Artolazabal reconoce que la mortalidad en las residencias vascas en la primera ola se disparó un 61,2%

La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales asegura que en la peor fase de la pandemia, el virus se controló con «rapidez» y que el sistema «funcionó», entre críticas de la oposición

silvia osorio

Miércoles, 19 de octubre 2022, 18:20

A pocos meses de cumplirse tres años del estallido de la pandemia, los últimos estudios realizados siguen poniendo de manifiesto que la primera ola provocó una auténtica tragedia en las residencias de mayores. La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, ha reconocido ... este miércoles que la mortalidad en los geriátricos de Euskadi en la aciaga primavera de 2020 se disparó un 61,2%.

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Así lo ha confirmado en la comisión parlamentaria celebrada para dar cuenta del informe 'Mortalidad covid-19 en residencias para personas mayores 2020-2021' a petición de EH Bildu. Se trata de un documento publicado el pasado mes de mayo con datos recopilados hasta el 30 de septiembre de 2021 y que ofrece conclusiones sobre la evolución y el impacto del virus en los geriátricos de la comunidad. Según las cifras más recientes del Ministerio de Derechos sociales, un total de 1.376 usuarios de residencias fallecieron víctimas del coronavirus en el País Vasco hasta el pasado 12 de octubre. En el caso de otras 100 defunciones también se sospecha que la covid fue la causa de la muerte.

Sin embargo, Artolazabal ha recordado que, a pesar de la «gravedad» de la situación, en Euskadi el aumento de la tasa de mortalidad en el periodo comprendido entre marzo y abril de 2020 no fue «tan pronunciado» como en el resto de España. El Instituto Nacional de Estadística (INE) cifró el incremento de personas de más de 65 años fallecidas en este periodo en España en un 93,5%, alrededor de 30 puntos más que en la comunidad.

Se trata de cifras más bajas que la media española, pero ni mucho menos buenas. Si hay un colectivo con el que el patógeno se ha ensañado de forma cruel es el de las personas que residen en geriátricos: población de edad avanzada, con patologías previas y atendida por personal sociosanitario que podía contraer la enfermedad fuera de su ámbito laboral y llevarla a sus centros de trabajo. Y Euskadi no ha sido ninguna excepción. De hecho, la comunidad se sitúa en mitad del ranking nacional de comunidades más golpeadas. Se encuentra alejada de Madrid y Castilla La Mancha, las regiones con los centros de la tercera edad con mayor tasa de mortalidad, pero también a un buen trecho de las que sufrieron menos el embate del virus, Murcia y Canarias.

Especialmente devastador fue el arranque de esta crisis sanitaria, ya que la rápida expansión del virus cogió a contrapié a estos centros. Tuvieron que aplicar las restricciones más férreas -se cancelaron las visitas de los familiares- para blindarse contra el patógeno. En marzo de 2020 y hasta que la vacuna no comenzó a administrarse a este grupo de población en enero del 2021, las residencias de mayores fueron un coladero. Aunque no ha restado importancia a las cifras que engrosan la peor de las estadísticas de la pandemia, la consejera ha asegurado que la «rápida» reacción de los centros residenciales, unida a la inmunización masiva del colectivo, ha logrado revertir la tendencia. «El sistema funcionó. Fue algo que no sabíamos cómo había que atajar, pero fuimos capaces de dar respuesta en un momento muy complicado en el que el mundo se paró», ha señalado Artolazabal.

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Junto a la menor intensidad de las nuevas olas epidémicas en las residencias, el año 2021 logró terminar con una mortalidad que resulta hasta un -3,1% inferior a la esperada. Es decir, murieron menos personas mayores de las previstas. De hecho, el número de decesos se situó en «un marco de mortalidad normal para la población dependiente residente», ha precisado. La favorable evolución comparada de la mortalidad entre 2020 y 2021 en los centros residenciales explica que la proporción de defunciones por la covid descendió de forma destacada tras la primera fase de la pandemia. Si en el periodo de marzo a junio de 2020, un 53,9% de los decesos totales corresponde a las residencias para personas mayores, esta proporción se reduce al 39,7% entre julio de 2020 y febrero de 2021 y a apenas un 6,4% entre marzo y septiembre de 2021. «Visto en su conjunto, 2021 refleja una situación relativamente controlada en el ámbito de las residencias en Euskadi», ha valorado Artolazabal.

Los centros de Bilbao y Galdakao, los más golpeados

De hecho, uno de los aspectos que ha destacado la consejera en su intervención es que el exceso de mortalidad de la población dependiente que reside en domicilios sí se mantuvo durante 2021 al alza. En la primavera de 2020, la sobremortalidad en las residencias creció un 34% frente al 12% de la observada en los hogares. Sin embargo, en 2021 las tornas cambiaron: el exceso de fallecimientos se intensificó y llegó a un 17,8% en este año entre las personas dependientes en domicilios, muy por encima del -3,1% de la población residenciada.

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Cabe recordad que las medidas sanitarias en los geriátricos han sido más duras y han contado con más mecanismos de control que en una vivienda particular. «Si bien las residencias para personas mayores son las más afectadas por la pandemia 2020, su capacidad de adaptación a la misma fue mucho más rápida que la de la población dependiente que se mantiene en sus propios domicilios. Podemos decir que la pandemia llegó antes a las residencias que a los domicilios con personas dependientes, pero la reacción contra la covid-19 fue más rápida y eficaz en las residencias que en los domicilios», ha subrayado Artolazabal.

Con respecto a la tipología de centros, la consejera ha afirmado que durante la primera oleada la pandemia afectó «sin distinciones» a los centros públicos y privados. Por otro lado, los centros residenciales de mayor envergadura, y por tanto, con las ratios más bajas, fueron los más afectados en los primeros compases de la crisis, pero también han sido los que han arrojado las mayores caídas de mortalidad por su «fuerte capacidad de adaptación». Como ya sucedía en 2019, vuelven a presentar las cifras de decesos «más bajas» del sector residencial.

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Por otro lado, ha recordado que los centros de la tercera edad más afectados fueron los situados en las comarcas en las que el virus, «aunque no sabemos por qué», tuvo una mayor incidencia en la población en general. Los datos recogidos muestran «amplias diferencias» por zonas. Las residencias de mayores de Bilbao y Galdakao han sido las más castigadas por la covid de toda Euskadi. Más de la mitad de los usuarios de los centros de dependientes ubicados en la capital vizcaína, el 51,6%, han caído en las garras del virus, mientras que en la comarca de Galdakao-Arratia la cifra ha alcanzado el 46,8%.

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