«El 10% de los nuevos pacientes con alzhéimer tienen entre 50 y 60 años»

- Esta semana la asociación que preside ha alertado sobre un aumento de casos de alzhéimer en gente de 50 años.

- Ese incremento es algo que estamos viendo que va a más en los últimos años y que nos ha llamado la atención. La gente que se acerca a nuestra asociación llega ya con un diagnóstico de alzhéimer y lo hace para buscar orientación, talleres, ayuda...

- ¿A qué atribuyen este aumento de casos en gente de mediana edad?

- Sobre todo a que cada vez se diagnostica antes esta enfermedad. Eso es algo que las asociaciones venimos reivindicando desde hace años. Necesitamos que se sepa cuánta gente sufre esta patología.

- ¿Antes no se detectaban todos los casos?

- Años atrás estos pacientes llegaban a las consultas y no había herramientas precisas para realizar un diagnóstico certero. Se iban descartando diferentes patologías hasta dictaminar que el paciente tenía esta demencia. El médico podía confundir algunos síntomas con estrés y ansiedad y así pasaban los años. Ahora los especialistas cuentan con técnicas como la punción lumbar que son 100% eficaces a la hora de determinar la enfermedad. También con unas imágenes de contraste fabulosas. Las pruebas han avanzado muchísimo.

- ¿De los nuevos pacientes que llegan a la asociación cuántos son jóvenes?

- Este año sobre el 10% de los nuevos pacientes que han acudido a nosotros tenían entre 50 y 60 años.

- ¿Cambia el perfil del afectado?

- En cierto modo sí. Ahora la gente que acude a nuestra asociación es más joven. Son personas que necesitan las terapias que ofrecemos, como es la de psicoestimulación. Estos afectados no tienen todavía una valoración de dependencia y se quedan fuera de las ayudas y recursos existentes para este tipo de pacientes. Algunos, de hecho, están todavía trabajando o con la baja laboral y aún no les han reconocido la incapacidad. Tienen sus pérdidas pero aún son autónomos. Les ofrecemos también atención psicológica porque emocionalmente son conscientes de lo que les ocurre y lo pasan verdaderamente mal. Tienen miedo al futuro.

- ¿Pero sigue siendo una enfermedad de gente mayor?

- La edad es uno de los principales factores de riesgo. La mayoría de pacientes son personas de más edad. En Euskadi hay unas 35.000 personas con alzhéimer. Uno de cada diez vascos de más de 65 años padece esta u otras demencias. Por encima de los 85 años es una de cada tres. Pero sí que es cierto que cada vez llega más gente joven con este problema. Esto es algo que ya existía antes, la diferencia es que ahora se les diagnostica de forma más temprana. Años atrás los pacientes tenían que dar muchas vueltas y pasar años hasta que les decían con precisión qué es lo que tenían.

- ¿Qué importancia tiene un diagnóstico temprano?

- Tiene más trascendencia sobre todo en los jóvenes. Les ayuda a iniciar a programar sus vidas y a iniciar los tratamientos cuanto antes.

- ¿Qué tratamientos se emplean para tratar una enfermedad degenerativa que no tiene cura?

- Aquellos que permiten ralentizar su avance. Por eso, cuanto antes se empiece con ellos, mejor. De ahí que insistamos en la importancia de un diagnóstico precoz. En cuanto a los tratamientos en sí, están los fármacos que receta el neurólogo y los no farmacológicos los ofrecemos las asociaciones. Se trata de talleres de psicoestimulación. Al final el cerebro es como un músculo que hay que ejercitar y eso ayuda a que la enfermedad avance más lenta.

- ¿Hay algún síntoma común que les hayan llamado la atención en estas personas de entre 50 y 60 años a los que se les diagnostica alzhéimer?

- Pues mira, casi todos los jóvenes que se nos acercan empiezan con afasia, que es la pérdida de vocabulario. Más que los olvidos recientes les pasa que no pueden pronunciar la palabra adecuada. Saben lo que quieren decir, pero no son capaces de pronunciarlo. Eso les frustra muchísimo porque son conscientes de todo. Además favorece que se aíslen, que es otro aspecto que potencia el desarrollar la demencia.

- Esta semana han indicado que tras la pandemia la asociación se ha visto desbordada con más afectados que nunca pidiendo participar en sus talleres. ¿Cómo ha afectado la crisis del covid al alzhéimer?

- La pandemia ha resultado nefasta para todas las enfermedades. Estamos hablando de una demencia que se desarrolla por muchos factores ambientales. El covid y todo lo que trajo ha sido claramente uno de ellos. El aislamiento, el confinamiento, el miedo, la angustia, la ansiedad, la depresión... Todo lo que generó el coronavirus hace que las demencias evolucionen y que casos que todavía estaban latentes debuten. Ocurre también en ocasiones con un ingreso hospitalario o una operación. Con estos episodios pueden aparecer demencias que estaban ocultas.

- ¿Hasta qué punto son hereditarias estos problemas?

- Sabemos que son enfermedades orgánicas, dicho por los propios especialistas. Se nace con un gen ya afectado, pero se necesitan más cosas para que el problema se desarrolle. Y esos factores son lo que nos sucede: la vida que lleve cada persona, sus hábitos, los episodios por los que pase... Todo ello hace que esta patología aflore antes o después.

- ¿Económicamente cuánto le supone a una familia que uno de sus miembros tenga alzhéimer?

- Atender a un enfermo de alzhéimer le cuesta a una familia unos 31.000 euros al año. Es un coste económico muy alto. Una persona con demencia necesita, como mínimo, a dos personas que le cuiden. Es imposible que una sola esté las 24 horas del día. Y si se opta por una residencia, las plazas se están pagando a unos 3.000 euros al mes.