Una unidad de Paliativos más íntima en Santa Marina

Osakidetza ha destinado 5,5 millones de euros a reformar una superficie de 1.600 metros cuadrados en este centro. Allí se van a habilitar 30 amplias habitaciones individuales. Esto permitirá que usuarios y familiares estén más cómodos, pero también facilitará la gestión y el traslado de las camas en las que se encuentran los enfermos. El centro está incorporando unidades 'inteligentes' que envían una alerta al control de enfermería en el supuesto de que el paciente, por ejemplo, se haya caído del lecho. Disponen de un sensor de alta sensibilidad bajo el colchón que detecta cada vez que el paciente se levanta. Si al de unos minutos no se ha tumbado de nuevo envía un aviso para alertar a los sanitarios y que puedan socorrerle.

Si los plazos se cumplen, la nueva unidad de Paliativos de Santa Marina estará lista a finales de este ejercicio. Cada año este centro atiende a una media de 550 pacientes vizcaínos en la etapa final de su vida. Les ofrece atención sanitaria, pero también trata de dar respuesta a sus necesidades emocionales, sociales y espirituales. Con los profesionales de este equipo -facultativos, enfermería y psicólogos- colaboran también fisioterapeutas y trabajadores sociales para ofrecer esa asistencia más global.

Hasta hace un tiempo los cuidados paliativos se ofrecían solo a enfermos oncológicos en situación terminal. Desde hace unos años ya no es así. Llegan a personas con insuficiencias crónicas y patologías degenerativas a las que se les puede aliviar el sufrimiento que padecen. Esto hace que no todos los pacientes a los que tratan vayan necesariamente a fallecer en próximas fechas. En algunos casos su enfermedad se cronifica. Pueden volver a su domicilio con seguimiento desde Atención Primaria. Incluso hasta se dan curas y llega a haber algunas altas.