Un médico palpa las articulaciones a un paciente. Adobe Stock

Simposio de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas en Bilbao

Una de cada cuatro personas sufre enfermedades reumáticas en Euskadi

350 especialistas se reúnen en Bilbao para compartir experiencias y dar mayor visibilidad a las que tiene origen autoinmune y carácter sistémico, que están «infradiagnosticadas»

Viernes, 16 de febrero 2024, 13:02

Uno de cada cuatro vascos padece una enfermedad reumática, una patología con unos síntomas muchas veces inespecíficos y que generan molestias en el paciente sin que sepa muy bien de donde vienen. El dolor y la inflamación articular son las primeras señales de alarma, pero ... también hay quien sufre de febrícula, de malestar general... De esos 450.000 vascos, aproximadamente un cuarto tiene lo que se denominan enfermedades autoinmunes sistémicas (EAS), entre las que están, por ejemplo el lupus, la vasculitis, el síndrome de Sjogren.

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«Son patologías en las que el sistema inmunitario de la persona agrede al propio organismo y puede afectar diferentes órganos, como los riñones, el corazón, los pulmones o el sistema nervioso», explica Sagrario Bustabad. Además, afecta a jovenes y, sobre todo, mujeres: «Son un 90% de los afectados». Sin embargo, sobre las EAS sigue habiendo mucho desconocimiento entre la población general.

Este fin de semana, 350 reumatólogos de toda España se reúnen en Bilbao en el IX simposio de estas afecciones, cuyo objetivo es, entre otras cosas, comunicar las novedades en el diagnóstico y el tratamiento de estas enfemedades. «Hacerlo de forma precoz es muy importante porque no es lo mismo tratar a un paciente al inicio de su enfermedad que cuando esta ya le ha provocado secuelas», detalla María Luz García Vivar, jefa del Servicio de Reumatología del Hospital de Basurto. Además, en cuadros «con menos prevalencias», es decir, en las EAS menos habituales o con síntomas menores o difusos existe un «infradiagnóstico» que hay que atajar.

De la mano del médico de cabecera

Cómo hacerlo es el quid de la cuestión, pero tiene tres pilares básicos: con información, con colaboración y con más especialistas. Precisamente esto último es una de las cosas que más preocupación genera entre los profesionales, destaca Nuria Vegas, presidenta de la Sociedad Reumatológica de Euskadi. «En los próximos diez años, se jubilarán alrededor de un 30% de los reumatólogos en activo», señala. Y la tasa por cada 100.000 habitantes en España no es para tirar cohetes: 2,17. En Euskadi es peor: 1,7. Solo por poner un ejemplo, la de traumatólogos nacional es del 9% aproximadamente.

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«Estamos hablando con las administraciones para tratar de darle la vuelta a esto», confiesa Bustabad. Pero el camino es largo: primero, porque es una especialidad de cuatro años; después, por las plazas. «Hay que evitar por todos los medios que se queden plazas sin sacar a concurso. Y también que los contratos sean atractivos: en algunos casos, se ofrecen por un mes y se renueva», prosigue la doctora.

No obstante, pese a estas trabas, se están produciendo importantes avances en la identificación y tratamiento de las EAS. Para empezar, por la colaboración con los servicios de atención primaria, que son los que reciben a los pacientes y tienen que 'adivinar' qué les ocurre para derivarlos a la especialidad correspondiente. Ahí es importante la formación del médico de cabecera para que le salte la alerta de que puede estar ante un afectado por una enfermedad reumática.

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Más conocimientos y herramientas

Y para continuar «por la mejora de las herramientas de diagnóstico y segmentación de los paciente», añade García Vivar. Esto permite descubrir los casos más graves y atenderles antes. También esto dificulta saber si la incidencia de las EAS es mayor ahora que antes. «Diagnosticamos más casos pero tenemos más capacidad para hacerlo que antes», desliza la galena.

Sobre el tratamiento, también hay avances significativos, tal y como se han desgranado en el simposio. Lo más importantes: la diversificación y personalización, lo que ha permitido usar los corticoides en menores dosis y durante menos tiempo, con la consiguiente reducción de sus efectos secundarios.

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Una primera consulta de 50 minutos

Euskadi es la segunda comunidad por la cola en tasa de reumatólogos. Por detrás está Asturias. Pero el manejo de las listas de espera ha mejorado mucho pese a ello. ¿Milagro? Ninguno. La posibilidad de dar citas no presenciales se ha convertido en una herramienta importantísima para el manejo de los pacientes, coinciden Nuria Vegas y María Luz García Vivar.

Una vez que el médico de cabecera entiende que el problema de su paciente es de carácter reumático, este tiene acceso a un especialista primero a través de una consulta telefónica o videollamada. Ahí este galeno es quien le da una cita presencial en función de sus afecciones.

Y es fundamental porque la primera consulta de un paciente con el reumatólogo es larga. «Puede durar entre 40 y 50 minutos», precisa Vegas. Es una conversación donde el médico le pregunta «de todo: desde su infancia hasta ahora, cosas que a veces le resultan raras, pero que nos ayudan en el diagnóstico». Por eso, la historia clínica de un paciente reumático es larga.

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