Si el encargado de tomar la decisión confiesa que está «convencido» de que el estado de alarma se va a tener que prorrogar hasta el 10 de mayo no hay nada más que hablar. Fin del debate. Adiós a las especulaciones que decían que ... los ciudadanos, a finales de abril, podrían «recuperar su normalidad y volver a llenar «las plazas y las calles» respetando ciertas restricciones, como sugirió este miércoles con más entusiasmo que certezas la ministra Portavoz, María Jesús Montero. Se acabó el ruido.
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Desde el 14 de marzo, Pedro Sánchez es el comandante en jefe y este miércoles, en el Congreso de los Diputados, ha pedido y ha logrado, no con pocos reproches de la oposición, el apoyo de la mayoría de la Cámara para prorrogar el confinamiento hasta el 26 de abril. Pero no hay dos sin tres y al ser preguntado por los partidos, adelantó que tendrá que volver al plenario para solicitar por tercera vez una prórroga del estado de alarma. Otros quince días de confinamiento. La luz al final del túnel se vislumbra ahora a mediados de mayo. Queda un mes. Otro. Una eternidad. «Son tiempos estremecedoramente extraordinarios que requieren medidas excepcionales», se ha excusado el presidente, sabedor del golpe bajo que esta decisión supone para la moral, ya muy tocada, de la población.
«Estoy convencido de que dentro de quince días voy a tener que volver a prorrogar el decreto del estado de alarma porque para entonces no habremos puesto fin a la pandemia», ha zanjado. «Si no fuese así sería porque las cosas han mejorado de forma sustancial. Sería una noticia extraordinaria». ¿Posible? Sí. ¿Factible? No, como ha deslizado el propio presidente, que ha aprovechado para lanzar un dardo a una beligerante oposición. «Es que si pido un decreto de alarma de un mes, la oposición me dice que me quiero saltar al Parlamento, con lo cual prefiero venir cada quince días a esta Cámara a pedirla», ha ironizado.
Pedro Sánchez ha defendido que el estado de alarma está funcionando, que antes de su activación la media de contagios era del 22% y, ahora, ronda el 4%. «Por tanto, nuestra prioridad ahora es no desandar el camino. No volver bajo ningún concepto al punto de partida. No bajar la guardia. Empezamos a ver el final de este largo camino que nos conducirá a una nueva normalidad».
Esta es una de las claves. ¿Qué significa eso de «nueva normalidad»? Hay que esperar a la letra pequeña del próximo estado de alarma. Como el propio Sánchez ha recalcado en una de sus últimas comparecencias solemnes en La Moncloa, no todos los estados de alarma deben ser iguales, lo que evidencia que las estrictas medidas de confinamiento vigentes se irán levantando de forma progresiva en función de las directrices fijadas por los expertos sanitarios. Puede, incluso, que ocurra entre el 26 de abril y el 10 de mayo, aunque a diferencia de su portavoz, Pedro Sánchez no está dispuesto a pillarse lo dedos.
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«El regreso habrá de ser progresivo, necesitaremos una adaptación antes de volver a la normalidad. Ni siquiera podemos conocer con precisión todavía qué tipo de normalidad será la que recuperemos, porque posiblemente habrá muchos aspectos de nuestro sistema económico y social, e incluso de nuestra forma de vivir, que deberán ser reformulados para ser más fuertes ante la emergencia que sufrimos», ha dicho. Es lo que se conoce como «desescalada», algo en lo que «ya está trabajando un equipo de expertos».
«Las medidas comprendidas serán, primeramente, de higiene, tanto individual como colectiva. En segundo lugar, acciones sanitarias de detección y atención a las personas infectadas por la Covid-19. Y en tercer lugar, iniciativas que necesariamente tienen que ver con el ámbito tecnológico de control y de seguimiento de la pandemia», explicó sin entrar en más detalles. Nadie se atreve hablar de plazos.
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Lo que sí tiene claro es que no prorrogar las actuales medidas de excepción podría suponer una recaída que el país no se puede permitir. «¿Qué es mejor? ¿Quedarnos todos confinados hasta mayo o hasta el mes de junio? Hay discrepancias cuando se habla con los epidemiólogos y la ciencia. Porque lo que está ocurriendo en España no es que haya un contagio fuera de los hogares, hay un contagio dentro de los hogares», desveló.
En cualquier caso, ha subrayado que el confinamiento no basta para combatir la pandemia y que debe ir acompañado de otras actuaciones, como los test diagnósticos PCR, los test rápidos y la encuesta de seroprevalencia -para saber quiénes han desarrollado inmunidad frente al virus- que va a realizar el Gobierno. Además, claro, de suministrar a los trabajadores y al conjunto de la ciudadanía del material necesario para protegerse del contagio. No ha hablado de mascarillas, pero tampoco ha hecho falta para comprender su mensaje. Son y seguirán siendo parte del paisaje. La duda, aún por resolver, será su obligatoridad, sobre todo cuando el abastecimiento permita implantarla.
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En lo político, Pedro Sánchez está recibiendo por todos los flancos, sobre todo desde los gobiernos regionales. Sin embargo, ha aprovechado la ocasión para recordar que las residencias de mayores, quizá el mayor drama de esta grave crisis, «son competencia de las comunidades autónomas». En este sentido ha explicado que ha pedido «información detallada para tomar las decisiones oportunas».
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