Tres años esperando una reconstrucción de pechos

El caso de Amelia es singular. En un primer momento solo apareció un tumor en el pecho derecho. Era muy grande, de unos 5 centímetros. Pero aunque en ese momento no lo sabía, otro cáncer distinto, mucho más peligroso, se estaba desarrollando en su seno izquierdo. «Era como si un cáncer estuviese avisando del otro», relata.

Amelia se sometió a seis meses de quimioterapia antes de pasar por el quirófano. Fue ella -explica- la que decidió someterse a una mastectomía doble y no solo una simple. Sabía que el riesgo cero no existía -de hecho, tiempo después tuvo que volver a operarse porque las células cancerígenas habían aparecido también en los ganglios de la axila-, pero esa medida, más radical, en principio minimizaba riesgos y le hacía sentirse más tranquila.

Esta mujer fue operada finalmente en marzo de 2019. Tras pasar por el quirófano tenía sensaciones contradictorias. Por un lado se sentía «aliviada» porque ya le habían intervenido. De hecho, explica que desde que aquella mañana en la que se hizo la autoexploración apenas se había vuelto a tocar los pechos. Era como si sintiese «rechazo» a lo que estaba amenazando su vida y quería que acabase cuanto antes.

El problema llegó cuando se vio en el espejo. Todavía hoy no puede evitar romper a llorar cuando recuerda aquellos momentos. Aquello fue «un shock». No estaba preparada para verse sin pechos y con dos botellas colgando de los lados para facilitar los drenajes. Necesitó ayuda psicológica.

Amelia tenía claro que iba a operarse, pero en ese momento no se sentía preparada para volver a pasar por quirófano. Su operación no iba a ser nada sencilla. Se precisaban unas 8 horas y se programa un día a la semana. Además le descubrieron una especie de malformación en el esternón que dificultaba la intervención. Después llegó la pandemia, que lo complicó todo.

Esta vecina de Igorre finalmente se apuntó en las listas de espera a finales de 2020. En marzo de 2021 pasó por primera vez por el anestesista para hacerse pruebas de cara a la intervención. Pensaba que la operación llegaría ese año, pero no. Volvió a interesarse en junio de 2022 y le dijeron no habían empezado. Meses después tuvo que volver a pasar por el anestesista porque las pruebas habían caducado. A finales de ese año presentó la primera de sus seis reclamaciones. La última visita a este especialista fue el pasado noviembre. Sin respuestas. Fue entonces cuando se le agotó la paciencia. «He sido razonable por los tiempos. No se dan cuenta de lo que significa que te dejen tirada. Si no te operas, no cierras el círculo y no puedes pasar página», censura.

Fuentes oficiales del Departamento de Salud insisten en que se trata de un caso «especial», marcado por «la elección del procedimiento de reconstrucción microquirúrgico que la paciente desea». En esta situación también ha influido que se trata «de una intervención no urgente» y la «lógica» de dar «prioridad» a la intervención de las patologías oncológicas.