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El decreto de alarma el pasado día 14 de marzo cerró las actividades no esenciales para amortiguar el azote de la pandemia del coronavirus. Algunos productores agonizaban ya cuando el Gobierno vasco permitió la reapertura de los mercados semanales solo para los puestos de alimentación. ... Aun así, muchos han mantenido a flote sus negocios impulsando la venta online de sus productos y cultivando la autopromoción en las redes sociales. Aunque esperan que los comercios puedan volver a abrir en breve, saben que el mundo va a cambiar y que hay que adaptarse.
Las ferias eran una importante fuente de ingresos. Saben que estarán prohibidas durante cierto tiempo. Son conscientes de que la de Santo Tomás de Bilbao, en diciembre, «tal vez no pueda celebrarse». Tres mujeres del mundo rural, las tres de la asociación Gorbeia Destino Turístico, que dejaron sus oficios para dedicarse al sector primario, relatan cómo están haciendo frente a la crisis. Las empresas adscritas a esta asociación, impulsada por las diputaciones de Bizkaia y Álava, están echando el resto para seguir activas y de paso, ayudar a las familias a sobrellevar las limitaciones del confinamiento.
Lorea Momeñe. Productora de chorizo del Gorbea
Lorena Momeñe, de Basauri, fundó la empresa Urigoitiko Txorizoak, a través de la que distribuye estos embutidos, elaborados como antaño con los cerdos que ella misma cría en Orozko. Los comercializaba en mercados locales, ferias y algún que otro comercio cercano. Las tres primeras semanas de confinamiento, explica, estuvo inactiva. La gente no la llamaba para no molestarla si solo iban a comprar una sarta de chorizos. Así que no vendió nada. Tras su aparición en un medio de comunicación, los consumidores comenzaron a percatarse de su situación y a tramitar pedidos por internet, a través del portal BBK Azoka. El viernes pasado acudió al mercado semanal de Amurrio después de que permitieran su reapertura, donde la respuesta de los clientes fue muy buena, y mañana, estará en el mercado semanal de Bilbao (Gure Lurreko Merkatua) de 9.30 a 14.00 horas. Pero muchos de los clientes habituales no podrán acercarse desde otros barrios o localidades cercanas, así que los organizadores trabajan en un sistema mediante el que puedan repartir a domicilio los productos encargados a los productores del mercado.
«Esto es una carrera de fondo. Hay gente que me compra el producto en la BBK Azoka y me llama por teléfono o me escribe, y ves que las personas que compran el producto local valoran el saber quién lo hace y dónde, tener un contacto, es un trato muy personal». Esta ganadera cree que «la crisis va para largo« y que «vamos a tener que modificar los hábitos de consumo y compra». «Ahora las ventas están remontando. No hemos llegado a los niveles de antes ni por asomo, pero por lo menos ya no tenemos cero ventas. Empezamos a salir del agujero. Al habernos cerrado los canales, nos estábamos muriendo», lamente antes de destacar un pequeño lado bueno: «A raíz de todo esto, mucha gente me ha conocido», resume.
Ahora, a su juicio toca «reinventarse, luchar y cambiar la forma en la que hacemos las cosas«. »Los mercados semanales son la garantía de que vas a ingresar algo y las ferias pues eran muy potentes, te ayudaban a cuadrar pagos pero con esos ingresos ya no podemos contar. Tenemos que ser capaces de salvar esas diferencias y volver a reencontrarnos apostando por un cambio. Por ejemplo, se nos están acercando diferentes grupos de consumo de personas que prefieren consumir productos locales, algo que agradecemos», explica.
Idoia Marañón. Productora de cerveza artesana
Idoia Marañón es propietaria de Baias Garagardotegia, la única cerveza del Gorbea, elaborada desde 2010 con agua del macizo, malta de cereales, lúpulo y levadura. Como muchos emprendedores rurales, antes se dedicaba a otros menesteres. Era psicóloga. Tras poner en marcha esta pequeña productora artesanal de cerveza, sus botellines podían adquirirse en varios establecimientos de Euskadi y también de otras comunidades. La bodega recibía también visitas guiadas que han tenido que cancelarse. Ahora intenta impulsar las actividades virtuales.
Publica a diario contenidos tanto en Instagram como en Facebook y ha incentivado la venta online y dado a conocer las instalaciones o el Tap Room, la sala de catas, con visitas virtuales a las instalaciones en el barrio Oiardo de Urkabustaiz. «Aunque los bares y restaurantes están cerrados, hemos seguido abiertos. Se ha promovido el servicio a domicilio y la gente está respondiendo», relata la emprendedora. En colaboración con otra empresa, trabaja en la entrega a domicilio de packs combinados de cerveza y queso. De momento, por Vitoria y los pueblos de alrededor.
Recientemente la empresa ha recibido un premio internacional, cuya gala debía haberse celebrado en marzo. Suspendida por Covid-19. «Al igual que todos, estamos esperando a ver cómo se soluciona, cómo volvemos a la realidad y cómo va a ser la vuelta a la normalidad, tenemos esa incertidumbre, pero vamos a seguir trabajando como hasta ahora», manifiesta.
Maite García de Cortázar. Productora de cosméticos ecológicos
Maite García de Cortázar es la fundadora de Lamia Biocosmética, una marca de cosmética natural certificada para pieles sensibles o con problemas. Licenciada en traducción e interpretación, trabajó durante años en otro sector. Comenzó a interesarse por la cosmética natural hace diez años, cuando su piel se volvió «extremadamente sensible». Le gustó tanto este mundillo, tan relacionado con la naturaleza y el bienestar emocional, que decidió formarse en serio y dar el salto a la comercialización de los productos que elaboraba de forma casera para su autoconsumo. Se tiró a la piscina con éxito y aunque el coronavirus amenazó los primeros días con ahogar su negocio, ha conseguido mantenerlo gracias a internet.
Comercializaba en algunos establecimientos, como Tierra Viva o Madreselva y a clientes en Madrid, Barcelona o Galicia. También vende sus productos en una tienda de París. Pero ahora, «como las tiendas están cerradas, estoy intentando darle importancia a la venta online», explica. Tiene un portal web desde 2017 y ya tiene una clientela fija a la que vende en la red y trata de mantenerse activa en las redes sociales promocionando productos y rutinas de belleza para captar nuevos seguidores. Comparte tutoriales, trucos o recetas caseras para el cuidado de la piel...
«Noto bajón desde que comenzó la epidemia pero dentro de lo malo, la gente responde y está buscando nuevas maneras de comprar lo que necesita. Aunque las primeras semanas estuvo la cosa muy floja, por eso de la incertidumbre de lo que podía pasar, la gente se está empezando a activar», asegura. Maite dispone de un laboratorio compartido en Vitoria donde fabrica los productos con las certificaciones necesarias para comercializarlos, aunque su oficina y su casa están en Manurga, un concejo de Zigoitia. Allí vende online sus cinco productos, como el oleogel, el limpiador facial, el aceite corporal, todos fabricados con ingredientes naturales y ecológicos. Trabaja con una empresa de mensajería, y el pedido suele recibirse a domicilio 48 horas después.
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