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En 2023 se cumplirá el cuarto año desde la aparición del coronavirus y está por ver si será el último de la pandemia. Explosiones brutales de contagios como la que está experimentado China estas últimas semanas hacen que en la OMS duden sobre cuándo este ... patógeno podrá dejar de ser considerado como una emergencia sanitaria internacional. Pero en Europa la situación nada tiene que ver con la de años anteriores. Ni siquiera con la del comienzo de 2022, cuando la irrupción de la variante ómicron provocó la última gran ola del SARS-CoV-2 en el Viejo Continente.
La alta inmunización de la población, ya sea por contagio previo o por vacunación, hace que los expertos sean optimistas respecto al año que viene, a pesar del factor chino. Pero sin descuidarse. Insisten en la necesidad de mantener la vigilancia sobre este virus, para detectar tanto la aparición de posibles nuevas variantes más contagiosas como de repuntes fuertes. Y también apuntan a que la población vulnerable, en especial los mayores de 80 años, podrían necesitar una nueva dosis de refuerzo el próximo otoño, como ocurre con la vacuna de la gripe.
Los modelos matemáticos y la experiencia previa apuntan a un nuevo incremento de los contagios este invierno, pero nada que ver con los de los anteriores. Siempre, claro, que el virus no mute de forma brusca, algo que no es previsible dado que este año todas sus variaciones se han dado dentro de la cepa ómicron. Pero tampoco se puede descartar por completo. Por eso insisten en la necesidad de «mantener la vigilancia» sobre la evolución de este patógeno.
Miren Basaras, profesora de Microbiología y responsable Covid de la UPV/EHU, recuerda que «los humanos seguimos a expensas del virus, por eso tenemos que intentar adelantarnos». Para ello, indica, es necesario comprobar «cómo evoluciona la inmunidad» generada en la población. De ahí la posibilidad de que sea necesario un nuevo pinchazo de refuerzo entre nueve meses y un año después del anterior. Este es el plazo aproximado a partir del cuál decae la protección que aportan los sueros. Eso sí, Basaras alude a la necesidad de que se siga investigando en el desarrollo de nuevos preparados, más eficientes y adaptados a las variantes circulantes.
En esta línea se expresa también Guillermo Martínez de Tejada, catedrático de la Universidad de Navarra y subdirector del Departamento de Microbiología y Parasitología de este centro. Aboga por estar atentos a la aparición de nuevas profilaxis. En especial si se lograse desarrollar una vacuna esterilizante que prevenga la infección.
En cuanto a cómo va a evolucionar la pandemia en los próximos meses, Martínez de Tejada se muestra «optimista». «Tenemos mucha menor presión asistencial y muertes que hace un año. Si no aparece una nueva variante estamos en una buena situación para gripalizar este virus. Pero debemos seguir vigilando la aparición de nuevas cepas y las subidas bruscas de los contagios», recomienda.
En cuanto a la revacunación, Martínez de Tejada comparte también que, aunque no figura en el calendario vacunal de 2023, podría indicarse una quinta dosis para los mayores de 60 años. «Por debajo de esa edad no la veo necesaria, como tampoco la cuarta para todos aquellos que se han infectado en los últimos meses», apunta.
Más cauto se muestra Daniel López Acuña. El epidemiólogo y exdirector de Acciones de Salud de la OMS insiste en la importancia de la profilaxis para proteger a la población. «En España aún faltan 6 millones de personas mayores de 60 años por vacunar con la cuarta dosis y hay 15 millones de menores de 60 que no se han puesto la tercera», enumera.
El experto pone encima de la mesa la importancia de que las autoridades y la población mantengan la «conciencia sanitaria» en cuestiones como el uso de la mascarilla. López Acuña es partidario de que se empleen en interiores mal ventilados o allí donde se den aglomeraciones «para prevenir contagios de Covid y de otras infecciones respiratorias». También de recuperar el aislamiento de los positivos. Activando estas dos medidas que se han mostrado efectivas en anteriores etapas de la pandemia se reduciría la circulación de virus y la posibilidad de nuevos contagios. Otra cosa es que la población acepte que se vuelvan a imponer este tipo de restricciones.
El epidemiólogo tiene claro que para que el covid no vuelva a dar un susto en 2023 es necesario «tener una política activa» de vigilancia ante nuevos repuntes y la aparición de variantes para anticiparse. «Y no negar que la pandemia sigue activa ni querer banalizarla».
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