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En menos de una semana Cantabria ha pasado del nivel de alerta sanitaria 1 al 3. Los condicionantes para ese cambio han sido la incidencia acumulada a 14 días -que ya se sitúa en 618 casos por cada cien mil habitantes (149 en mayores de ... 65 años)-, la ocupación hospitalaria, con 79 enfermos ingresados en Cantabria, 14 de ellos en UCI, tres más que en la jornada anterior, y la positividad de las pruebas, que se sitúa en un 14,8%.
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha confesado estar «preocupado» por el cambio de nivel, aunque «no tanto» como hace un año porque la presión hospitalaria «no es tan grave»: «Yo creo que podemos aguantar el verano con las medidas parciales que se irán tomando, pero siempre teniendo presente que hay que mantener el sector productivo en marcha porque sino sería una catástrofe añadida a la que ya tuvimos el año pasado». «No podemos ya cargarnos al sector, ya bastante deteriorado, de la hostelería», ha reiterado Revilla.
La comunidad autónoma continúa registrando una media de positivos diarios muy elevada, rozando los 300 casos. La última actualización señala 289 nuevos contagios (11 menos que en la jornada precedente). Y lo menos esperanzador es que las autoridades sanitarias no son capaces de fijar el pico de contagios, como sí ha ocurrido en anteriores olas.
La lectura positiva es que el 12% de esos contagios tienen la pauta de vacunación completa. Es decir, están inmunizados contra el covid y por tanto van a cursar la enfermedad de forma leve. O al menos no con síntomas graves.
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