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Osakidetza completará este año la prueba de cáncer de cérvix en mujeres de 25 a 29 años. Esta prueba comenzó a realizarse de forma rutinaria ... el pasado verano en la organización sanitaria del Bajo Deba y, poco después, en las comarcas del Alto Deba, Álava y Rioja alavesa.
En total, el Servicio Vasco de Salud remitió una carta a 4.221 mujeres para indicarles que podían acudir a la matrona de su centro de salud a realizarse una citología que permite detectar lesiones precancerosas antes de que se desarrolle el cáncer de cuello de útero. De todas las que se han hecho el análisis, a alrededor de un 2% se les ha derivado al especialista en patología cervical para la realización de pruebas más específicas (colposcopia) que confirmen o no el diagnóstico, para tratamiento en caso necesario.
A lo largo de este año, este nuevo programa de diagnóstico precoz se extenderá al resto de organizaciones del País Vasco; es decir las que quedan de Gipuzkoa –San Sebastián, Bidasoa, Goierri-Alto Urola y Tolosa– y todas las de Bizkaia. De esta forma, para cuando termine 2019, se habrá completado el cribado de todas las vascas de entre 25 y 29 años. En los próximos ejercicios, el plan abarcará cada vez a más mujeres. El cronograma de Osakidetza es en 2020, las de edades comprendidas entre 30 a 34 años; en 2021, de 34 a 44; en 2022, de 45 a 54 y, en 2023, de 55 a 65 años.
El cáncer de cuello de útero es el cuarto tipo de tumor maligno más habitual entre las mujeres. Según el último informe de supervivencia en el País Vasco, cada año se diagnostican cerca de 87 casos. La edad media del diagnóstico es a los 57 años. La supervivencia es del 63% a los cinco años del diagnóstico. En 2017, 21 mujeres murieron en Euskadi por esta enfermedad.
Osakidetza ha decidido incluir la citología vaginal de forma sistemática «por equidad», para que toda la población femenina se someta a este control. Y es que las encuestas de salud ponen de manifiesto que las mujeres con niveles más bajos de estudios y económicos no acuden al ginecólogo. Por ello, con la implatación del nuevo 'cribado' se pretende, además de prevenir, «eliminar las desigualdades»
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