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La Organización Mundial de la Salud ha decidido declarar una alerta internacional por la extensión de la viruela del mono en África, una enfermedad que ya protagonizó un brote que alcanzó a Europa hace dos años y que en la actualidad tiene un muy alto volumen de contagios en África central, donde afecta a países como Congo, Kenia y Uganda, donde se han producido ya más de 15.000 contagios.
La decisión de la OMS se produce después de que la red de Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África (CDC de África) anunciase ayer que declaraba una emergencia sanitaria para todo África por la extensión del último brote de viruela del mono. Según los datos del CDC, entre 2023 y 2024 ha habido en África un aumento del 160% de los casos de viruela del mono (también llamada mpox) y se espera que se duplique el número de contagios en los próximos meses. Para este organismo, se necesitarían más de diez millones de dosis de la vacuna para contener la emergencia, una cifra muy alejada de las 200.000 disponibles en este momento.
Esta enfermedad causa fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, falta de energía e inflamación de los ganglios linfáticos. Una de sus principales características es la aparición de unas pústulas en las manos y la boca. Según la OMS, la transmisión se produce por contacto físico con enfermos, en especial, en relaciones sexuales. Los objetos de las personas contaminadas como ropa de vestir o de cama también transmiten la enfermedad. Según las recomendaciones de la autoridad mundial sanitaria, a los enfermos se les recomienda que se mantengan en casa al menos hasta que desaparezcan las pústulas, que utilicen mascarilla y que eviten el contacto con otras personas.
La viruela del mono fue detectada en los años 60 y, aunque se denomina con el nombre de un simio, estaba ya presente en otros animales como los roedores y otras especies. Según ha señalado a EL CORREO el catedrático de microbiología de la Universidad de Navarra Ignacio López-Goñi, en los 70 ya se descubrieron dos linajes (denominados clados) de este microorganismo. «El primero, que se localizó en África Central, en países como Congo, era el más virulento y tenía una mortalidad del 3%, El segundo, localizado en África Occidental, era mucho menos contagioso», explica López-Goñi. Este segundo clado se convirtió en endémico y protagonizó el brote de viruela del mono que se registró en Europa en 2022. Una de sus características fue que su vector de transmisión eran las relaciones sexuales entre hombres.
Según el catedrático Ignacio López-Goñi, el clado que ahora se está extendiendo, con más de 15.000 contagios y 450 fallecidos, es un sublinaje del primero de los brotes, que «está localizado en el Congo, Kenia y Uganda». «Además, se está extendiendo más en zonas urbanas que en rurales, donde hay más contactos entre personas. Las relaciones sexuales son también uno de los factores de contagio, pero además se ha detectado que los niños también están resultando afectados». Según el experto, uno de los elementos que favorece los contagios entre los niños es el hecho de que la viruela, al considerarse erradicada, no forma parte ya de las enfermedades contra las que se vacuna. En opinión de López-Goñi, la buenas noticias ante el nuevo brote son que existen antivirales que protegen de la enfermedad.
Por otra parte, la decisión de la OMS se produce en un momento en el que España lidera los contagios de la viruela del mono en todo Europa. Desde que se detectó el primer brote hace dos años, en el país se han registrado 8.084 casos de esta enfermedad. En el último mes, en Europa se han localizado a un centenar de afectados, más de la mitad, en España, principalmente, en Madrid y Barcelona. En lo que va de 2024, el Centro Nacional de Epidemiología ha contabilizado un total de 264 casos, 118 de ellos, en la capital de España. En Euskadi ha habido cinco contagios registrados. Estos datos son sensiblemente más inferiores que los 7.521 enfermos que se produjeron en 2022.
Ante el brote del Congo, tanto las instituciones comunitarias como las españolas han realizado una serie de declaraciones para transmitir calma a la población. La directora del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, Pamela Rendi-Wagner, insistió a comienzos de mes que el nuevo brote implica «un riesgo bajo» e insistió en que se está trabajando con los países africanos para intentar contener el contagio.
Por su parte, el ministerio español de Sanidad lanzó la semana pasada un mensaje en el que insistía en la necesidad de que los colectivos de riesgo se vacunasen para frenar el avance de la enfermedad. El departamento alertó de que nueve de cada diez casos detectados de la viruela del mono se dan entre ciudadanos de grupos con prácticas de riesgo para contraer esta infección que, sin embargo, no se vacunan para evitar el contagio. Según los responsables sanitarios, «la transmisión se mantiene y es sostenida, por lo que en cualquier momento, si no se protegen las personas con mayor riesgo, los susceptibles pueden acumularse y desencadenar nuevos brotes».
El perfil del nuevo enfermo de la viruela del mono coincide por completo con el de los grupos con mayor riesgo de infectarse, que son los mismos desde un principio: todos los nuevos afectados menos cinco son hombres, dos terceras partes tienen entre 30 y 49 años (37 de media) y al menos ocho de cada diez son gais o bisexuales que se han contagiado del virus mientras mantenían relaciones sexuales.
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