos hidráulicos de precisión para la recogida de elementos sólido, con una gran capacidad de carga. Y todo ello pese a llevar seis motores, además de avanzados sistemas de medición de presión, salinidad y temperatura, además de la toma de muestras líquidas y gaseosas.

Tras el macabro hallazgo, el buque sigue rastreando este área de 10 millas partiendo como base la geolocalización del móvil del padre de las niñas antes de que se apagara. Se espera que las labores de búsqueda se extiendan entre ocho y nueve días, trabajando sin descanso. El fondo marino, plagado de rocas y precipicios, dificultan los trabajos de peinado de la zona. También se halló en el lugar otro objeto extraño que finalmente resultó una bolsa de basura.

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El 'Ángeles Alvariño', que zarpó de Vigo e hizo escala en Cádiz antes de llegar el pasado 29 de mayo a Tenerife, es capaz de acoger a una tripulación compuesta por 14 personas y a 13 científicos capaces de trabajar en cuatro modernos laboratorios con los que consta el buque. En estos momentos, en el barco, capaz de navegar a una velocidad máxima de 13 nudos con una autonomía de 20 días, también se encuentran dos agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que son los que dirigen la investigación sobre la desaparición de las niñas y el padre.

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