Urkullu urge al LABI a prever medidas sin la cobertura del estado de alarma

Durante el pleno de control en el Parlamento vasco, el primero tras las vacaciones de Semana Santa, el lehendakari ha incidido en la necesidad de disponer de «seguridad jurídica y operativa» para tomar decisiones contra el avance de la pandemia. Aunque admite que originalmente fue contrario al estado de alarma al creer que las normas ordinarias se podían rediseñar, entiende que este instrumento se ha demostrado «jurídicamente seguro» para limitar la transmisión del virus. «La estrategia prevista es garantizar la seguridad jurídica de todas las medidas», ha repetido.

La anunciada y reiterada intención del Gobierno central de dar carpetazo a la alarma, en cambio, deja la gestión de la crisis en la cuerda floja. En Euskadi, PNV y PSE han registrado una proposición de ley para regular las medidas, pero su aprobación no está prevista al menos hasta finales de junio. Entre medias quedaría mes y medio que amenaza con convertirse en un auténtico limbo legal. Es por eso que, antes de adentrarse en ese escenario de incertidumbre, Urkullu quiere tener claras las reglas del juego para saber en qué terreno puede moverse.

La Comisión Técnica del LABI trabaja ya en una actualización del Plan Bizi Berri, el documento que el Gobierno vasco utiliza como referencia para adoptar decisiones según el riesgo epidemiológico. La cuarta edición de esta hoja de ruta se adelantará de junio a mayo. Según ha revelado en el pleno de control, el lehendakari ha pedido a los técnicos que prevean cuanto antes las medidas que se podrán acordar sin la actual cobertura de la alarma. Ha planteado, asimismo, que el Comité Asesor del LABI, el foro político que tiene la última palabra, adelante el decreto con esas previsiones antes del 9 de mayo.

El jefe del Ejecutivo autonómico ha escuchado desde su escaño las duras críticas de la oposición a su gestión sanitaria. La portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, le ha reprochado que su estrategia sea «una sucesión de apaños y de cruzar los dedos para que esto pase rápido». La representante abertzale le ha pedido que «salga a la calle, que se ponga en la cola de la carnicería» para escuchar las preocupaciones de la ciudadanía y, en lo relativo al estado de alarma, le ha tendido la mano para disponer de instrumentos «soberanos» que no hagan a Euskadi depender de Madrid.

Urkullu, lejos de esquivar los reproches, ha utilizado un tono duro contra la actitud de EH Bildu: «Las aportaciones que han traído en un año de pandemia han sido decir que no a elecciones, mandar a todas las familias a casa, cerrar toda la actividad económica e industrial, también la hostelería, prohibir la movilidad, suspender actividades culturales y deportivas...». El mandatario del PNV lo ha contrarrestado con su estrategia, que cree que es «la más adecuada posible» y que se adapta «día a día» en función de la situación epidemiológica cambiante.

El lehendakari también ha rivalizado con Carlos Iturgaiz (PP+Cs) y Amaia Martínez (Vox). Con el primero le ha resultado difícil «no entrar al trapo de tantas barbaridades que dice usted». El líder de los populares vascos le había pedido previamente «dejarse de recetas fáciles» e inspirarse en el modelo de la Comunidad de Madrid. La parlamentaria de la formación de extrema derecha, por su parte, le ha tildado de «caudillo» y le ha afeado que «mendigue» el estado de alarma del que anteriormente renegaba. «Que usted me hable de autoritarismo...», le ha contestado Urkullu, quien ha ironizado llamando «doctora» a Martínez.