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Osakidetza ha determinado a lo largo de las diferentes ofertas de empleo que el 80% de sus 1.774 plazas médicas de Atención Primaria sean ... ocupadas por profesionales que sepan euskera. Es decir, si los facultativos quieren optar a hacerse con estos puestos en propiedad deben disponer del PL2. Actualmente ese objetivo no se cumple, ya que el porcentaje de médicos de familia con ese perfil lingüístico es del 61%. Es una de las especialidades con una mayor exigencia de conocimiento del idioma. Y es también en la que mayor carencia de profesionales existe en la actualidad, como reitera de forma sistemática el consejero de Salud, Alberto Martínez.
En términos generales, Osakidetza exige perfil de lengua vasca en el 60% de sus 32.414 puestos de trabajo. Y se cumple: el 59% de sus empleados lo ha acreditado. Pero este registro es desigual en función de las OSIs y de las especialidades. En muchas, el porcentaje de trabajadores con perfil está lejos de lo exigido. La inmensa mayoría de quienes cuentan con un título de euskera ha obtenido el PL2, que es el que se pide para los puestos «de ámbito sanitario», desde médicos a enfermeros o celadores. Es un nivel medio, suficiente para mantener una conversación.
Otras especialidades con requisitos lingüísticos elevados son pediatría, psiquiatría infantil, hospitalización a domicilio y cirugía pediátrica, todos ellos por encima del 73%. En el otro extremo se sitúan anestesia y reanimación, cardiología, cirugía, endocrino y radiodiagnóstico. Ninguno supera el 41%. Además, todas las personas que ocupan puestos de dirección son euskaldunes, aunque no es un requisito. Las Organizaciones Sanitarias Integradas (OSI) -las estructuras en las que se divide Osakidetza- donde más puestos exigen saber euskera son Tolosaldea, Debabarrena, Debagoiena y Goierri-Alto Urola, en Gipuzkoa. En el lado contrario se sitúan Ezkerraldea-Enkarterri-Cruces, Araba y Rioja Alavesa.
Todos estos datos han sido aportados por el Departamento de Salud en respuesta al parlamentario de Sumar Jon Hernández. «Es fundamental garantizar el derecho de las personas usuarias a ser atendidas en euskera, pero también que los derechos laborales sean respetados», señala Hernández, en declaraciones a este periódico. «Exigir perfiles del 70% y 90% en los puestos de celadores o auxiliares administrativos mientras muchas especialidades médicas tienen un 33%, parece bastante desequilibrado», añade. Según cifras oficiales, sólo el 16% de los 1,9 millones de pacientes de Osakidetza solicitan ser atendidos en euskera.
Los requisitos lingüísticos para ocupar una plaza pública vienen regulados en el decreto de normalización del euskera en el sector público vasco, aprobado hace un año. Cada institución (Gobierno, diputaciones, ayuntamientos...) establece una proporción de plazas con exigencia de euskera en función de la realidad sociolingüística de su ámbito de actuación. Así, al Gobierno vasco le correspondería pedir el conocimiento de esta idioma al 52,8% de sus empleados, una proporción inferior al 60% marcado por Osakidetza. Si bien la normativa señala que al personal del Servicio vasco de Salud se le aplica «con carácter preferente» su «normativa específica» en este sentido, también indica que la aplicación «preceptiva» de los perfiles lingüísticos «perseguirá un tratamiento equitativo y proporcional para los puestos de trabajo» de todas las categorías profesionales del sector público vasco.
La falta de médicos de familia se ha convertido en la gran preocupación del Departamento de Salud. El consejero Alberto Martínez sostiene que es el principal «problema» que afecta a Osakidetza y que la situación actual es «grave, casi crítica» y «genera un malestar profundo en la ciudadanía». Salud cifra en un 10% las plazas médicas que están sin ocupar en Atención Primaria por falta de facultativos, una situación que se agudizará en el próximos lustro como consecuencia de las jubilaciones previstas. El 27,5% de los médicos que atienden en las consultas más próximas al ciudadano tiene 60 años o más, según el Ministerio de Sanidad.
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El departamento ha trasladado una batería de peticiones al Gobierno central para intentar paliar este déficit. Ha solicitado extender hasta los 72 años la edad voluntaria de jubilación de los médicos de cabecera, que los MIR de último curso puedan pasar consulta como facultativos a todos los efectos durante el verano o reducir de cuatro a tres años el periodo formativo de estos especialistas para poder incorporarlos antes a Osakidetza, con la posibilidad de que recuperen después ese año de residencia que les faltaría. Esta última propuesta ha sido ya descartada por el Ministerio de Sanidad al entender que «supondría un retroceso que comprometería la calidad asistencial».
Otra iniciativa es contratar profesionales extranjeros. Para ello, se antoja fundamental poder homologar los títulos universitarios, algo que en estos momentos Euskadi no puede hacer después de que el Tribunal Supremo anulase la transferencia de esta competencia. El Gobierno vasco recurrirá el fallo ante el Constitucional. Pero, aunque lograse culminar el traspaso, lo cierto es que la homologación de las especialidades continúa dependiendo de Madrid. En cualquier caso, un médico de familia foráneo que quisiera afincarse en Euskadi debería, antes o después, obtener el título de euskera para acceder en propiedad a la plaza.
El mero hecho de establecer requisitos lingüísticos, por otro lado, se ha demostrado insuficiente para cubrir los puestos donde es necesario hablar euskera. ¿Por qué? Porque a menudo profesionales con perfil eligen plaza antes y optan por ocupar puestos en zonas que no necesariamente son euskaldunes, lo que dificulta cubrir los puestos en zonas rurales vascófonas. Una herramienta con la que cuenta el personal de Osakidetza para aprender euskera son las liberaciones. Según la información de Salud, hay 121 personas acogidas a estos permisos. Un total de 35 disponen de dos horas diarias durante nueve meses para estudiar y otras 86 están liberadas cinco horas durante cuatro meses y medio.
El Observatorio de Derechos Lingüísticos, Behatokia, registró el pasado año 1.206 incidencias. De ellas, 1.112 fueron quejas por «vulneración de los derechos lingüísticos» en Euskadi, Navarra y el País Vascofrancés. En la presentación del informe anual, la directora de la entidad, Agurne Gaubeka, señaló ayer que «la supremacía del castellano y el francés es evidente, y en todo el territorio del euskara hay dificultades tanto escritas como orales para recibir información en esta lengua o para utilizarla». Por su parte, la técnica Garbiñe Petriati indicó que «siguen faltando garantías para recibir servicios, consumir, estudiar y, en general, vivir en euskara». Del total de quejas, 180 se presentaron contra el Gobierno vasco. Dentro de esa cifra -no se ofrece el detalle por departamentos- se encuentran quienes se dirigieron en lengua vasca a personal de Osakidetza pero fueron atendidos en castellano.
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