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La Sociedad Española de Neurología ha vuelto a demostrar que las enfermedades afectan de distinta manera a hombres y mujeres. Un trabajo firmado por el Grupo de Trastornos del Movimiento de la organización profesional ha puesto de manifiesto las diferentes formas en que la enfermedad ... se presenta en uno y otro sexo. El trabajo, el primero de sus características que se realiza en España y uno de los de mayores dimensiones firmados en el mundo sobre la materia, concluye que síntomas como la depresión, la fatiga y el dolor resultan más frecuentes y severos en ellas. Los varones, en cambio, son más proclives a presentar problemas del habla, rigidez, hipersexualidad y disminución de las expresiones faciales, un fenómeno que los especialistas conocen con el nombre de hipomimia.
El trabajo, que ha recogido la publicación internacional 'Journal of Clínical Medicine', forma parte de un proyecto más amplio bautizado como COPPADIS, siglas en inglés de Cohorte de Pacientes con Enfermedad de Párkinson en España. Más de 100 neurólogos e investigadores de 35 hospitales españoles forman parte desde 2015 de esta gran plataforma que incluye a casi 700 pacientes y 300 de sus cuidadores. Su objetivo es analizar la evolución de la enfermedad en las distintas áreas de España y las características de los enfermos en uno y otro sitio.
El estudio apunta a que diferentes factores genéticos, hormonales, neuroendocrinos y moleculares «parecen estar implicados» en las diferencias que presenta la enfermedad en hombres y mujeres, según explicó el neurólogo Diego Santos, que ha dirigido el trabajo. Para empezar, la incidencia de la enfermedad es casi el doble en la población masculina que en la femenina, en concreto entre 1,5 y 2 veces más. En ellas, además, se desata de forma «ligeramente más tardía».
Esta evidencia llevó al grupo a plantearse la posibilidad de analizar cómo estos factores influyen en los síntomas motores y no motores de la enfermedad, en la calidad de vida y en la autonomía de los pacientes. El trabajo permitió verificar, como se sospechaba, que las diferencias eran también grandes en el apartado de los síntomas. Algunos como la depresión, la fatiga y el dolor resultan no solo más frecuentes sino también más severos en ellas. Hipomimia, problemas del habla, rigidez e hipersexualidad se manifiestan en mayor medida en el sexo masculino.
Son las principales diferencias, pero no las únicas. En los varones , especialmente a corto plazo, resulta más común la aparición de los denominados síntomas no ligados al movimiento, como la pérdida del olfato, alteraciones de la visión, gastrointestinales como babeo, disfagia y cambios de peso inexplicables, entre otros.
Las mujeres, en cambio, son mas propensas a verse incapacitadas para realizar actividades de su vida diaria y percibir la pérdida de su calidad de vida. Además, ellas reciben dosis más bajas de medicación –aunque ajustadas por peso no parecen resultar significativas–; tienen más riesgo de vivir solas y consumen más fármacos para otras patologías.
«Las afectadas tienen incluso el doble de riesgo de los hombres de padecer depresión», ha detallado el investigador Diego Santos. «Hábitos nocivos como el tabaquismo y el consumo de alcohol, en cambio resultan significativamente más frecuentes en los varones». El conocimiento de todas estas diferencias servirá, según el especialista, para adaptar mejor los tratamientos, predecir con mayor exactitud la evolución de la enfermedad y, en definitiva, mejorar la atención médica y social de los pacientes.
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