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La salida del Gobierno vasco del viconsejero de Salud, Iñaki Berraondo, coincidiendo con su 65 cumpleaños, no parece casual. Su marcha, como el reciente abandono de la asesora Isabel Octavio, formaría parte de una estrategia política diseñada el pasado verano por el Ejecutivo salido ... de las urnas en julio. El objetivo sería liberarse de la carga que podría suponer el mantenimiento en el Gobierno de nombres ligados a la gestión de la última polémica Oferta Pública de Empleo (OPE) de Osakidetza, en investigación por el juzgado de instrucción número 2 de Vitoria.
19 especialidades médicas de la última Oferta Pública de Empleo de Osakidetza están siendo investigadas por el juzgado de instrucción número 2 de Vitoria por supuesto fraude.
Salida ordenada Todos los cargos políticos de Salud relacionados con la OPE han salido de forma escalonada del Gobierno vasco. Quedaban cuatro tras las elecciones. Han marchado en julio (Ansotegi), septiembre (Arcelay), y diciembre (Berraondo y Octavio).
13 miembros tiene la Comisión Técnica del LABI, diez de ellos cargos de libre designación. Iñaki Berraondo formaba parte de este grupo y también del Consejo Asesor. Se ignora si continuará.
Ambos representantes institucionales, Berraondo y Octavio, eran los dos únicos cargos que quedaban en el Departamento de Salud ligados a la gestión de la polémica OPE médica. Con su salida, no queda ya ni un solo responsable político ni en el Gobierno ni en el Servicio Vasco de Salud que pueda relacionarse directamente con los exámenes bajo sospecha. La consejera Gotzone Sagardui cumpliría así el compromiso adquirido al comienzo de la legislatura de librar al Gobierno de toda sombra relacionada con el escándalo de la supuesta filtración de pruebas en 19 especialidades médicas.
Lo cierto es que todos los altos cargos del Gobierno vasco que tuvieron relación directa con la gestión de la OPE han dimitido o dejado el cargo «por razones personales» según avanzaban las investigaciones. La primera en dejar su puesto fue la directora general de Osakidetza, María Jesús Múgica y lo hizo el 16 de noviembre de 2018, cinco meses después de que ELA, LAB y ESK trasladaran a la Fiscalía la información que disponían para que investigara el asunto si lo consideraba oportuno, como ocurrió. Múgica dijo entonces que no quería que su gestión «condicionara políticamente» al Departamento de Salud y Osakidetza.
Apenas mes y medio después, el 3 de enero de 2019, su director de Recursos Humanos, Juan Carlos Soto, anunciaba también su salida. No había transcurrido un mes, en febrero de ese mismo año pasado, cuando se conocía el informe final de la Fiscalía sobre el escándalo del fraude en la OPE, en el que se habla del papel de tres directivos de Osakidetza: el propio Soto, su subdirector, Xabier Balerdi, y el director de Asistencia Sanitaria, Andoni Arcelay. El escrito de la acusación pública indicaba que los tres podían tener conocimiento de lo que había ocurrido y no descartaba que su papel incluso «podría tener contenido incriminatorio».
Momento definitivo
Balerdi aguantó en el cargo hasta septiembre de ese año, más incluso que el propio Jon Darpón, que se vio forzado a dejar la consejería para evitar ser reprobado por el Parlamento en marzo de 2019. La situación dio un nuevo vuelco el pasado junio, cuando María Jesús Múgica declaró ante el tribunal que investiga las supuestas irregularidades que las decisiones relativas a la OPE se adoptaban de forma mancomunada en el Comité de Dirección del Departamento, que está integrado por el consejero, sus viceconsejeros, la dirección general de Osakidetza y la dirección de Gabinete. Fue entonces cuando, al parecer, el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, reclamó la salida ordenada de todos los cargos que aún quedaban en el Gobierno. El primero en hacerlo, también por «motivos personales», fue el director de Asistencia Sanitaria, Andoni Arcelay, el pasado septiembre. Osakidetza quedó así libre de su última carga. Faltaba por completar la operación de saneo en el Departamento de Salud.
Con el cambio de Gobierno, había caído en julio la viceconsejera Fátima Ansotegi, que fue recuperada por el exconsejero Jon Darpón para la aseguradora internacional Keralty, donde él mismo encontró acomodo laboral tras su salida del Ejecutivo. Quedaban en Lakua el viceconsejero Iñaki Berraondo y la exdirectora de Gabinete, antes jefa de Prensa, Isabel Octavio. Después de ser nombrada por Sagardui asesora con sueldo de viceconsejera, Octavio fue llamada por ETB para ser la directora de Estrategia y Comunicación Corporativa de la televisión pública vasca, en sustitución de Andoni Aramburu, que acababa de jubilarse.
La salida de Berraondo, sólo parcial, se ha hecho coincidir con su 65 cumpleaños, aunque se dice que permanecerá aún dos años más «colaborando» con el Departamento. Aún se ignora si continuará al frente de la estrategia vasca contra el coronavirus, de la que se considera su principal artífice. A él, de hecho, se le ve en Lakua «como uno de los principales promotores de maniobras» como el arrinconamiento del Consejo Asesor de Enfermedades Infecciosas Emergentes y los servicios de Salud Pública al comienzo de la crisis, así como el diseño de una nueva Comisión Técnica del LABI trufada de cargos políticos.
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