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La solidaridad entra a la carrera

«Se está metiendo mucho el mundo ‘oenegé’ para recaudar fondos», alertan algunos expertos

F. M.

Miércoles, 4 de abril 2018, 01:22

El mundo solidario creyó encontrar un filón en el ‘running’. Por un lado se crearon algunas carreras de corte benéfico por la sensación, quizá, de creer que organizar una prueba popular era algo tan sencillo como colocar un arco en la meta y poner una mesa con botellas de agua regaladas. «Las carreras solidarias solo funcionan si se anuncian en los medios y saben promocionarse en las redes sociales, como ocurre con la Carrera de la Mujer, pero si no tienen promoción también acaban desapareciendo», advierte Jesús Lagos, que disecciona las carreras con su ojo clínico. Este ‘género’ ha contribuido, y es lícito, a disparar la oferta. «Se está metiendo mucho el mundo ‘oenegé’ para recaudar fondos», alerta Fernando Ibarreta, de la Behobia-San Sebastián.

Aunque también están las carreras profesionales que destinan un porcentaje a una causa solidaria, como el maratón de Valencia Fundación Trinidad Alfonso, que suma un euro en su donación por cada corredor que cruce la meta. Algo que sucede en otras muchas carreras de toda España donde la solidaridad no es el fin, sino un extra.

Un caso aparte son aquellos corredores que, de manera individual, se convierten, con mejor o peor fe, en representantes de una buena causa. Muchos con la intención real de ayudar y otros, simplemente, para costearse un dorsal o directamente para hacerse algo de publicidad en los medios de comunicación que se hacen eco de su gesta. El paraíso de los ‘charities’ es el maratón de Londres. La organización presume de haber recaudado, gracias a los corredores, más de 890 millones de libras (unos mil millones de euros) desde su puesta en marcha, en 1981 (se celebró el mismo día que la primera edición de Valencia).

Existen hasta webs especializadas que ofrecen causas que defender o divulgar en una carrera y en Londres no es extraño ver a un corredor disfrazado de elefante o rinoceronte reclamando que se persiga la caza de estos animales. En otros casos –en España no es inusual– apenas recaudan un puñado de euros, pues el corredor se limita a llevar la camiseta de su causa y poco más.

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