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Probablemente sea el primer vasco -o de los primeros- en haberse vacunado contra el Covid-19. «Eso me dicen mis amigos», apunta el anestesista Iñigo Sánchez al otro lado del teléfono desde su casa de Leicester, al noreste de Londres, donde reside desde hace siete ... años. Inglaterra ha adelantado el comienzo de la campaña de vacunación masiva contra el SARS-CoV-2, que dio inicio el pasado miércoles día 9, más de dos semanas antes que Euskadi. Arrancó con los mayores de 80 años y los trabajadores sanitarios y sociales que luchan en primera línea contra la pandemia. Sánchez es uno de ellos. Recibió la primera dosis de la fórmula de la farmacéutica Pfizer hace una semana, el domingo 13. «Y desde entonces estoy perfectamente», indica.
Como en España, el plan inicial del Gobierno británico era comenzar a inmunizar a los usuarios de residencias de mayores y sus trabajadores, el colectivo más castigado durante toda la crisis sanitaria. Pero la estrategia del Ejecutivo de Boris Johnson se vio alterada por problemas logísticos y de distribución. Ante las complicaciones, se pasó al segundo grupo en la lista, en el que se incluía a los sanitarios como Sánchez, que no dudó en acudir a la cita en cuanto recibió el email con la invitación. «Me he vacunado del Covid-19 con total tranquilidad», asegura.
Además de por su trabajo, este donostiarra de 44 años se encuentra dentro del grupo de personas de riesgo porque «por problemas de salud» necesita inmunosupresores. «Durante la primera ola no pude trabajar. Me mandaron a casa», explica. Cuando la tendencia volvió a estar a la baja se reincorporó a su puesto de anestesista en el hospital de Leicester «y en cuanto ha llegado la vacuna, he sido de los primeros del centro en ponérmela», recuerda.
Era la única opción para poder seguir con sus labores con cierta tranquilidad, aunque sin despegarse de las gafas protectoras ni de la mascarilla ffp2 o ffp3. Esta última, en versión «reutilizable», la utiliza «para realizar cualquier procedimiento que genere aerosoles. El resto del tiempo, mascarilla normal». Además de la vacuna, este es su sistema de protección más eficaz contra el virus. «Porque si me contagio, puedo llegar a estar muy grave o incluso fallecer», admite.
«Concienciado de la gravedad de la situación», Sánchez y su mujer se han vacunado «sin miedo alguno». «Cuando eres médico y conoces cómo ha sido el proceso de creación de la vacuna, todas las fases y las pruebas que se han hecho, tienes menos miedo. Se la han puesto miles de personas ya», explica, y recomienda «a todos que se vacunen». Es más, él, insiste, «no daría opción a la gente». «El mundo está patas arriba y los efectos secundarios, en su mayoría, han sido muy leves».
Sánchez asegura que «aunque en la primera semana se han visto casos de fiebre o dolores en el brazo como reacción adversa a la inyección, los síntomas no han ido más allá». «Yo, por ejemplo, no he tenido prácticamente ningún efecto secundario. El primer día me dolió un poco el hombro, donde me pincharon, pero nada más». Sobre las reacciones alérgicas severas de las que han informado el mismo Reino Unido y EE UU, reitera que «son la minoría y normalmente se trata de personas dadas a tener una gran hipersensibilidad».
No es su caso. Para él, como para el resto de la sociedad, la vacuna es solo un puente para acortar el camino hacia la 'antigua normalidad', cuando las mascarillas solo las utilizaban los sanitarios y lo más parecido al coronavirus era una gripe de un par de días, sin aislamientos ni pruebas PCR. Sánchez confía en poder volver a esos días, aunque todavía haya mucho que hacer. A la espera de recibir la segunda dosis, que será en un par de semanas, deposita su esperanza en la tarjeta que le entregaron el día que le vacunaron.
Antes de salir del 'Covid-19 vaccination centre', creado para la ocasión en uno de los tres edificios de su hospital, le dieron una especie de 'cartilla de vacunación' del SARS-CoV-2. En ella se acredita que Iñigo Sánchez se ha puesto la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19 el 13/12/2020 y se recuerda la necesidad de acudir a por la siguiente dosis para tener «la mejor protección». Cuando le pongan la segunda inyección, el sanitario correspondiente rellenará los datos de ese día y Sánchez podrá acreditar que está inmunizado contra el coronavirus. «Espero que me sirva en el futuro para viajar sin restricciones, aunque eso está por ver», admite.
Mientras tanto, este anestesista continuará con sus labores sanitarias con total precaución. Aunque desde Pfizer aseguran que existe una eficacia del 95% a partir del día 28 después de la primera dosis, es importante terminar el proceso a los 21 días. Sánchez, en estos momentos evita tratar con pacientes Covid en la UCI. «Por ahora no arriesgo. No ha pasado el tiempo suficiente».
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