El virus sigue menguando en Euskadi, pero desde hace aproximadamente una semana algo ha cambiado. El camino hacia la estabilización de la pandemia se presumía duro. Y así está siendo. El descenso de la curva ya no es tan rápido como lo fue durante los ... 15 días posteriores en los que la totalidad de las restricciones, en vigor desde hace justo un mes, comenzaron a surtir efecto. Ahora también hay menos infecciones que en los momentos más álgidos de esta segunda ola, pero el retroceso es más pausado. Un frenazo que preocupa y que sucede en un momento clave. El LABI se reunirá el miércoles para revisar las medidas de cara a la Navidad.
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Euskadi registró este lunes 315 casos. La cifra más baja desde el 5 de octubre. Puede parecer un dato alentador, pero los registros que se obtienen los lunes hay que ponerlos en cuarentena por el menor número de pruebas que se realizan los fines de semana. Y porque, además, la situación está lejos de ser tranquilizadora. La pandemia continúa arrojando señales de estancamiento tras la evolución favorable de las últimas semanas. El índice de positividad volvió a ser del 6%. Entre 6 y 7 pruebas de cada 100 detectan la enfermedad. Y eso aún es mucho.
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El último paquete de restricciones ha conseguido reducir los contagios. Se ha doblegado la curva. Es un hecho. Sin embargo, desde hace una semana esa caída está siendo más lenta. El cambio de ritmo, que no de rumbo, se aprecia, en especial, si se analizan los registros semanales. Hace dos semanas, los contagios bajaban a razón de un 43% y ahora lo hacen a un 19,1%. Es decir, un ritmo 3 veces menor. Una situación que, de momento, impide que el descenso de los contagios dé ese arreón que permitiría encarar la Navidad con mejores perspectivas. Si algo ha demostrado el patógeno es que es impredecible y, si hay algún tipo de relajación, se puede echar por la borda el camino andado en estas semanas de duras limitaciones.
El dato más preocupante sigue siendo la tasa de positividad en base al total de test diagnósticos realizados. Son tres días sin bajar del 6%, un punto por encima del umbral recomendado. En todo caso, durante estas jornadas Osakidetza ha realizado un menor número de test y esto puede influir en el porcentaje de positividad. No se han llevado a cabo más cribados masivos en localidades concretas. Aunque aún hay municipios en alerta roja -en Bizkaia quedan Arrigorriaga y Ermua-, Osakidetza no lo ha considerado necesario.
También el RO, el índice que determina a cuántas personas infecta un positivo, da muestras de esa ralentización. Desde el 13 de noviembre está por debajo de 1, pero ha crecido, pasando del 0,77 al 0,90. Por provincias, Álava presenta una situación más preocupante, con tres días por encima de 1. Otro indicador que pone de manifiesto esa pérdida de velocidad es la tasa de incidencia (casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días). Se sitúa en 349,40. La caída había sido continuada, con bajadas de 40 casos. Desde hace una semana, cae la mitad.
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El hecho de que menos personas se infecten cada día ha permitido aliviar a los hospitales, aunque la presión asistencial sigue siendo alta y es un motivo de gran preocupación. Las UCIs no acaban de aflojar. Mientras el descenso de los ingresos diarios sí se constata en los registros diarios -el domingo 20, la cifra más baja del último mes-, las unidades de críticos se mantienen en una horquilla de entre 125 y 135 pacientes. Hasta este lunes 131, uno más que en la víspera.
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