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Alcalde de Bilbao tumor

El tumor duodenal, una dolencia poco frecuente con varios tratamientos

La reaparición de la enfermedad pasados los años es algo que resulta habitual y no tiene por qué ser un mal indicador de su evolución

Miércoles, 7 de abril 2021, 14:58

No es extraño ni significa que se haya encendido una luz de alarma. Lo que le ha sucedido al alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, al rebrotársele por segunda vez un tumor duodenal ... , es algo que sucede con frecuencia a los pacientes que han sufrido esta enfermedad; pero no necesariamente tiene que implicar una mala noticia. Cuando se habla de enfermedades oncológicas, tiende a pensarse que la reaparición de la dolencia augura un mal presagios, pero no es este el caso, según ha explicado a El CORREO el jefe de Oncología Médica del hospital de Cruces, Guillermo López Vivanco. El de duodeno suele ser, de hecho, un tumor que cogido a tiempo, como parece que ha sido, tiene muy buen pronóstico.

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El duodeno es la primera de las tres partes en que se divide el intestino delgado, junto con el yeyuno y el ileon. Está conectado con el estómago y tiene dos funciones. Ayuda a digerir los alimentos y absorbe los nutrientes y el agua de los alimentos para su uso por el organismo.

Aspectos positivos

Los especialistas se refieren a la enfermedad oncológica de esta parte del organismo con el nombre de tumor, algo que, de entrada, representa una buena noticia. Cáncer es un término que la medicina reserva para las patologías de peor pronóstico. Los tumores, en cambio, pueden ser benignos, intermedios y malignos. En el caso del de duodeno, el pronóstico depende del momento en que se detecte la enfermedad.

No hay evidencia científica suficiente para determinar que causas están directamente implicadas en su aparición. Como en todos los tumores, se sabe que una vida sana protege y que una mala alimentación, el tabaquismo y la falta de ejercicio, entre otros factores favorecen su aparición. Pero no hay razón clara, concreta, a la que pueda atribuirse su despertar.

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La existencia de síntomas inespecíficos, fácilmente confundibles con otras patologías, dificulta a menudo el diagnóstico de la enfermedad. El problema se presenta, entre otras alertas, con dolor abdominal, pérdida de peso, náuseas, vómitos, incluso anemias, que en buena lógica son señales que no tienen por qué implicar que se esté sufriendo algo grave. Por eso, los médicos tienden a explorar antes la existencia de otras patologías antes de evaluar la posibilidad de una enfermedad «poco frecuente, pero tampoco excepcional. Vemos casos», detalla el responsable del servicio de Oncología de Cruces.

Alta hospitalaria en 15 días

El tratamiento depende de la gravedad del caso, algo que –por lo que ha contado el propio Aburto– hablaría en principio, y con todas las cautelas, de la buena marcha de su patología. La primera opción a la que se recurre es la cirugía para la extirpación del tejido dañado, que es lo que parece que se va a intentar. «Si todo va bien y sin conocer el caso concreto, una cirugía le permitiría el alta hospitalaria en quince días. La posterior recuperación en casa puede prolongarse semanas o meses, depende de cada paciente», evalúa el oncólogo vizcaíno.

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Cuando la situación se complica, está la opción de la quimioterapia. Existe un tratamiento complementario oral que, en función del tamaño y el número de mitosis del tumor (reproducción celular) va muy bien para estos casos. El fármaco –con efectos secundarios, como alteraciones del sabor y diarrea– actúa impidiendo el crecimiento de la lesión y resecándola. Esta nueva terapia ha de prolongarse durante dos años y en las situaciones más rebeldes se añade radioterapia.

En el caso del alcalde de Bilbao, podría pensarse que la reaparición de la dolencia trece años después de su diagnóstico y siete tras su reaparición supone un contratiempo añadido, pero no tiene por qué. En el tumor duodenal es frecuente que ocurra algo así. La elección de un tratamiento exclusivo de quirófano parece avalarlo.

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