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terry basterra
Lunes, 20 de enero 2020, 02:22
Tener unos malos hábitos es como jugar a la ruleta rusa. No es alarmismo. Es la realidad. El tabaco, el alcohol, la mala alimentación y la poca actividad física están detrás de una de cada tres muertes. En Euskadi, un 87% de los varones y ... un 82% de las mujeres califican su salud de buena o muy buena, 15 puntos por encima de la media europea. A pesar de esta percepción, los expertos sanitarios no bajan la guardia. De hecho, las tasas de tabaquismo preocupan, y mucho. Pese a que la población que se enciende un pitillo cada día ha bajado de manera notable desde el 2000 con la puesta en marcha de diferentes medidas -como la Ley Antitabaco o la subida de impuestos-, un 22% de los adultos siguen fumando a diario, tres puntos más que la media europea. Lo hacen más los hombres que las mujeres, aunque se acortan las distancias.
El sobrepeso y la mala alimentación es otro problema: un 14% de los hombres y un 11% de las mujeres en la comunidad autónoma vasca padece obesidad. Este exceso de kilos -una de cada cuatro personas reconoce comer dulces a diario y el 26% admite no llevarse a la boca ni una pieza de fruta al día- no solo se debe a unos hábitos nutricionales poco sanos. Está muy ligado a la poca actividad física que practican las personas, en especial las de más de 18 años que han concluido la etapa escolar.
El consumo del alcohol también está detrás de numerosas muertes prevenibles. En Euskadi la bebida está ligada a una forma histórica de socialización. A los vascos les gusta juntarse en torno a una mesa o en un bar acompañados por una cerveza, un vino o un txakoli. El 63,3% de los hombres vascos bebe de forma habitual, según los datos recogidos en un estudio publicado por la Organización Sanitaria Integrada (OSI) de Uribe Kosta. Y el 25,1% tiene unos consumos de riesgo. Entre las mujeres la proporción es notablemente menor.
¿Pero a partir de qué cantidad beber es peligroso para la salud? Según la OMS, la ingesta de alcohol se mide por unidades estándar de bebida. Una equivale a ingerir una copa de vino de 100 centilitros, una caña de 200 o un combinado con 50 cl. de alcohol. A partir de cuatro unidades al día el consumo se considera perjudicial.
Estíbaliz Gamboa | Salud Pública
¿Y qué se puede hacer para reducir la alta tasa de muertes prevenibles? Los expertos no tienen ninguna duda. Debe ser una labor conjunta de las administraciones y la ciudadanía. La aplicación de más medidas para fomentar los buenos hábitos debe estar acompañada por una conciencia colectiva favorable a un cambio de hábitos para una vida sana. Para lograrlo, la prevención debe ocupar un papel destacado en las políticas de salud. Así lo entiende Adrián Hugo Llorente, miembro de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao y especialista en Medicina Preventiva.
Este facultativo apuesta por desarrollar nuevas iniciativas aprendiendo de los errores de las realizadas en el pasado y que, aunque lograron algunos buenos resultados -la subida del impuesto al tabaco sí disminuyó su consumo-, no lograron las metas a las que aspiraban. «Lo que nos han permitido estas medidas es constatar que las personas que más fuman y que peor comen son las que menos recursos tienen. Por eso es necesario trabajar más en el entorno. No debemos pasar por alto que los factores que favorecen los malos hábitos han aumentado, como ocurre con el estrés laboral, ni tampoco que la comida más sana es la más cara», apunta.
En el Departamento de Salud trabajan en este ámbito desde una perspectiva global para actuar sobre los distintos factores que favorecen el desarrollo de enfermedades. «Es mucha la población que se muere por causas que se pueden prevenir», lamenta Estíbaliz Gamboa, del área de Salud Pública. Colaboran con empresas y colegios para mejorar la alimentación infantil. «Si se adquieren buenos hábitos de pequeño es más fácil mantenerlos el resto de la vida». También funciona desde hace años el programa Paciente Activo para enseñar y ayudar a las personas a llevar un día a día más saludable. Apuestan por «cambiar las ciudades para que sea más fácil y apetecible practicar ejercicio», promover los espacios públicos libres de humos y estudian cómo actuar sobre los alimentos con alto contenido en grasas y azúcares para lograr los mejores resultados posibles. En esta última línea hay países, caso de Chile, que ya colocan un sello negro a los envases de los productos no saludables. En Cataluña se apostó por un impuesto a las bebidas azucaradas que desde su entrada en vigor en primavera de 2017 ha recaudado más de 80 millones de euros.
21.745 vascos fallecieron en 2018, último año con cifras oficiales. Un tercio de ellos lo hicieron a causa de enfermedades prevenibles.
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